Educación
La UCM no necesita el espacio de la capilla para aulas
El equipo del decano reconoció en 2012 que en el curso 2014-15 se «solucionaría definitivamente el problema de espacio» que había al coincidir grados y licenciaturas
La Universidad Complutense justificó esta semana la decisión de trasladar la capilla de la Facultad de Geografía e Historia por la necesidad de instalar nuevas aulas en esta sala. Fuentes universitarias aseguraron a este diario que el espacio que actualmente ocupa la capilla se transformaría en una o dos clases, en función de las necesidades académicas del curso que arranca el próximo mes de septiembre.
Desde el Rectorado se ha insistido durante todos estos días en un mismo mensaje: no se va a cerrar la capilla, lo ocurrido obedece a un mero traslado a un nuevo espacio más acorde con el actual uso que se da al recinto de oración. La asistencia a la capilla, según la propia UCM, no supera la media docena de personas al día, mientras que los estudiantes católicos, por su parte, la sitúan ésta por encima de la veintena, cifra que ha llegado a los 200 con motivo de ceremonias especiales. Por esta razón, el propio decano, Luis Enrique Otero, ofreció el miércoles al obispo auxiliar de Madrid, César Franco, varias salas alternativas –todas ellas ligeramente más grandes que el aula informática de 10 metros cuadrados ofrecida en primera instancia– para la reubicación de la capilla. Opciones que los responsables pastorales de la Complutense están estudiando con calma. De hecho, el Arzobispado negó ayer categóricamente que la Universidad hubiera dado un ultimátum a los responsables religiosos. «Si se tiene que trasladar la capilla por problemas de espacio, que pensamos que no son tan graves, que sea un lugar suficiente y digno», aseguró ayer el capellán de la Facultad, Javier Carralón.
Esas necesidades de espacio a las que se se refiere el decano hacen, según la facultad, necesario el traslado ahora. Sin embargo, no es lo que reconoció la propia Universidad hace dos años. El 15 de febrero de 2012, la Junta de Facultad de Geografía e Historia aprobó la Memoria anual de Seguimiento del Grado de Historia, un documento que sostenía que los eventuales problemas de espacio en esta facultad provocados por la implantación de la normativa de Bolonia y su convivencia con las licenciaturas a extinguir se acabarían precisamente el próximo curso. Profesores de la Facultad consultados por LA RAZÓN relatan que la máxima presión de alumnos en la facultad se hado durante los años –especialmente en el 2012-2013– en los que se han impartido simultáneamente los grados y las licenciaturas, algo que ya no se producirá a partir de septiembre. De hecho, con el arranque del curso 2014/2015, de las licencituras ya no se impartirán clases presenciales, sino únicamente tutorías. «La simple dinámica de extinción del título solucionará el problema de espacio definitivamente para el curso 2014-2015», reza este documento aprobado en 2012 por la Junta de Facultad, presidida por el propio Otero y todo su equipo decanal. En el actual curso, el 2013-2014, sólo se ha impartido alguna asignatura residual del 5º curso de la Licenciatura. De ahí que los profesores consultados reconocan que no existe esta necesidad «perentoria» de espacio. E insisten: «No lo decimos nosotros, lo reconoció la propia facultad y el decano en una memoria firmada por ellos».
Grados y licenciaturas
El otro argumento con el que las autoridades complutenses defienden la necesidad del traslado es la aplicación de la normativa de Bolonia. Ésta implica que algunos grupos, a la hora de impartir las prácticas, se subdividan en varias aulas. En algunos grupos de segundo curso de los grados impartidos en esta Facultad, por ejemplo, las prácticas implican una subdivisión que obliga a ocupar hasta tres aulas. Un extremo que, sin embargo, en ninguno de estos años ha conllevado la ocupación de todas las aulas de la facultad, ya que algunas prácticas se realizan en la biblioteca y otras, incluso, fuera de la facultad, como las que consisten, por ejemplo, en la visita a algún museo. Respecto a los problemas de espacio, estos docentes insisten en que en el edificio multiusos anexo a la Facultad de Geografía –en el que se encuentra la Facultad de Filología– hay un buen número de clases vacías a las que no se da ningún uso.
La Complutense, por su parte, según Ep, ha trasladado a la diócesis su intención de iniciar el lunes las obras de acondicionamiento para convertir la capilla de la Facultad de Geografía e Historia en espacio docente, para lo que deberían tener despejado la capilla de todos los enseres este viernes. A lo largo del día de hoy, la facultad será escenario de varios actos relativos a esta polémica. A las 12 del mediodía está convocada una protesta contra la decisión del decano por parte de las asociaciones que han reunido ya más de 45.000 firmas. Por la tarde, se ha convocado una misa a las seis de la tarde, que tendrá lugar en el hall de la facultad cercano a la puerta de la capilla cerrada. Ésta podría ser la última eucaristía antes de un posible acuerdo para el que, según el padre Feliciano, delegado de Pastoral en la Universidad, «estamos haciendo todo lo posible. Esperamos que todo se resuelva cuanto antes».
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