Violencia de género
«La mujer maltratada es señalada como culpable»
Entrevista a José Antonio Burriel de San Vicente. Periodista y experto en violencia de género
José Antonio Burriel es uno de los expertos en violencia de género más reputados de España. Impulsor de los cursos sobre «Violencia Doméstica», ha batallado para atajar el maltrato a través de la enseñanza, pero especialmente por medio de la palabra. Autor de más de cinco mil artículos, fue galardonado por sus escritos con el Premio Nacional del Instituto de la Mujer en 2005 y su compromiso social goza del reconocimiento del Ministerio de Trabajo y Asuntos sociales.
Tras más de dos décadas combatiendo contra esta lacra social, no pierde el coraje y las ganas de continuar en su labor. Su rutina diaria la dedica escribiendo en su página web («No más Violencia de Género») la más consultada sobre este asunto en habla española en el mundo entero. Cuando no es en su pequeño despacho, está protagonizando ponencias en centros y congresos, ayudando y aconsejando a las presentes y futuras generaciones, a fin de concienciarles de que, a pesar de los avances, falta mucho trabajo y esfuerzo para conseguir una sociedad igualitaria.
-Es difícil conocer todos los casos de violencia porque no siempre se visibilizan. ¿En qué medida repercute el miedo a denunciar?
-Se calcula que en España son 800.000 las mujeres que sufren la violencia en silencio, pero ¿por qué no denuncian? La respuesta es simple. Por dependencia económica, dependencia afectiva y miedo al qué opinará la gente. La mujer maltratada es señalada como culpable.
-La Generalitat prevé ampliar hasta los 12 millones el presupuesto para combatir la violencia machista, ¿qué opinión tiene al respecto?
-No hay posibilidad de hacer un pacto de Estado contra la violencia de género sin presupuestos, pero aquí pongo una pega. Hay que ampliar los presupuestos, pero controlar que ese dinero vaya destinado a lo que de verdad se debe dedicar, que es a la formación y a la educación. Lo más importante no es el dinero, sino que se tenga presente que es un problema de educación y que requiere una atención especializada. La solución no se puede reducir al dinero, es un tema más complejo. ¿Crees que los políticos tienen verdadero interés? Yo tengo mis serias dudas. Están acuciados por presión popular.
- Usted pone el foco en la educación ¿En qué sentido es vital para atajar esta lacra social?
- La educación es absolutamente clave. No es fácil erradicar un pensamiento que está en nosotros porque es así como lo hemos recibido por parte de la sociedad o lo hemos visto dentro de casa, y que, paulatinamente, ha ido calando. Por tanto, vamos a atajar el problema hablando desde edades muy tempranas de educación y de igualdad. Esto debe incidirse en todas las edades, especialmente en la franja en la que comienzan las relaciones afectivas.
-Históricamente, la violencia machista ha sido un delito castigado por el derecho clásico con poca dureza. En la actualidad, ¿qué le queda por aprender todavía a la Justicia?
- La especialización. En ello hay que dar un paso al frente. La mujer posee derecho a recibir asistencia integral, y esta tarda mes y medio. El respaldo más importante, por delante del jurídico, es la ayuda psicológica. La mujer que va a denunciar tiene un trauma, habría que poner en los Juzgados especialistas que le atiendan allí mismo.
- Según el Tribunal Superior de Justicia valenciano, en la Comunitat más de 5.000 mujeres fueron víctimas de malos tratos el pasado trimestre. Cifras alarmantes, pero ¿cómo de importante es la realización de estos estudios?
- El problema de los estudios del TSJCV es que se reducen a cifras. Se necesitaría, además de un análisis sociológico, un estudio judicial-policial. Es decir, averiguar cuántas mujeres han pasado por el Juzgado número 1 de Valencia, cuántas han retirado la denuncia y en cuántos casos ha sido condenado el agresor.
A mí me gustaría que de eso se hiciera un seguimiento en todos los Juzgados, porque a lo largo del procedimiento la mujer puede sufrir algún tipo de presión para que retire la denuncia y es obligación del fiscal conocer el motivo.
- ¿Qué opinión le merecen las denuncias falsas?
- Haberlas, las hay. Pero, ¿qué es una denuncia falsa? Si un juez ha archivado el juicio o se ha absuelto, ello no quiere decir que la denuncia sea falsa, sino que no hay suficientes pruebas. Para que sea falsa debe haber un juez que diga expresamente que hay indicios de que la mujer está mintiendo y que sea condenada. Pero en la realidad, solo son entre el 3 y el 4 por ciento. Las denuncias falsas son un mito de los «lobbies» machistas.
- ¿La violencia de género es consecuencia del sistema patriarcal?
- Sí, el hombre se considera superior desde Atapuerca porque en el momento en que comienza la agricultura y la ganadería es el hombre quien va a trabajar al campo y es la mujer a quien se le otorga el papel de quedarse en casa. Ese sistema de roles ha predominado hasta hoy. Y la superioridad del hombre con respecto a la mujer es un error y se resuelve con una simple ecuación: H = P (hombre = persona). Por lo tanto, M = P (mujer = persona). ¿Conclusión? H = M. Más raciocinio, imposible. Pero, ¿el hombre se va a resignar a perder sus privilegios? No.
- Hablando de igualdad. El equipo de rugby femenino de San Roque ha iniciado una iniciativa: «Placaje al machismo». Tengo entendido que usted colabora en el proyecto.
- Sí, se trata de una manifiesto que persigue que se tenga en cuenta la igualdad en los valores educativos del deporte. A fecha de hoy ya se han adherido ocho equipos. El objetivo es extenderlo por toda España. Calculo que para el 1 de septiembre se podrá decir que está firmado por el 80 por ciento de los equipos de rugby femenino de España.
- Respecto al papel de los medios ¿Cuál es el principal error en la cobertura periodística?
- Se le concede demasiado espacio en la cobertura a la mujer, que es la víctima, cuando debería ser al hombre, el asesino. Él es el culpable y apenas se habla de él. En un caso de corrupción, sale hasta el DNI del imputado, pero en un reportaje sobre un asesinato machista la figura del asesino es casi una figura innominada, en cambio, la mujer acapara la mayoría del texto.
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