Madrid

La estatua de Felipe II volverá a su explanada en año y medio

Permanece en un almacén desde que en 2013 fuera retirada del lugar que ocupaba entre el Palacio Real y la Catedral de la Almudena

La estatua de Felipe II
La estatua de Felipe IIlarazonPatrimonio Nacional

La estatua de Felipe II volverá a su antiguo emplazamiento de la plaza de la Armería, entre el Palacio Real y la Catedral de la Almudena, de donde fue desalojada en 2013 para proceder a la remodelación de la zona y las obras del Museo de Colecciones Reales, según fuentes del área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid. Desde entonces, se encuentra en un almacén, perfectamente conservada, a la espera de volver a formar parte de la estatuaria de la ciudad. Se prevé que el regreso de la estatua a la «cornisa de poniente», se efectúe en el plazo de año y medio, en el verano de 2021, siempre y cuando Patrimonio Nacional cumpla los plazos de finalización de las obras que lleva a cabo en la zona.

Siendo Ana Botella alcaldesa, el Ayuntamiento empezó a replantearse dónde situar la estatua del monarca una vez acabadas las obras, pues por aquel entonces no se consideraba oportuno que volviera a su antiguo emplazamiento. En este sentido, se nos convocó a los Cronistas Oficiales de la Villa para que diéramos nuestra opinión sobre este asunto. Unos consideramos que habiendo sido Felipe II el rey que trajo la capitalidad a Madrid desde Toledo en 1561, debería tener presencia en un lugar digno y destacado de la Villa, y no «orillado» en un espacio poco transitado como es el mirador con vistas al Campo del Moro.

Una de las alternativas que se barajaron fue la de la Plaza de la Villa, lugar donde nació el Concejo de Madrid y, por lo tanto, el corazón histórico de la ciudad. Pero para hacerlo posible habría que desmontar la estatua del marino don Álvaro de Bazán, que ocupa el centro de esa plaza, y trasladarla, posiblemente, a las inmediaciones del Museo Naval. Se entendía que, por muy notable que fue este ilustre marino, no tenía suficiente relación con Madrid como para estar presidiendo la Plaza de la Villa. Otros compañeros Cronistas apostaron porque no hubiera un «baile de estatuas» y que el conseguidor de la capitalidad de Madrid volviera al lugar que ocupaba desde 1962. Fue inaugurada por Franco, con la presencia del alcalde de la ciudad, Conde de Mayalde, quien dijo en su discurso que «los madrileños tenían una deuda de gratitud con el monarca».

No parecía serio que otro monarca, su hijo Felipe III, tuviera una estatua ecuestre en la Plaza Mayor por ser el rey que la impulsó y que Felipe III, artífice de la capital, estuviera orillado en una esquina de la urbe. Madrid le debía un lugar más relevante, más de paso.

El Ayuntamiento, por iniciativa del entonces delegado de las Artes, Fernando Villalonga, abrió un periodo de participación ciudadana a través del cual, los madrileños pudieron votar sobre la ubicación de la estatua, haciéndolo personalmente en la sede de la Junta Municipal de Centro o por internet. El delegado de Las Artes era partidario de buscarle a Felipe II un lugar más digno, como corresponde al papel que jugó en la historia de Madrid.

Pero llegaron los tiempos del cambio tras las elecciones municipales de 2015 y el nuevo Gobierno de Manuela Carmena se desentendió del tema; no quiso meterse en cuestiones de esta naturaleza, aunque la mayoría de los Cronistas y de los ciudadanos que participaron en la consulta se inclinaban porque la estatua volviera a su lugar de origen. Han pasado cuatro años y ahora el Gobierno de José Luis Martínez-Almeida quiere dar carpetazo a este asunto pendiente y establecer una fecha que, como queda dicho, queda pendiente del compromiso de Patrimonio de concluir las obras en 2021. Hay que tener en cuenta que hay que construir un nuevo pedestal.

La estatua de Felipe II es una reproducción en bronce de la obra del siglo XVI de Leone Leoni y de su hijo, Pompeo Leone, que se conserva en el Museo del Prado. La copia fue realizada por Federico Coullaut-Valera en 1891, y se dice que una de las obras de las que menos se conoce su autor a nivel popular, aunque Coullaut-Valera manifestara que había sido uno de sus trabajos más complicados, quizá por la dificultad de hacer una reproducción que iba a formar parte de la estatuaria de Madrid.