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Víctor Amela busca en su familia el misterio de Lorca

El escritor y periodista publica una novela basada en sus hallazgos sobre los últimos días del poeta

El escritor y periodista Víctor Amela, ayer en el Ateneu Barcelonès, uno de los rincones lorquianos en la ciudad.
El escritor y periodista Víctor Amela, ayer en el Ateneu Barcelonès, uno de los rincones lorquianos en la ciudad.larazon

El escritor y periodista publica una novela basada en sus hallazgos sobre los últimos días del poeta.

El 16 de agosto de 1936, a las cinco de la tarde, un grupo de fascistas capitaneados por el diputado de la CEDA Ramón Ruiz Alonso, se plantaba en el número uno de la granadina calle Angulo. Su objetivo fue detener a Federico García Lorca y convertirlo en uno de los primeros desaparecidos de la Guerra Civil. Luis Rosales, el amigo que ocultó al poeta en su hogar, pensaba que ese escondite no era el más seguro y ese fatídico día 16, por la noche, pensaba llevar a Lorca a otro sitio.

Ese «otro sitio» podía haber sido pasar al autor de «Romancero gitano» al otro bando, al republicano. Es allí donde entra uno de esos personajes que han quedado injustamente borrados por la gran Historia y que se llamaba Manuel Bonilla, un campesino de La Alpujarra. Un día, mucho tiempo después y lejos de esos hechos, en Barcelona, le soltó a su nieto de once años: «Yo pude salvar a Lorca».

Esa frase es el título de la nueva novela de Víctor Amela, nieto de Bonilla, y que se publica en castellano de la mano de Destino y en catalán por Columna. En el libro, el escritor y periodista bucea en su propia familia para encontrar una pieza de lo que fue el incomprensible drama de los últimos días de Federico García Lorca. El autor explicó ayer, durante la presentación de la obra, que «mientras trabajaba en esta novela pensaba: escribo sobre mi familia, pero también sobre muchas familias españolas. Todo el mundo tiene un familiar que estuvo enredado en la Guerra Civil».

Amela investigó en sus raíces para saber más sobre aquella afirmación que escuchó siendo niño, un tema sobre el que nunca preguntó a su abuelo. «Pensaba que era una historia digna de ser contada. Es un tributo a un hombre silencioso, callado y discreto», contó el escritor quien explicó que, gracias a su madre, ha podido saber que su abuelo llegó a conocer a Lorca en la republicana Granada de los años 30, cuando el poeta era uno de los más queridos de su generación, aunque también odiado por parte de la burguesía de la ciudad de la Alhambra.

Cuando estalla la guerra, Granada queda en manos de los sublevados, aislada del resto de la provincia que sigue siendo republicana. Manuel Bonilla ayudó a los que habían quedado en esta última zona. «Decidió que quería ayudar a quienes corrían peligro», especialmente personas religiosas y responsables de pequeños negocios. Era la persona perfecta para hacerlo al conocer de primera mano gracias a su trabajo de pastor los caminos por los que huir. Era amigo de Luis Rosales, el hombre que lo inscribió a Falange. «En algún momento mi abuelo le pudo ser útil a Rosales para sacar de Granada a Federico García Lorca», subrayó Amela.

El libro, según su autor, también es un homenaje a un poeta que se enamoró de Barcelona.

«Yo pude salvar a lorca»

Víctor Amela, Destino.

492 págs.,

20 eur.