Festivales de Música
Mad Cool, la experiencia de un festival virtual
La segunda jornada del evento corrige problemas pero sigue resultando muy masificada
La segunda jornada del evento corrige problemas pero sigue resultando muy masificada.
La tercera edición del Mad Cool se parece mucho a la vida moderna. No sé si eso está bien o mal, pero es mejor aceptar las cosas como son. Asistir a un festival con otras 79.999 personas genera irrealidad. Tanta como ver a Pearl Jam desde 150 metros, es decir, que los ves por las pantallas como quien enciende la tele. Alguien debería explicar qué sentido tiene eso, quién validó el espectáculo a la distancia del catalejo. No era un tipo de metro setenta, afirmo.
Así que en este tipo de festivales hay que buscar los huecos, las sílabas de verdad, que las hay. ¿Prefieres ver a Pearl Jam con sus letanías del Noroeste americano como quien avista un cometa o a Carolina Durante a diez metros hablando de un after de Madrid? Esas distancias, reales y de concepto se presentan cada rato en un macrofestival como este, en el que Jack White luchó contra el espacio (la enorme distancia) y el tiempo (escasa la hora y media) y venció con un grandioso concierto. El sonido volvió a ser impecable.
Y es que, para el que quiso y los supo buscar, hubo momentos de gozo como la fantástica presencia de At The Drive In en unas dimensiones razonables, antes de la marabunta. En este festival las decisiones artísticas son de diez y las logísticas de aúpa en plan Benidorm. Quizá sea ese nuestro modelo y es una mala idea.
Entonces salieron Arctic Monkeys cuando estas líneas tenían que estar entregadas y su presencia y nuestra virtualidad estarían las dos puestas en cuestión. Esa es la irrealidad.
✕
Accede a tu cuenta para comentar