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La Complutense, trinchera de los radicales
El segundo día de huelga se salda con un detenido, contenedores quemados, barricadas y botes de humo. El decano de Geografía impidió la entrada de la Policía en la facultad, donde se refugiaban los encapuchados
Tras los graves altercados y las 54 detenciones registradas el miércoles durante el primer día de huelga educativa, los campus universitarios madrileños volvieron a ser ayer el escenario de graves incidentes, menores ya en su intensidad, aunque en medio de un clima todavía tenso.
Tras los graves altercados y las 54 detenciones registradas el miércoles durante el primer día de huelga educativa, los campus universitarios madrileños volvieron a ser ayer el escenario de graves incidentes, menores ya en su intensidad, aunque en medio de un clima todavía tenso. La quema de contenedores, las barricadas en los accesos a algunas facultades, la coacción a docentes y alumnos partidarios de no secundar los paros y las persecuciones policiales marcaron la mañana en algunos puntos de la Complutense, la Autónoma, la Rey Juan Carlos y la Carlos III. Sólo una persona, de 18 años, fue detenida una vez que los agentes comprobaron que portaba material inflamable. Con la de este joven –efectuada en las inmediaciones de la Facultad de Historia de la UCM–, las detenciones practicadas por la Policía Nacional en el marco de los actos violentos registrados en la capital desde el sábado –como parte tanto de las protestas por la dignidad del sábado como de la huelga educativa convocada en respuesta a la LOMCE y a la subida de las tasas universitarias– ascienden a 78.
Entre buena parte de los movimientos asociativos impulsores de las protestas violentas del miércoles el objetivo de ayer estaba claro: llegar al despacho del rector de la Complutense. La decisión, hasta ahora inédita, de José Carrillo de solicitar la intervención policial dentro del recinto universitario, en el que él es la máxima autoridad, soliviantó a estos grupos hasta el punto de señalar al rector como responsable de la «represión» practicada por los antidisturbios. Fueron en vano los intentos de llegar hasta su despacho, ya que el dispositivo policial lo impidió. El plan de los antidisturbios también impidió que los manifestantes fueran andando desde la ciudad universitaria hasta el centro de la ciudad, lo que hubiera multiplicado los trastornos sobre el tráfico.
La decisión de Carrillo de solicitar la intervención policial dentro de la Complutense fue reprochada el miércoles por parte de la comunidad educativa a través de un comunicado. A esta contestación interna se unió ayer el decano de la Facultad de Geografía e Historia, Luis Enrique Otero, cuando se interpuso entre los agentes y grupos de violentos que, tras cometer actos vandálicos, se refugiaron en esta facultad. «No pueden entrar», enfatizó el decano.
Varios centenares de estudiantes sí lograron, sin embargo, su propósito de cortar algunos accesos a la Complutense y a la Autónoma mediante la quema de contenedores a modo de barricadas. En el Campus de Cantoblanco, en la vía de servicio de entrada a Colmenar Viejo, y en la Avenida Complutense el tráfico llegó a estar cortado. Estos mismos grupos de estudiantes, la mayor parte de ellos integrados por individuos encapuchados, también arrojaron pales a la vía del tren en la estación de Cercanías de Cantoblanco. Tras estos incidentes, la Universidad Autónoma emitió un comunicado de rechazo a estos «actos violentos», especialmente porque los registrados ayer se produjeron en las inmediaciones de un colegio infantil. También en la Autónoma, tuvieron que ser sofocados varios focos de incendios, provocados por la quema de contenedores. Mientras en el campus de Somosaguas reinaba la calma, en Ciudad Universitaria, manifestantes y antidisturbios «jugaron» durante buena parte de la mañana al ratón y al gato. Consecuencia de todo ello fueron los cortes intermitentes del tráfico rodado en la Avenida Complutense. También fruto de ello se sucedieron a lo largo de la mañana las internadas de estos grupos en distintas facultades con la intención de interrumpir las clases. Lograron paralizar la actividad de quienes optaron por no hacer huelga, tanto entre los estudiantes como entre los propios compañeros, en las facultades de Matemáticas, Físicas, Ciencias de la Información, Medicina y Derecho. En algunas de las aulas se vivieron momentos de gran tensión entre los encapuchados y aquellos profesores que les subrayaron su intención de continuar con las clases. En uno de estos «asaltos», dos centenares de radicales lanzaron botes de humo en el hall de la Facultad de Derecho. En Matemáticas y Química, los encapuchados entraron portando bengalas y arrojando petardos a su paso.
El consejero de Presidencia y Justicia, Salvador Victoria, expresó su confianza en que recaiga sobre los violentos «todo el peso de la Ley y del Código Penal».
Miedo y tensión al paso de la manifestación de estudiantes
No se repitieron con la misma gravedad los altercados del sábado –al menos al cierre de esta edición–; sin embargo, la manifestación con la que el Sindicato de Estudiantes puso final a la violenta huelga de dos días que ha protagonizado en la Universidad llevó ayer el miedo a su paso por el centro de la ciudad. Los centenares de estudiantes, que se manifestaron bajo el lema «Unidas contra el tasazo. Las becas son un derecho. La precariedad, un delito» o «No a la LOMCE. No a los recortes. No a las contrarreformas» se encontraron las calles despejadas de tráfico, sin apenas viandantes y con muchos de los comercios con las persianas medio cerradas, para evitar sufrir los daños que se registraron el sábado durante los actos vandálicos que sucedieron a las Marchas de la Dignidad, con resultado de 21 detenidos y 67 policías heridos. Vigilados por un importante dispositivo policial, que cubría todo el recorrido de la marcha, los estudiantes comenzaron a congregarse a las 17:30 en Atocha. Hubo parada en el Ministerio de Educación –en la calle Alcalá– desde donde quisieron avanzar por la calle Gran Vía, recorrido que no estaba previsto y que la Policía logró evitar no sin elevar la tensión que acompañó a la comitiva casi desde el inicio. Tras una sentada de varios minutos en la vía, los convocantes leyeron un manifiesto en el que pidieron la dimisión de desde la delegada del Gobierno hasta la de José Carrillo, rector de la Universidad Complutense de Madrid, por las 54 detenciones del pasado miércoles en el desalojo del edificio de Vicerrectorado, o la retirada de cargos de los detenidos en este mismo desalojo.
Con la llegada de la noche se repitieron algunos de los episodios ya «clásicos» en este tipo de concentraciones: asamblea de estudiantes en la Puerta del Sol, la quema de algunos contenedores en las inmediaciones de la plaza del Carmen, Gran Vía o en Atocha, la identificación de algunos de los radicales por estos altercados e incluso alguna carga que la Policía, no obstante, calificó de «hechos aislados». Al cierre de esta edición, este grupo de manifestantes continuaba merodeando por la ciudad y protagonizando incidentes aislados, informa A. Elorza Múgica.
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