«Los días no vividos»: El fin otra vez

El mundo se acaba hoy. Precisamente. Y otra vez para el cine español. Recuerden que hace muy poco, Jorge Torregrossa presentaba en «Fin» un apocalipsis alternativo con logros y desfallecimientos. Igual que la película de Cortés-Cavanillas, más humilde, sin embargo, más simple y directa: quedan pocas horas para que la humanidad sea barrida, estamos en Lavapiés, y David, que conoce la historia tarde por culpa de una mala noche de borrachera, decide pasarlas junto a su mejor amigo y el padre de éste. Lo que ignora es que, incluso en momentos tan apurados como los que se avecinan, la casa se le llenará de gente desesperada y encontrará a la mujer de su vida (de la poca que parece quedar les por delante) en medio de la maraña sentimental e interpretada por Ingrid Rubio. Por cierto, ¿dónde andará últimamente, que tan poquito la vemos en pantalla? Una película de presupuesto demasiado corto (cuánto le debemos a Ikea...) que de haber optado todo el metraje por el tono humorístico con que comienza (la estimulante conversación entre ambos amigos: «Ni siquiera estoy viviendo esto como una tragedia, tío») habría ganado adeptos. Si todo debe acabar, al menos que nos permitan unas risas.