Ayuntamiento de Madrid
Ezquiaga: «Peatonalizar radicalmente Gran Vía no es una opción sensata»
La voz de los urbanistas opina sobre la reducción del tráfico que Carmena ha previsto para la calle más emblemática
La voz de los urbanistas opina sobre la reducción del tráfico que Carmena ha previsto para la calle más emblemática
Dentro de un mes, Gran Vía no volverá a ser la que era. Al incesante tránsito de vehículos privados entre la calle Alcalá y la Plaza de España le quedan dos telediarios:lo que resta para el inicio de la campaña de Navidad. El Ejecutivo de Manuela Carmena ya ha anunciado que la emblemática calle estará cortada al tráfico de particulares desde principios de diciembre, y tras el cierre navideño se iniciarán las obras de remodelación del entorno. En junio, Gran Vía pasará a formar parte del Área de Prioridad Residencial (APR) y los únicos vehículos que pisarán su firme serán los de residentes, autobuses, taxis y servicios de emergencia. De este trascendental cambio y de la forma en la que se está llevando a cabo ha conversado LA RAZÓN con José María Ezquiaga, urbanista y voz de los arquitectos de Madrid.
–¿Cómo ve el plan que ha presentado el Ayuntamiento para la peatonalización parcial de la Gran Vía?
–La propuesta que se ha puesto encima de la mesa es bastante cercana a la que en su momento sugirió el COAM. La polémica saltó hace meses cuando de manera muy simplificada se habló de la intención de peatonalizar Gran Vía. Con peatonalizar entendemos transformar una calle para el uso exclusivo de viandantes, como la calle Preciados o tantas otras que restringen su uso a vehículos de emergencia. En el caso de Gran Vía no estamos hablando de peatonalización total. Eso requiere, entre otras cosas, la construcción de un pavimento uniforme, unas condiciones de iluminación determinadas y la instalación de mobiliario urbano pensado para peatones.
–Entonces, ¿está de acuerdo con el cierre parcial?
–El COAM siempre ha mantenido que la peatonalización estricta no es buena. Gran Vía es una arteria de comunicación muy importante entre el este y el oeste de Madrid, entre otras cosas porque hay pocas conexiones. El enlace entre el norte y el sur es mucho más poderoso en Madrid porque hay más opciones, entre ellas Hortaleza, Serrano o el Paseo de la Castellana. Hacer una Gran Vía completamente peatonal podría tener un impacto de consecuencias imposibles de medir en el transporte público. Se puede tomar el ejemplo de Londres, donde Oxford Street tiene carriles para autobuses y taxis, pero no permite la entrada a vehículos privados. Avenidas de las dimensiones de Gran Vía de otras ciudades europeas admiten el paso de transporte público, y aún así mejoran mucho el movimiento peatonal de la urbe.
–No es sólo Gran Vía, el plan afecta a todo el entorno.
–Exacto. Gran Vía es una de las columnas vertebrales de Madrid, y como tal tiene costillas. Fuencarral, Hortaleza, San Bernardo... Los cambios afectan a todas esas calles; Gran Vía no puede ser peatonal y todas las calles que desembocan en ella estar abiertas al tráfico. Además, los barrios circundantes tienen mucha vida comercial y residencial, y los habitantes necesitan el automóvil, sobre todo determinados modelos de familia. Pero que lo necesiten no significa que lo vayan a usar diariamente. De hecho, el automóvil no puede quedar excluido de un barrio, porque entonces sólo vivirían en él personas jóvenes que puedan utilizar otros medios de transporte para moverse por la ciudad.
–Entonces, ¿usted apuesta por una Gran Vía abierta a residentes?
–Los residentes tienen que poder llegar a su casa. No estamos hablando de que en el futuro se vaya a usar el automóvil para ir del trabajo a casa, porque no hay ninguna ciudad europea que organice así el tráfico; los viajes pendulares diarios deben resolverse en transporte público. Dejando eso de lado, la ciudad ideal debe poder acoger a habitantes de todas las edades y con niveles de renta distintos. Por ello, el modelo que se instaure en el centro tiene que tener en cuenta a todos los ciudadanos.
–¿Cree entonces que la peatonalización parcial por la que apuesta el Ayuntamiento una medida efectiva?
–Hay que partir de la base de que peatonalizar radicalmente no es una opción sensata. El tráfico es una red, y cuando actúas en un punto repercute en todo el resto. Por ello, toda decisión debe plantearse dentro de una estrategia global. En los últimos tiempos ha habido avances interesantes en esta materia, entre otras cosas porque el centro se plantea como un área de prioridad residencial. Pero una cosa es decirlo y otra distinta es hacerlo realidad; hay que hacer un estudio al detalle, calle a calle, que tenga en cuenta las zonas de aparcamiento. Para eso hay que hablar con los vecinos, porque son decisiones que han de tomarse de forma consensuada y teniendo es cuenta su punto de vista. En mi opinión, ellos son los que tienen la última palabra porque la calle es de sus habitantes. No es una cuestión ni política ni técnica.
–¿Afectará la reestructuración de Gran Vía al tráfico del centro?
–La peatonalización parcial de Gran Vía no es una solución al tráfico porque no se plantea como tal, sino como una mejora del espacio público, entre otras cosas porque previsiblemente va a reducir la contaminación y mejorar la circulación de taxis y autobuses. El tema de la calidad del aire es muy importante, porque a fin de cuentas se trata de la salud de todos.
–¿Se podría extender la idea a otras calles?
–Más que hablar de reestructurar otras calles emblemáticas, lo acertado sería hacer un estudio global en el que entren las calles más pequeñas. Por ejemplo, si muchas de ellas fueran amables para los ciclistas , estos podrían transitar por vías más tranquilas, sin molestar a nadie ni ser molestados ellos mismos. Es por eso por lo que sugerimos al Consistorio que mire más hacia lo pequeño, porque si muchas calles menores mejoran en materia medioambiental, la suma será mayor.
–¿Ha pedido el Ayuntamiento opinión al Colegio?
–Explícitamente no se ha generado ninguna información pública. Es cierto que tras el primer planteamiento se creó un debate en los medios de comunicación, y el resultado ha sido que han modificado la idea inicial. Sin embargo, insisto en que sigue faltando que conozcamos la idea que tiene el Consistorio en materia de regulación del tráfico del centro, que es uno de los temas más importantes que afronta la ciudad a día de hoy. El Ayuntamiento debería hacer un estudio de la ocupación real del espacio para adaptarlo a la realidad.
–¿Cuál es el siguiente objetivo?
–Nosotros seguimos reclamando al Ayuntamiento que elabore una estrategia global de movilidad para toda la zona interior de la M-30. Por ejemplo, aún no sabemos cuál va a ser el futuro del Paseo del Prado, un plan que venimos reclamando desde los tiempos en que Gallardón era alcalde. Si finalmente se peatonaliza, se van a cargar las calles Alfonso XII y Menéndez Pelayo. Por muy bello que sea un proyecto, ante todo hay que medir las consecuencias.
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