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¿Compras siempre el mismo número de Lotería de Navidad? Esto dice la psicología de ti

Muchas personas repiten la combinación habitual año tras año

Sorteo de la Lotería de Navidad
Sorteo de la Lotería de Navidad La Razón

Cada diciembre se repite la misma escena: colas ante las administraciones más populares, grupos de amigos que se reparten décimos en un bar, compañeros de oficina que renuevan el del año pasado casi sin mirar. En esa fidelidad hay algo más que costumbre. Para muchos, comprar siempre el mismo número es un gesto que ordena el caos de la suerte y hace la espera más llevadera.

La psicología tiene nombre para esa sensación: ritual. Y los rituales no cambian las probabilidades, pero sí cambian cómo nos sentimos: reducen la ansiedad, aportan control subjetivo y refuerzan el vínculo con quienes los comparten.

A esa calma del ritual se le suma otra pieza muy humana: la ilusión de control. Elegir tu número, repetirlo, comprarlo en tu administración. Todo eso nos hace sentir que influimos en un resultado que, por definición, no controlamos.

Hay, además, un resorte silencioso que empuja a mantener la rutina: el arrepentimiento anticipado. Mucha gente imagina el peor de los escenarios ("y si este año sale justo el mío y no lo llevo") y, para evitar ese latigazo emocional, prefiere seguir fiel. El significado personal también pesa. No elegimos al azar: tiramos de fechas, aniversarios, terminaciones que nos persiguen o que ese año han marcado la conversación pública.

¿Administraciones con más probabilidad de premio?

Otro malentendido habitual es confundir administraciones 'milagrosas' con más opciones de premio. Doña Manolita o La Bruixa d'Or reparten mucho porque venden muchísimo. Si un punto de venta comercializa un volumen enorme de décimos, es normal que toque allí con más frecuencia, pero eso no cambia ni una coma la probabilidad de tu décimo concreto.