Pinto
«Hay que ser extremista. Al que vaya a currar hay que arrastrarle»
La segunda jornada de la huelga indefinida de limpieza en Pinto se saldó ayer con graves incidentes. Contenedores y coches quemados, un trabajador detenido, dos empleados que querían trabajar heridos y el no cumplimiento de los servicios mínimos conformaron el balance. El seguimiento de los paros superó, según los datos ofrecidos por el Ayuntamiento, el 46% y el personal que se encontraba ayer de baja médica volvió a aumentar hasta situarse en 40 trabajadores.
El actual conflicto tiene su origen en la oposición sindical al nuevo contrato del consistorio con la empresa municipal Aserpinto, que entrará en vigor el próximo 1 de enero. En este nuevo modelo de gestión, Aserpinto continuará desarrollando seis de los servicios, mientras que otros tres –recogida de basuras, limpieza viaria y jardinería– serán externalizados y asumidos por una empresa privada con el fin de que el Ayuntamiento ahorre los tres millones de euros que hubiera tenido que desembolsar en renovar la maquinaria.
Este contrato contó desde el principio con la oposición de los tres sindicatos con representación en Aserpinto. El rechazo radical a la externalización y el objetivo de los representantes sindicales de llevar la huelga indefinida hasta las últimas consecuencias queda bien claro en una de las asambleas celebradas en estos días por los trabajadores, y a cuyo contenido ha tenido acceso LA RAZÓN. En la citada reunión llevan la voz cantante un miembro del Comité de Empresa de UGT y un representante de los barrenderos de la capital, que hace pocas semanas protagonizaron una huelga similar y realiza a sus «colegas» recomendaciones de cómo deben llevar a cabo la protesta. Respecto a los servicios mínimos, uno de los intervinientes en la asamblea advierte: «El que ha ido a currar sabía a lo que se arriesgaba. Quien vaya a los servicios mínimos que trabaje al 1% no al 100% que son servicios mínimos».
El representante de UGT explica a sus compañeros cuál debe ser el papel de los piquetes informativos: «No hemos sacado ni los servicios mínimos pero lo tenemos claro. Y si os enfrentais a compañeros que quieren reventar la huelga, vuestra obligación es no dejarlos pasar. No sintáis remordimientos». En ese momento, algunos trabajadores preguntan en voz alta si al «al que va a ir a currar ¿le van a poner una pistola?». Los líderes sindicales vuelven en ese momento a deslizar una amenaza: «Nadie va a poner una pistola a nadie. Pero, pero, ¿qué eres? ¿barrendera? Pues a ver con qué limpias la calle. No podemos andar con titubeos. Si te toca servicios mínimos tendrás que ir, pero a lo mejor luego no los puedes hacer. A lo mejor se le rompe una escoba. Pues mala suerte. Esas cosas pasan». «También es posible que se rompa alguna boca de riego», añade otro.
La reunión poco a poco se caldea y toman la palabra voces más radicales: «Hay que ser extremistas porque hoy por hoy se requiere. Y si hay que ir en contra del que vaya a ir a currar y arrastrarle, hay que arrastrarle. Sólo pido que los cuatro que vayamos –del piquete informativo–, si van diez tenemos que arrastrar a los diez y sacarlos fuera. Y ya está».
El consistorio condenó los «actos vandálicos» registrados ayer así como la motivación meramente «política» de la huelga. Un extremo, el de la «huelga política», que los propios sindicatos tampoco ocultan: «Nosotros nos vamos a mantener con la huelga indefinida hasta que se revierta este proceso», aseguró ayer la representante de CC OO en el Comité de Empresa.
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