Club de Campo
Boadilla salva 1.500 árboles impidiendo la construcción de 219 chalets
El medioambiente ha salido ganando con la decisión que ha tomado el Ayuntamiento de Boadilla del Monte, dirigido por el popular Antonio González Terol, sobre ciertas zonas urbanas cercanas al monte, gracias al nuevo Plan de Ordenación Urbana que está redactando el consistorio y que hace que los criterios medioambientales tengan prioridad sobre otros, que aunque puedan colaborar con la economía del municipio, perjudiquen su patrimonio natural. Es el caso de la zona de Camino Bajo, una parcela de 250.000 metros cuadrados en la que estaba prevista la construcción de 219 viviendas unifamiliares , con una parcela media de 500 metros cuadrados y una edificabilidad mínima de 150 metros cuadrados por chalet, cuya realización conllevaría la tala de 1.500 árboles, sobre todo pinos y encinas, y la que el consistorio ha decidido convertir en no urbanizable, no sólo por su cercanía al monte, sino también por su proximidad a un Bien de Interés Cultural como el Palacio del Infante Don Luis, informaron fuentes municipales. Todos los afectados por esta decisisón serán recompensados previsiblemente en la permuta de otros suelos.
Pero los cambios no terminan aquí, y es que está no será la única zona que verá fuera de peligro sus zonas verdes. En la parcela llamada El Naceredo estaba prevista la construcción de unos campos de fútbol y algunas edificaciones complementarias a los mismos, pero hacerlo provocaría un gran impacto visual sobre el Palacio del infante Don luis, y además, el consecuente aumento de la actividad en la zona que, colaboraría sin duda, en su rápida destrucción, por ello, el Ayuntamiento ha reforestado este área y lo ha incluido en el monte.
Otras dos zonas que en principio iban a ser áreas deportivas también serán parte del entorno natural de Boadilla, la finca la Milagrosa y los fresnos del norte, iban a albergar la ampliación del campo de golf, pero finalmente, el elevado número de encinas que habría que talar ha hecho imposible que se llevase a cabo.
Estas últimas decisiones marcan, sin duda un precedente, un cambio de rumbo en la política medioambiental del municipio madrileño que indica que, a apartir de ahora, el cuidado y la conservación del entorno natural van a primar frente a criterios urbanísticos. Algo que hará posible ofrecer a los vecinos la posibilidad de vivir en un entorno privilegiado con un patrimonio natural y cultural envidiable, que no edificará masivamente en cualquier zona, sobre todo si, como en estas tres ocasiones, esta acción conlleva un daño irreparable para el medioambiente de la zona.
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