Comunidad de Madrid
Dos horas para subirse al autobús
La huelga de Autoperiferia colapsa el intercambiador de Moncloa y provoca altercados y colas multitudinarias. Los usuarios denuncian que se incumplen los servicios mínimos
La huelga de Autoperiferia colapsa el intercambiador de Moncloa y provoca altercados y colas multitudinarias. Los usuarios denuncian que se incumplen los servicios mínimos
«Se están incumpliendo los servicios mínimos y es imposible llegar a tiempo al trabajo», así de tajante se mostró ayer Lucía Castro, una de las muchas afectadas por la huelga de los conductores de Autoperiferia, que esperaba estoicamente a que llegase su autobús para volver a casa después de su jornada de trabajo.
Los trabajadores de la empresa, que comunica los municipios de Las Rozas, Villanueva de la Cañada, Quijorna y Brunete con Madrid, mantuvieron ayer su segundo día de paros para reivindicar una mejora de sus condiciones laborales. La jornada estuvo marcada por largas colas, tanto en el intercambiador de Moncloa como en las distintas paradas intermedias. Los viajeros sufrieron tiempos de espera de hasta dos horas y varios momentos de tensión como consecuencia de los altercados que se produjeron cuando algunos viajeros trataron de subir a uno de los pocos autobuses que circulaban a primera hora de la mañana.
La principal queja de los usuarios es que no se están respetando los servicios mínimos pactados. Gonzalo Álvarez, un cliente diario de los autobuses de Autoperiferia destaca que «por la mañana creo que si cumplen los servicios, pero esta tarde están tardando más los buses». Mar Herrera, otra viajera habitual de estas líneas, afirma que «los servicios son muy escasos» por lo que ayer llegó «por los pelos al trabajo», un problema compartido por los muchos madrileños que ayer mataban el tiempo como podían en Moncloa esperando a sus respectivos transportes. Esta realidad contrasta con la versión del presidente del comité de empresa de Autoperiferia, Esteban Pascual, que afirmó a la agencia Europa Press que «se han cumplido los servicios mínimos previstos».
La escasez de autobuses no es el único contratiempo al que deben enfrentarse las personas que intentan llegar a los municipios afectados estos días. Como explica Ana Sánchez, una joven estudiante: «Sólo hay carteles hablando de la huelga en los autobuses. No hay ninguna información en las paradas». Además, los tiempos de espera que anuncian los carteles luminosos situados en las dársenas del intercambiador de Moncloa no se corresponden con el periodo de espera real.
A pesar de los contratiempos causados, los usuarios comprenden las reivindicaciones de los trabajadores. Así, José Luis, segundos antes de subirse al tan esperado autobús, afirmó que, aunque los paros le están «afectando bastante, siempre que se hace una huelga es por algo. No es un capricho».
Por su parte, la Comunidad de Madrid anunció ayer a través de Ángel Garrido, consejero de Presidencia y Justicia, que se tomarán «las medidas oportunas» si se incumplen los servicios mínimos, que calificó como «razonables».
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