Ciencia y Tecnología
Elena García Armada: «A los robots hay que verlos como aliados»
La experta en robótica Elena García Armada recibirá hoy la Medalla de Oro de la Ciudad de Madrid de la mano de su alcaldesa, Manuela Carmena
García Armada ha recibido numerosos reconocimientos por su gran contribución: el desarrollo de un exoesqueleto infantil.
“No sé muy bien de dónde soy”, afirma Elena García Armada a LA RAZÓN horas antes de recibir la Medalla de Oro de Madrid. Esta investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Científcias (CSIC) experta en Robótica nació en Valladolid, pero pronto se trasladó a Santander y de ahí, “con 17 años me trasladé a estudiar a Madrid, así que he vivido más tiempo aquí que en ningún otro sitio”. Está muy agradecida a esta ciudad porque “me ha dado una carrera y es donde he construido mi vida. Por eso, este reconocimiento me toca un poco el corazón”.
García Armada ha recibido numerosos reconocimientos por su gran contribución: el desarrollo de un exoesqueleto infantil. “No existía ninguno hasta que creamos el nuestro”, afirma aún sorprendida. La misión que tiene esta ingeniera industrial es “ayudar a los 17 millones de niños que no pueden andar” y conseguirlo a través de “transferencia a la sociedad de nuestras investigaciones. Es una cuenta pendiente que tiene nuestro país, ser capaces de resolver necesidades reales”. Ella es de las pocas investigadoras que ha conseguido trasladar su ciencia a la empresa. Hace cinco años creó la “start-up” Mars Bionics y espera que “a principios del próximo año podamos, por fin, sacar a la venta el exoesqueleto”. Y es que este robot no sólo lo codician los padres de menores españoles afectados por enfermedades neuromotoras, que no les permiten caminar, sino que “nos han llamada de numerosos puntos del mundo: desde Alemania a Italia o estados Unidos”. ¿Su principal
queja? “Falta apoyo de las instituciones porque la tecnología que tenemos es muy cara y, además, la puesta en marcha de una empresa es muy cara”.
García Armada se dedicaba a proyectos de ingeniería industrial antes de centrar su labor científica en los exoesqueletos infantiles. “El proyecto comenzó cuando se puso en contacto con nosotros la familia de Daniela, una niña con tetraplejia. Tres años después conseguimos que pudiera dar sus primeros pasos”, recuerda. Eso sí, también explica con pesar que “aún no lo ha podido usar en casa”. Desde entonces, todos sus esfuerzos, y los de los 13 componentes de su empresa, se han dirigido a la salud, “a intentar encontrar una solución para necesidades reales”.
Por eso, también han desarrollado otro robot destinado a adultos con ictus o con esclerosis múltiple que sufren problemas en su marcha. En lo que respecta a la idea que existe de la robótica, García Armada lucha contra lo que considera “los puntos negros de esta ciencia: ni van a ser más inteligentes que nosotros, ni destruirán todos los puestos de trabajo, sólo nos sustituirán en un 5 por ciento de las ocasiones, cuando el empleo sea algo mecánico, sin creatividad. En realidad serán una herramienta más. ¡Nadie pensó que la calculadora nos iba a quitar la cabeza!”, exclama con ironía. E insiste: “A los robots hay que verlos como aliados que mejorarán nuestra calidad de vida. Forman parte de la nueva revolución industrial”.
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