De los ánimos de la hija de Cifuentes al adiós a González

El guante blanco que impregnó el debate dentro del hemiciclo de Vallecas se trasladó también a los pasillos y a la tribuna de invitados. Buenas maneras y tono dialogante para abrir una legislatura en la que todos exigen «pactos». El mejor ejemplo de ello llegó tras el primer receso. Cifuentes y José Manuel López acababan de firmar los momentos más ásperos del debate. La líder de la bancada popular buscó al portavoz de Podemos para aclarar el intercambio de dardos mientras una nube de fotógrafos captaban el aparte. «No me importan las cámaras, mientras no metáis los micrófonos», bromeaba Cifuentes. La foto del día llegaba, sin embargo, horas después, entrada la tarde: la nueva inquilina de la Puerta del Sol lograba la cifra mágica: 65 síes a su investidura. Inmediatamente, Ángel Gabilondo corría a felicitarla. El del portavoz del PSM fue el primero de decenas de abrazos. No fue la ex delegada del Gobierno la única a la que buscaban diputados e invitados. La felicitación a Cifuentes sobre la alfombra del Parlamento se entremezcló con la despedida a Ignacio González. Todavía como presidente en funciones, asistió ayer a su último Pleno y muchos quisieron desearle suerte en la etapa que abre hoy. Ya investida presidenta, Cifuentes recibió a las puertas de la Cámara las felicitaciones más emotivas: las de su madre, dos de sus hermanos y su hija. Esta última, en el primer descanso, ya había dado su veredicto: «Lo has hecho superbien». Y si dentro tres hombres –Gabilondo, Aguado y López– se enfrentaban a su primera gran prueba de fuego en un debate, en los pasillos las miradas buscaban a tres mujeres. Además de la protagonista del día, Esperanza Aguirre y Manuela Carmena habían confirmado su asistencia. La edil del PP vio «fantástica» la intervención de Cifuentes. Carmena prefirió no hablar. La de Ahora Madrid insiste una y otra vez en desvincularse de Podemos, aunque ayer el azar quiso que los cuarenta minutos que permaneció sentada entre los invitados –a un lado, la familia de Cifuentes y al otro, Villacís y Henríquez de Luna– coincidieran con la intervención del portavoz del grupo de Pablo Iglesias.

Carmena entró y salió de la Asamblea sin hacer declaraciones. Su socio en el consistorio, Antonio Miguel Carmona, tampoco se quiso perder la sesión, como no lo hicieron invitados ilustres como el padre Ángel y los representantes de los sindicatos madrileños. Todo dejaba entrever ese tiempo nuevo en el que están de acuerdo los cuatro grupos, salvo quizá la costumbre de algunos diputados de estar más pendientes del móvil que del debate, como el socialista que prefirió tuitear los novedades del Museo Arte Romano a seguir los argumentos del portavoz de Podemos.