Puente de Vallecas
Puente de Vallecas, el Molenbeek madrileño
«Aquí estamos muy tranquilos». LA RAZÓN visita la mayor comunidad marroquí en la capital
«Aquí estamos muy tranquilos». LA RAZÓN visita la mayor comunidad marroquí en la capital.
«Llevo 18 años viviendo en Puente de Vallecas y nunca he tenido ningún problema por mis orígenes, tampoco ahora después del ataque de Barcelona. Conozco a mis vecinos y ellos me conocen a mí», explica Elhadj sentado en uno de los sillones de la peluquería que regenta. En sus palabras subyace un significado oculto: el vínculo entre los vecinos de Vallecas y los inmigrantes marroquíes que ahora tienen su hogar en el barrio está hecho a prueba de atentados.
Y es que, a pesar del aumento de los ataques islamófobos en la última semana, los magrebíes de este popular barrio se sienten tranquilos y a salvo paseando por la calle. Otman trabaja como dependiente en una frutería y, en conversación con LA RAZÓN señala que, a pesar de trabajar muchas horas de cara al público, no ha visto todavía –una semana después del atentado– «ninguna mala cara ni un gesto feo de ningún cliente porque sea musulmán». Uno de los puntos más frecuentados por la población musulmana de Vallecas son los locutorios. Allí hablan con sus familiares y, en muchos casos les envían dinero. Jusma Bogum es la dueña de uno de esos comercios y tampoco ha tenido ningún problema de islamofobia: «Estamos muy tranquilos, no pasará nada con este tema», asevera.
Shabul regenta otro cibercafé y es de la misma opinión. Aunque reconoce que ve «por la televisión que en los últimos días ha habido agresiones a musulmanes», no le parece que sea un problema que se vaya a reproducir en el distrito de Puente de Vallecas: «No creo que vayamos a tener estos problemas. Aquí, entre los vecinos, está todo igual que antes del atentado», sentencia. En la misma línea, Lidia, una vallecana, señala que «aunque por temas de idioma se juntan más entre ellos, la mayoría son buenas personas que nunca se meten en líos y tratan de ganarse la vida honradamente, como el resto de vallecanos». Además, concluye esta vecina, «van a los mismos colegios que los españoles y están muy integrados en la vida del barrio».
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