Ocio

Gastronomía

Una aventura gastrónomica en Barcelona a partir de una cocina de instinto

Albert Ventura, chef y propietario del Coure, dice no someterse a las recetas, sino que ante los fogones actúa de forma totalmente intuitiva

El ambiente tan cálido, familiar y tranquilo del Coure viene dado por la atmósfera que se crea a partir de la luz y la gran calidad de los productos
El ambiente tan cálido, familiar y tranquilo del Coure viene dado por la atmósfera que se crea a partir de la luz y la gran calidad de los productoslarazon

Es muy fácil percibir cuando una persona tiene un don en la cocina. Se tiene o no se tiene y ello condiciona el resultado final. En este sentido, no hay duda que Albert Ventura, chef y propietario del restaurante Coure, tiene ese instinto frente a los fogones.

Es muy fácil percibir cuando una persona tiene un don en la cocina. Se tiene o no se tiene y ello condiciona el resultado final. En este sentido, no hay duda que Albert Ventura, chef y propietario del restaurante Coure, tiene ese instinto frente a los fogones.

«Yo no trabajo con recetas, lo hago todo de forma intuitiva», señala el dueño quien dice tener ese don para la cocina. «Me salen las cosas buenas; hago algo y está bueno», asegura Ventura para a continuación indicar que «la cocina, la tienes o no la tienes y esto se está perdiendo; hoy en día muy poca gente sabe cocinar y la mayoría lo que hace es coger recetas y seguirlas a rajatabla». «Se está perdiendo esa intuición a la hora de cocinar. Yo, por ejemplo, no sé porqué hago las cosas en cocina, me salen por instinto», comenta el chef, quien sin embargo hace hincapié en que en su restaurante «hay una línea conceptualmente coherente».

«Hago lo que me gusta y me dejo llevar por ese don, pero normalmente todo tiene que ver con el tipo de cocina que hacemos aquí», explica Ventura y , en este sentido, recuerda que «tenemos un patrimonio gastronómico que yo creo que hay que conservar». Por todo ello, en su cocina, las elaboraciones parten de «lo que siempre se ha hecho» pero con un toque personal, huyendo siempre de «estridencias, sifones y espumas». «Yo no soy nada creativo y solo intento que lo que hago me pueda gustar a mí comerlo», confiesa Ventura, en cuya cocina el gran protagonista es siempre el producto.

«El producto es lo más importante, porque sin él no hay comida», destaca el chef, quien asegura que va «a buscar la mejor materia prima, esté donde esté. Así, si el mejor lechazo es de Valladolid, voy allí a buscarlo» y por supuesto, atiende también a la temporalidad de ese producto. «Nuestra carta se complementa a diario con las sugerencias, que en ocasiones pueden ser hasta siete platos diferentes», como actualmente lo son los elaborados con guisantes, alcachofas o trufa. Además, uno de los menús gastronómicos que propone el restaurante, el más corto, que consta de tres platos, un postre y bebidas por 30 euros, está en permanente cambio en función de la materia prima de temporada, mientras que el de 10 pases por 60 euros, es más rígido.

Y dentro de esta mentalidad maleable y abierta que Ventura ha sabido dar a su restaurante, candidato a obtener una Estrella Michelin hasta en tres ocasiones, la oferta da al cliente la posibilidad de optar por la fórmula de compartir la comida o bien seguir el modo tradicional de degustar un primero, un segundo y postre por comensal. «La barra –ubicada en un piso superior y con una oferta más informal y menos elaborada– me permitió quitarme ese corsé y, por ejemplo, puedo servir a los clientes del Coure una croqueta de la barra si así me lo piden», explica el chef, quien señala que debido a su desconfianza es una premisa elaborar todos los platos y productos en cocina.

En definitiva, tal y como señala Ventura, Coure es él mismo. «Mi principal motivación para abrir el Coure fueron mis ganas de ser yo y de hacer y cocinar lo que a mí me gusta, de manera que a día de hoy este restaurante soy yo».