Educación

Alumnos superdotados: acosados por ser inteligentes

El 50% de estudiantes con altas capacidades sufre este problema. El sistema educativo no ofrece soluciones

Daniel, que sufrió acoso, cursa Psicología para entender cómo funciona la mente de los superdotados/Cristina Bejarano
Daniel, que sufrió acoso, cursa Psicología para entender cómo funciona la mente de los superdotados/Cristina Bejaranolarazon

El 50% de estudiantes con altas capacidades sufre este problema. El sistema educativo no ofrece soluciones

Daniel empezó el año pasado el grado de Psicología «muy ilusionado». Ha elegido su carrera a conciencia: quiere entender el funcionamiento del cerebro, y así, quizá, «ayudar a gente que le han pasado cosas parecidas a las mías». ¿Qué cosas? Acoso escolar, ansiedad, incomprensión... El camino recorrido por Daniel no ha sido de rosas. Pero es afortunado. En torno al 50% de jóvenes con altas capacidades intelectuales no pisa la Universidad. Al menos en nuestro país, la correlación «ser superdotado/ ser feliz» se asemeja a lanzar una moneda al aire.

En términos estadísticos, el 2% de la población debería ser superdotada. Sin embargo, los departamentos de orientación escolares sólo han identificado a un 0,29% de alumnos que ha superado la frontera del 130 de CI. Dicho de otra forma: faltan unos 140.000 niños y niñas en España por identificar. De seguir ese ritmo, pasarán más de 35 años en ser detectados. «Es una de las grandes demandas: identificarles para garantizarles los contextos oportunos de progreso», afirma Luis García Carretero, director del Colegio Areteia. Carretero fue uno de los ponentes del V Congreso Nacional de Superdotación y Altas Capacidades, celebrado en el Caixaforum, y organizado por la Fundación El Mundo del Superdotado.

En Areteia, el porcentaje de alumnos con este perfil es más del 3%. Es un centro orientado a la diversidad: niños con dislexia, TDAH, síndrome de Asperger, con altas capacidades intelectuales... Uno de sus estudiantes fue Daniel. Ingresó allí en Bachillerato. Y encontró «profesores atentos y muy comprensivos. Fue un gran avance, tanto en lo académico como por el entorno». Antes, en Primaria, en otro colegio, Daniel se encontraba bien, tenía amigos, pero «me sentía diferente. Me costaba muy poco trabajo cursar las asignaturas, al contrario que el resto». Y ese fue el origen del problema: mientras sus compañeros tuvieron que adoptar hábitos de estudio, para él no era necesario. Y cuando llegó a la ESO, no se adaptó al nuevo ritmo. «Pasé por varios colegios. Iba aprobando, pero no tenía un rendimiento óptimo debido a problemas de ansiedad. Me resultaba complicado llevar una vida normal». Se obsesionaba, se agobiaba y tuvo que afrontar uno de los problemas más graves. «En algún curso tuve problemas de acoso. Algunos chavales se metían conmigo». Carretero cree que en torno a la mitad de los superdotados sufre «bullying».

Daniel tiene una hermana, Elena, de 24 años. También superdotada. Desde los 17 años vive en EE UU. Era muy precoz: con cinco años ya leía libros, tocaba el piano... También se sintió incomprendida: le gustaba la filosofía, la astrofísica... y se enfrentó al mismo sistema que su hermano, con «profesores malos y reglas estúpidas». «Mis padres siempre nos apoyaron mucho. Es muy importante estar en un entorno en el que no seamos percibidos como una molestia», dice Elena.

Daniel no es optimista en lo que respecta al sistema educativo. «Se trata a todos por igual. Se basa en “machacarles” y meterles miedo». Pero lanza un mensaje de esperanza para los que lo sufren: «Que no se angustien: no hay nada de malo en ser distinto. Con el tiempo y con la ayuda adecuada, puedes afrontarlo».