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¿Flamenco en euskera?

Sonakay presentan «Denontzat», bulerías con txalaparta

Los donostiarras Sonakay, esta semana en Madrid
Los donostiarras Sonakay, esta semana en Madridlarazon

Sonakay presentan «Denontzat», bulerías con txalaparta

Sonakay, del idioma caló, «oro». «Es el símbolo de la abundancia y el bienestar», aclara Jonatan Camacho, cantaor de un quinteto flamenco muy especial, que acaba de publicar su primer disco, «Denontzat», del euskera, «para todos». «Nosotros somos cinco gitanos de Donosti que nos sentimos tanto gitanos como vascos. Hemos crecido con Morente, Camarón y Paco de Lucía y también de raíces vascas, antiguas y fuertes. Y nos ha salido natural cantar flamenco en euskera», dice el cantaor, que forma el grupo con David Escudero, Ramón Vélez, José Luis Jiménez y David Bernárdez. No me vengan ahora con apropiaciones culturales.

En su primer disco, consecuencia de muchos años de trabajo, pero también de la aparición del grupo en el programa «Got Talent» de televisión, los donostiarras , que están educados en colegios o ikastolas y que alguno de ellos trabaja en un mercadillo, y otros lo hacen en empresas de transporte, versionan algunas de las piezas tradicionales vascas como el «Txoria txori» de Mikel Laboa en un cante flamenco. Dos universos poderosos, dos tradiciones fuertes unidas cuando parecían que eran universos paralelos. «Nos salió de forma improvisada, pero al principio teníamos cierto temor a enseñarlo porque son temas vascos muy importantes para la gente. Piensa que alguno se canta en entierros y no queríamos que nadie lo viera irrespetuoso», dice Camacho. «Nosotros nos sentimos muy vascos y muy gitanos y lo más importante era no ofender», dice el cantaor, al que se le cuelan palabras en euskera mientras cuenta que hasta hace poco, «por el tema político, en el País Vasco no se quería saber nada del flamenco porque se consideraba algo español. Pero el flamenco no es ni de Andalucía ni de nadie, es patrimonio de la Humanidad».

En el álbum hay sitio hasta para una txalaparta, quién sabe si será la gran incorporación a la percusión flamenca después del cajón. «Para el próximo disco queremos probar con la trikitixa (un tipo de acordeón) y con el txistu (una flauta). Incluso nos planteamos meter los sonidos de un aizkolari (cortador de troncos) o un pelotari (jugador de frontón) con algún patrón flamenco», comenta. Sin embargo, no son los primeros en emplear la txalaparta para menesteres flamencos: «Hace ya diez años que José Antonio Jiménez Barrull “El Chipi” ya lo hizo en nuestra tierra. En el País Vasco hay una afición, aunque claro, no sea la más ortodoxa, pero existe», comenta. No se sienten bichos raros ni menos vascos o menos gitanos por ser las dos cosas: «En absoluto. El disco es una prueba del amor a nuestras culturas y esperamos que así lo entienda todo el mundo». Lo de encajar el euskera ya es otra cosa: «Uf, sí, un poquillo difícil. Pero bueno...».

Cuándo: jueves, 11 de octubre, 21:00 horas.

Dónde: Café Berlín. Costanilla de los Ángeles, 20.

Precio: 10 euros.