«El arte bizantino es más que un mero retrato, hay muchísima reflexión detrás»

La Universidad Católica “ficha” al director del Departamento de Objetos de Arte del Museo del Louvre para su nuevo máster

La Universidad Católica de Valencia está de enhorabuena. A partir de octubre será la sede de un curso totalmente exclusivo en Europa: el Máster Universitario en Arte Sacro Cristiano: historia, teoría y gestión.

Es el único máster que ofrece formación en historia y teoría sobre este concreto periodo del arte, desde sus orígenes hasta la actualidad. La línea temática responde a conceptos teológicos e historia de la Iglesia. La intención es preparar a futuros y actuales profesionales de la gestión del patrimonio cristiano, museología e historia y patrimonio del arte sacro.

Está enfocado, pues, hacia licenciados y graduados en Historia del Arte, Bellas Artes, Teología, Filosofía, Historia, Arqueología, Arquitectura...

El máster está encabezado y dirigido por el doctor Yuri Saveliev, académico-correspondiente de las Reales Academias de Bellas Artes de San Jorge (Barcelona), de San Telmo (Málaga), de San Fernando (Madrid) y de Cultura Valenciana; miembro de la Asociación Italiana de Estudios Bizantinos. Se ha rodeado de un gran equipo para asegurar que la experiencia del alumanado sea excelente y de alta calidad. Uno de los grandes fichajes y novedades que incorpora este máster es el profesor Jannic Durand.

Durand es docente de la Écôle de Louvre y director del Departamento de Objetos de Arte del Museo del Louvre. Es, además, vicepresidente del Comité Francés de Historia del Arte, director de la publicación «Cahiers Archéologiques» y, por encima de todo, uno de los principales expertos en arte bizantino.

En una agradable conversación con LA RAZÓN en el Mercado de Colón, tanto Durand como Saveliev expresan la ilusión que les plantea este nuevo proyecto que nace en Valencia, y avisan: el arte aún tiene mucho que decir.

-¿Es el consumismo y la masificación la única forma de que el público visite museos?

-Siempre nos surge la misma pregunta. No lo sé. La única respuesta que puedo dar a una pregunta tan compleja es que los museos hoy guardan una espiritualidad que la gente quiere sentir. Todos los grandes museos se parecen en ese aspecto. Conservan algo que la gente busca, que no es otra cosa que los objetos de mayor valor de épocas pasadas.

-¿Cómo es posible que hoy en día tengamos más capacidad para guardar y conservar el arte, pero, al mismo tiempo, el hombre muestre menos interés por descubrir e interiorizar el sentido de la obra?

-Esto refleja la constante contradicción del ser humano. Por un lado, el progreso técnico; por otro, el menor interés por el arte sacro. Es muy difícil encontrar una solución a este binomio de carácter tan social como filosófico.

-¿Cómo se encuentra en estos momentos el arte bizantino en el día a día de los museos?¿Hay mayor demanda de este estilo concreto que hace unos años?

-La esencia de las exposiciones no ha cambiado. Es la misma. La tarea principal es demostrar. Hoy en día, existen posibilidades técnicas para decir más. Pero el objetivo es el mismo: transmitir una idea. Y estas ideas eran y siguen siendo importantísimas.

-Entiendo, entonces, que el arte sacro tiene mucho que decir aún al mundo del arte.

-El arte sacro cada vez es más intuitivo para el público. Pero el arte bizantino u ortodoxo en Europa occidental tiene que ser más explicado. No se puede hablar a pie de calle. Hay que conseguir hacer entender que es algo más que meros retratos. Hay muchísima reflexión detrás. Se reconoce el icono de Cristo o de la Virgen, pero no es solo eso. En el este, estas imágenes se usaban y se usan para conocer el personaje y la historia. La pintura bizantina es algo diferente. Siempre es algo más. El arte sacro tiene otras formas de comunicar.

-No sé si conoce las grandes restauraciones de templos que se han realizado en Valencia.

-Aún no he podido, porque he llegado hoy. Es un placer no solo descubrir, sino redescubrir una ciudad. Estuve en Valencia hace años, y se ve de forma diferente en función de la edad con la que se visita la ciudad. Valencia es conocidísima por cosas muy importantes, pero me queda por descubrir lo mejor: la Catedral, San Nicolás, los palacios del centro, la Lonja de la Seda...