Madrid

La fiesta de la suciedad

La celebración de San Cayetano convierte el distrito con más quejas por falta de limpieza en un estercolero. Basura, orines y papeleras atestadas llenan las calles, y los barrenderos de refuerzo no pueden con las bolsas acumuladas

La plaza de Cascorro, epicentro de las fiestas de San Cayetano, la pasada madrugada después de que terminase la programación en el escenario principal de los festejos
La plaza de Cascorro, epicentro de las fiestas de San Cayetano, la pasada madrugada después de que terminase la programación en el escenario principal de los festejoslarazon

La celebración de San Cayetano convierte el distrito con más quejas por falta de limpieza en un estercolero. Basura, orines y papeleras atestadas llenan las calles, y los barrenderos de refuerzo no pueden con las bolsas acumuladas

El distrito más sucio, según los datos de las quejas y reclamaciones de los madrileños, ha batido todos sus récords de porquería durante el primer fin de semana de fiestas. La celebración de San Cayetano, San Lorenzo y La Paloma, con una programación entregada a los colectivos okupas afines a Ahora Madrid, ha dejado las calles de Centro atestadas de basura. Da igual la hora que sea, puesto que los desperdicios que dejan quienes acuden a los bares y escenarios de los festejos durante la noche se acumulan junto a los contenedores durante el resto del día, ya que no hay recogida de basuras lo suficientemente ágil como para retirar las toneladas que se generan por la falta de previsión municipal y el descontrol del botellón, que la Policía Municipal apenas persigue por orden del equipo de Gobierno de Manuela Carmena.

Los vecinos advierten de que éste no es un problema de ahora, pero con las fiestas todo se ha agravado hasta alcanzar cotas insoportables.

Los vecinos ya no pueden más. Las fiestas que se celebraron la noche del sábado por San Cayetano han recibido una cantidad de visitas superior a los años anteriores. Si bien es cierto que la oferta cultural y de ocio ha aumentado –ya que este verano se han ocupado de la comisión de festejos las asociaciones vecinales y empresariales de la zona– hay ciertos problemas de limpieza e higiene que no se han previsto por parte del Ayuntamiento. Muchos vecinos se quejaban del olor que despiden las calles aledañas a las fiestas ante la falta de urinarios públicos. «No han sido suficientes ante la cantidad de personas que se han acercado este año» comentó Emilio, residente del barrio.

Además, el lugar donde se ubica el escenario principal –que es donde se concentraba buena parte de la fiesta– y ya a altas horas de la madrugada, se convirtió en un hervidero de basura intransitable: restos de botellón, bolsas de plástico y un mar de líquidos rodeaban la plataforma, una vez finalizados los espectáculos programados. Quienes transitaban las calles en esos momentos, tenían que esquivar los restos de ese mar basura.

Pero éste no es un problema puntual de las fiestas: «La degradación de basuras se extiende a todo el centro en la zona del metro de la Latina, Lavapiés», afirman agentes municipales. Y es que la falta de servicios de limpieza del Ayuntamiento de Madrid se ve acrecentada en acontecimientos de este tipo. Otro ejemplo: la ausencia de contenedores de basura. En las horas punta, en el apogeo de las fiestas, la zona es intransitable para los vehículos y mucho menos los de limpieza, por lo que al final la cantidad de basura que se acumula acaba fuera de los contenedores y papelaras y, en otros casos desperdigada por el suelo.

La mañana del domingo se podía comprobar que en muchos contenedores de basura se amontonaban los residuos de la noche anterior, que no habían podido ser recogidos. Bolsas de basura por las aceras, al lado de los cubos y que dejan una imagen de falta de organización que empeora la de unas fiestas tan queridas en el barrio.

Ayer se celebró también la procesión en la iglesia de San Cayetano, a la que acudió la portavoz del PP en el consistorio madrileño, Esperanza Aguirre. Minutos antes, la edil se acercó a la calle Magdalena, acompañada por el portavoz adjunto, Íñigo Henríquez de Luna, y charló con los vecinos, quienes le enseñaron fotos que han realizado con sus teléfonos móviles de la basura que se acumula en la calle, que Aguirre describió como una situación «lamentable» después de que se haya «invertido tanto en rehabilitar edificios y viviendas». La portavoz popular criticó que la limpieza «siga siendo el baldón de los madrileños», con independencia de las «advertencias, protestas e indicaciones» lanzadas por el PP.

Tres barrenderos

«Cada fin de semana esta zona se llena de restos de botellón y hay puntos en los que la gente tira allí la basura como algo normal» afirmó Jesús, vecino del barrio. La calle Magdalena linda con la plaza Tirso de Molina, y «tres o cuatro barrenderos son los que se encargan de limpiar toda la basura que se acumula por aquí, bastante limpio lo dejan para todo lo que tienen», comentaba una pareja que lleva unos meses residiendo en la zona.

Las quejas vecinales reclaman que haya un aumento de los servicios de limpieza. Los medios son escasos y muchas veces las calles aledañas se convierten en servicios para los mendigos que allí habitan, y en las que se pueden apreciar regueros y olores de orín muy fuertes por donde la gente tiene que pasar tapándose la nariz. Otra reivindicación es el aumento de seguridad en la zona, ya que «si hay más policías municipales se evitaría que esto se conviertiera en una zona de botellones y basura», insistían los vecinos.

Los servicios de limpieza que ha dispuesto el Ayuntamiento incluyen 93 operarios y 31 máquinas entre barredoras, baldeadores y camiones que se reparten por grupos de tres entre los tres festejos que se celebran estos días. Aun así, el dispositivo ha sido escaso para la basura generada.

El PP pide que la policía vigile la legalidad de las casetas

El Grupo Municipal del PP en el Ayuntamiento de Madrid ha remitido un escrito a la Policía Municipal en el que insta a los agentes a comprobar que las nuevas casetas gestionadas por los colectivos okupas cuentan con todas las autorizaciones municipales y permisos necesarios para garantizar la salubridad de lo que allí se vende. «Queremos que se compruebe que quienes allí despachan cumplen con las normativas sanitarias como los carnés de manipulador de alimentos, para evitar intoxicaciones alimentarias cuyo responsable sea difícil de identificar», explicó el portavoz adjunto del PP en el Ayuntamiento de Madrid, Íñigo Henríquez de Luna.