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Un pilar reventado precipitó el derrumbe en sólo cinco horas

Sólo doce de los 32 vecinos del edificio colapsado pudieron salir de sus viviendas sin ayuda de los Bomberos

Un edificio de viviendas del madrileño barrio de Carabanchel se ha derrumbado
Un edificio de viviendas del madrileño barrio de Carabanchel se ha derrumbadolarazon

En apenas cinco horas, el edificio de viviendas situado en el número 5 de la calle Duquesa de Tamames, en Carabanchel, pasó de ser un inmueble sin riesgo, con la inspección técnica en regla, a derrumbarse. Las 32 personas que en estos días vivían en su interior se fueron a dormir sin saber que sería el último día que lo harían allí. Poco antes de las cuatro de la madrugada, comenzaron a sentir pequeños temblores y a oír ruidos que alertaban de que algo no iba bien. Tuvieron constancia de ello al encender la luz. Escombros en el suelo de los baños y las cocinas y grandes grietas en las paredes. Antes incluso de la llegada de los Bomberos, muchos sabían que todo se vendría abajo. Mientras alertaban a los servicios de emergencia, las familias preparaban su plan de huida, la mayoría buscando el patio y las terrazas porque las puertas en los pisos superiores habían quedado atrancadas.

«Hay que desalojar». Un rápido vistazo a los daños fue suficiente para que los Bomberos dieran la orden. El colapso del inmueble podía ser inmediato. En total, 57 personas fueron desalojadas, ya que además del número 5, los técnicos decidieron por precaución «vaciar» el 7 de esta calle. Una segunda inspección rápida convertía en más urgente la salida, ya que el pilar reventado y los daños estructurales evolucionaban rápidamente. El desalojo fue más complicado en el portal número 5, ya que sólo 12 de los 32 ocupantes pudieron salir a pie. Los otros 20 abandonaron sus casas mediante escalas y con la ayuda de los Bomberos. Las grietas continuaban avanzando, pero el primer objetivo, salvar las vidas de los vecinos, se había conseguido. «El edificio estaba en una situación peligrosa. Queríamos entrar lo menos posible. Hemos visto que habían evolucionado mucho los daños. Teníamos claro que el edificio se iba a caer», relató el responsable de los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid, Carlos Arribas.

Conseguido lo prioritario, el objetivo de salvar las casas era a esas alturas imposible. Y lo pudieron comprobar en directo los propios vecinos a las nueve de la mañana. Toda la parte trasera del inmueble situado en el 5 de esta calle se derrumbaba. Sólo quedaba en pie parte de la fachada. Fue entonces cuando fue precisa la actuación de los psicólogos de guardia y del Samur ya que algunos de los afectados presentaron crisis de ansiedad.

Mejor suerte corrieron los vecinos del número 7. Su edificio no ha registrado daños graves y podrán «seguir viviendo en él», como informó el delegado de Salud, Seguridad y Emergencias, Javier Barbero. Al contrario que el edificio derrumbado, de hormigón armado, el número 7 tiene una estructura metálica y fue apuntalado en su pared medianera mediante un sistema de apeos para evitar complicaciones.

Sobre las causas que ayuden a explicar lo sucedido, todas las pistas, o al menos con las que cuenta el Ayuntamiento hasta el momento, apuntan la situación de deterioro en la que se encontraba un local situado en la planta baja. Vacío desde hace décadas, los síntomas y grietas que podrían haber puesto sobre alerta a los técnicos se encontraban en sus pilares, que además estaban revestidos. Sobre el terreno, además de Manuela Carmena, se desplazaron al lugar el concejal de Salud, Seguridad y Emergencias, Javier Barbero; la concejala de Vivienda, Equidad y Derechos Sociales, Marta Higueras, y la concejala de Carabanchel, Esther Gómez Morante.

Pilares revestidos

El delegado de Desarrollo Urbano, José Manuel Calvo, subrayó que el edificio siniestrado –construido en los años 60 del siglo pasado– había superado la Inspección Técnica en el año 2012, aunque no pudo aclarar si en ésta los técnicos habían podido comprobar el estado de los tres pilares de hormigón quebrado en la planta baja. El informe relativo a esta ITE no arrojó daños estructurales, únicamente en la fachada, que fueron subsanados. Calvo aseguró que este derrumbe se ha producido en medio de unas situaciones «muy extrañas», ya que los inmuebles en riesgo «avisan con mucha anterioridad». El delegado responsable del área de urbanismo también subrayó que desde Control de Edificación han evaluado los daños y «a continuación se harán los trabajos de retirada de escombros y de demolición de la parte del edificio que queda en pie».

Los vecinos, sin embargo, comentaban que hace un mes habían puesto en conocimiento del seguro del inmueble la aparición de unas «rajas» en algunas paredes, ante lo que los peritos se comprometieron a buscar una solución en septiembre.

Marta Higueras explicó que el Ayuntamiento está alojando actualmente en plazas hoteleras a 23 personas del edificio derrumbado y a una decena de vecinos del edificio contiguo. Con cada uno de los afectados, aseguró Higueras, se trabajará de forma individual, ya que algunos ya eran propietarios, otros continuaban pagando la hipoteca y algunos se encontraban en régimen de alquiler. Las plazas hoteleras son sólo, insisten desde Cibeles, una «primera solución de emergencia», ya que la propia alcaldesa se ha comprometido con todos los vecinos a buscar una solución habitacional. De hecho, la alcaldesa ya esbozó ayer la posibilidad de que la solución puede consistir en realojar a estos vecinos en viviendas de entidades bancarias y de la Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo. Hoy, el Gobierno municipal se reunirá con los vecinos.

Rastrear los recuerdos en los cascotes

El delegado Javier Barbero confirmó que los vecinos del número 7 de esta calle podrán hoy pasar a recoger cosas en sus viviendas a partir de mediodía. También los vecinos del número 5 tendrán posibilidad de intentar «rescatar» algún recuerdo o documento de entre los escombros. La intención del Ayuntamiento es que, en el espacio de quince días, se habilitará un terreno cercano con los escombros para que los vecinos puedan buscar sus pertenencias. «Se va a intentar la posibilidad de si hay algunas cosas que son recuperables e importantes para esos vecinos que se pueda empezar a hacer esa labor de búsqueda. No podemos dar garantías, pero al menos vamos a intentar que puedan recoger recuerdos personales».

Hace cinco años, en Tetuán

El 21 de enero de 2010, un vecino del número 6 de la calle Mariano Fernández escuchó unos alarmantes crujidos en la escalera y, ni corto ni perezoso, llamó a todos los habitantes de la casa y les conminó a salir corriendo de allí. Eran las 21:18 horas y en pocos minutos los cincuenta vecinos estuvieron en la calle, tras lo cual avisaron a los Bomberos. Con los efectivos recién llegados y sin que llegasen siquiera a acordonar la zona, el inmueble colapsó. Habían pasado 22 minutos desde el aviso del vecino y los residentes salvaron su vida por los pelos. Posteriormente se supo que las causas del derrumbe eran las obras en el solar contiguo, a la altura del número 4 de la calle, donde se había demolido la antigua vivienda sin apuntalar correctamente la medianera ni el subsuelo durante la reconstrucción de los cimientos.