Arte, Cultura y Espectáculos

Una mirada contemporánea al Museo del Prado

Autores actuales reinterpretan a los maestros en la Fundación Godia

Una de las obras de Miquel Barceló que pueden verse en la muestra de la Fundación Francisco Godia
Una de las obras de Miquel Barceló que pueden verse en la muestra de la Fundación Francisco Godialarazon

Los grandes maestros del Museo del Prado han servido de inspiración a todo tipo de creadores desde hace siglos. El arte más contemporáneo también ha tratado de beber de esa fuente como se puede apreciar en una exposición en la Fundación Francisco Godia de Barcelona. La muestra reúne medio centenar de trabajos de 24 artistas españoles, todos ellos representativos de diferentes generaciones, tendencias y técnicas artísticas. Desde Ramón Gaya a Naia del Castillo, pasando por Chillida, Arroyo, Barceló, Saura o Pérez Villalta, todos ellos entablan un diálogo directo con maestros como Velázquez, Goya, Murillo o Fra Angelico.

La muestra recoge una colección de obras gráficas encargadas por la Fundación Amigos del Museo del Prado a un grupo de creadores en 1991 y 2007, un proyectto que pudo verse en su momento en las paredes de la pinacoteca madrileña, con gran revuelo de aquellos que se oponían a la entrada del arte contemporáneo en el museo. Abstracción, figuración, dibujo, fotografía y escultura sirven en esta exposición para poder conversar de tú a tú con algunos de los gigantes de la pintura de todos los tiempos.

El viaje que propone la exposición se inicia con la interpretación que Andreu Alfaro realizó de «Las tres gracias» de Rubens, donde juega con las formas de las tres modelos hasta casi convertiras en tres columnas salomónicas. Por su parte, Soledad Sevilla se inspira en la tela de Guido Reni, «Hipomenes y Atalanta», para establecer un paralelismo en una litografía fotográfica con una verónica torera de Manolete.

Uno de los trabajos más sorprendentes de la exposición lo firma la joven artista Naia del Castillo con dos fotografías. En la primera de ellas , titulada «Santa Bárbara», se convierte en parte de la pintura flamenca homónima de Robert Campin. En la otra, juega con los conceptos de la culpa y el sexo a partir de una medalla bañada en oro que recrea la expulsión de Adán y Eva. La pieza luce como colgante sobre un desnudo de busto femenino, oscurecido por una gasa.

Ramón Gaya se mueve en la figuración para rendir homenaje a su admirado Velázquez. A través de una serie de sendos bodegones –que podrían también relacionarse con los que pintara Zurbarán–en los que se incluyen unas sencilla reproducciones fragmentadas del retrato ecuestre del príncipe Baltasar Carlos y de «Las Meninas». Esta última composición también es la protagonista de una de las fotografías de Ouka Lele, en la que una bailarina parece salir del cuadro como si se tratara de una menina en huida. La misma artista también se adentra en «El juicio de Paris» de Rubens, hasta el punto de recrear la misma luminosidad de esta pintura.

Todos aquellos que aceptaron el reto del Prado demostraron también ser fieles a sus propios principios artísticos, como se puede apreciar en las piezas de Chillida, Ràfols Casamada o Gerardo Rueda. También lo demuestra así Luis Gordillo, quien brinda en sus obras gráficas la posibilidad de leer los cuadros del museo como «cuerpos embalsamados». Por su parte, Saura vuelve a uno de sus mitos, el de «El perro» de Francisco de Goya.