Miami

Lo nunca visto: compra una mansión increíble por 110 millones y la derriba por completo

William Lauder, el dueño de la firma de cosmética Estée Lauder, ha decidido acabar con su fastuosa residencia situada en la exclusiva isla de Palm Beach, junto a Miami.

Vista aérea de la residencia de Lauder.
Vista aérea de la residencia de Lauder.Google Maps

Pocos lugares más exclusivos existen en todo el mundo que superen a Palm Beach, una isla para millonarios junto a Miami, que pasa por ser uno de los lugares con una de las mayores rentas per cápita de Estados Unidos, el sitio donde se fue a vivir Donald Trump después de tener que abandonar la Casa Blanca, un paraíso prácticamente privado donde todas las mansiones cuentan con salida al inmenso mar.

La singular naturaleza de Palm Beach está muy bien explicada, por ejemplo, en el libro homónimo que Aerin Lauder, nieta de Josephine Esther Mentzer, más conocida como Estée Lauder, publicó en 2019, a modo de guía turística jalonada con recuerdos de su infancia. Precisamente, William Lauder, el actual dueño de la prestigiosa firma de cosméticos, es el protagonista máximo de las siguientes líneas.

Su nombre está en los últimos días en el primer plano de la actualidad por la traumática decisión que ha tomado con una increíble mansión situada en Palm Beach, que, solo hace meses, adquirió por la nada despreciable cantidad de 110 millones de dólares. Sea como fuere, la piqueta pasará por encima de la fastuosa propiedad muy próximamente hasta dejarla reducida a la más mínima expresión.

Para no caer rendido del susto, habrá que aclarar, como asegura la publicación Palm Beach Daily News, que el propio Lauder ya era poseedor de un solar anejo, por lo que la intención del multimillonario sería edificar una futura casa única en un enorme terreno de la zona más exclusiva de la isla de Palm Beach. En caso de ser su propietario, sería la envidia de uno de los lugares más envidiables del planeta. De haber una venta posterior, la cifra sería absolutamente estratosférica.

El caso es que William Lauder ha ordenador derribar una mansión que cuenta, o contaba, no sabemos muy bien, con, además de una inmejorable visión del océano, siete dormitorios, salones, una gran cocina y 16 baños, además de una casita de invitados. La decoración de la residencia es clásica, con acabados en madera y mármol, y detalles con estilo, como lámparas de araña en distintas estancias.

La propiedad original es absolutamente reciente, ya que fue construida en 2016 y, además de las lujosas dependencias citadas, puede presumir de poseer una bolera, un pub, una sala de cine, un spa preparado con todo lo necesario para relajarse y una amplia superficie de aparcamiento capaz de albergar hasta 8 automóviles. Un auténtico lujo con las horas absolutamente contadas.