Ayuntamiento de Madrid

Ni el apoyo de la ONU frena el desalojo de Soraya

Naciones Unidas pide que en casos como el de esta madre de Vicálvaro se le ofrezca una solución

Soraya con sus pertenencias en el descansillo de la que es, por ahora, su vivienda/Jesús G. Feria
Soraya con sus pertenencias en el descansillo de la que es, por ahora, su vivienda/Jesús G. Ferialarazon

Soraya vive en la calle San Eudaldo de Vicálvaro desde hace cuatro años y están intentando desahuciarla. Con la ayuda de Stop Desahucios esta mujer de 31 años presentó su caso ante el Comité de Derechos Económicos y Culturales (DESC) que pertenece a las Naciones Unidas (ONU) y desde este organismo consideraron que el desalojo no podía llevarse a cabo por vulnerar los derechos de Soraya. Sin embargo, la Policía se presentó durante la mañana de ayer en su casa con la intención de que abandonara el domicilio debido a que la magistrada del juzgado de instrucción número tres de Madrid no entiende que lo manifestado por el DESC sea ni un dictamen ni una resolución, según afirman desde la plataforma. Finalmente, el desahucio no se llevó a cabo gracias a la intervención de los vecinos y de Stop Desahucios que la ayuda, pero esto no asegura la tranquilidad de esta vecina de Vicálvaro, ya que en los próximos días los agentes pueden volver a presentarse en el domicilio.

Soraya es madre de dos niños, de diez y cuatro años y de un bebé de 30 días y se encuentra sola. En la puerta de la casa se pueden ver cajas llenas de ropa, cacerolas y una pequeña bicicleta rosa entre otras pertenencias por si vienen a desalojarla. «Si me echan no puedo entrar a coger nada al piso y no voy a perder todas las cosas de mis niños», afirma.

El drama comenzó hace cuatro años cuando entró a esta vivienda «después de quedarse en la calle», explica. El piso pertenecía a Bankia y luego pasó a formar parte del fondo de inversión Arguijo, en ambas ocasiones ella solicitó que le realizaran un contrato de alquiler, pero ninguna de las entidades aceptó y la denunciaron. No obstante, aguanta, ya que como dictó el Comité de Derechos Económicos y Culturales o se le otorga otro espacio habitacional o puede seguir en la vivienda.

Ella continúa en el piso, pero los menores ya no están con ella, «he decidido sacarlos de aquí, no quiero que estén cuando venga la Policía».

Sus opciones y las de sus descendientes no son muchas, las administraciones todavía no se han proncunciado y su asistente social le ofrece o un albergue o una casa compartida, pero la madre no lo ve un lugar propio para unos niños tan pequeños: «No creo que en esos sitios mis hijos vayan a estar bien».

Esta situación afecta a la salud de Soraya que se encuentra « muy nerviosa, sin comer y sin poder dormir». Los vecinos y la agrupación Stop Desahucios se mantienen a su lado. Le aconsejan que no abandone el domicilio y que intente resistir aunque llegue la Policía. «Yo no me voy a mover de aquí, necesito un sitio en el que quedarme con mis hijos, este u otro, pero una casa», alega.

Rocío y sus hijos no se pudieron quedar

A primeros de mes se produjo otro deshaucio en Vicálvaro que, esta vez, la PAH no pudo evitar. El pasado 1 de agosto la llamada de #Rociosequeda no fue suficiente para evitar que esta mujer y sus dos hijos fueran expulsados de su vivienda, propiedad de la Sareb, en ejecución de una medida cautelar.