Polémica

Navacerrada: el silencio de los alcaldes que disfrutaron de su estación de esquí

Los primeros ediles de Navacerrada y Cercedilla, inactivos ante el cierre pese a su vinculación con las instalaciones

Imagen del estado actual de las instalaciones de la estación de esquí de Navacerrada
Imagen del estado actual de las instalaciones de la estación de esquí de NavacerradaPABLO MARTINAgencia EFE

De momento no hay vuelta atrás. Las pistas donde aprendieron a esquiar Paco y Blanca Fernández-Ochoa y en las que más de 150.000 niños han tenido, desde su apertura, su primer contacto con los deportes de invierno, inician un descenso que parece imparable. El Escaparate, el Telégrafo y El Bosque, pertenecientes a la estación de Esquí Puerto de Navacerrada, cerrarán en octubre. Una decisión adoptada en marzo por el Organismo Autónomo Parques Nacionales, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico liderado por Teresa Ribera.

La concesión a la empresa, firmada en 1996 y de 25 años de vigencia, no será renovada. ¿El motivo? Razones medioambientales. El cambio climático ha sido determinante: desde la década de los setenta del pasado siglo, y según los datos de la estación meteorológica del propio Puerto, la temperatura media ha aumentado 1,95ºC, la temperatura media de las mínimas también se ha incrementado en 0,77ºC y la nieve se ha reducido en un 25%. Todo ello, según el organismo autónomo, pondría en peligro varias zonas de especial protección: el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama; el Río Eresma, declarado como Reserva Natural Fluvial del Alto Eresma; la Reserva de la Biosfera Real Sitio de San Ildefonso-El Espinar, de la Zona de Especial Protección para las Aves y de la Zona de Especial Conservación Sierra de Guadarrama...

La situación ha llevado a una movilización por parte de los afectados. Entre ellos, la Federación Madrileña de Deportes de Invierno (FMDI). El pasado 25 de abril, acompañados de vecinos y de representantes de varias formaciones políticas, Antonio Fernández-Coppel, presidente de la Federación, leyó un manifiesto a favor de la permanencia de estas pistas. La FMDI considera que se trata de una «decisión caprichosa» por parte del Gobierno. «Nadie entiende que, después de más de un siglo de convivencia armoniosa entre el esquí y el medio ambiente, ahora sea un problema», aseguraron desde la federación.

Todo indica que ese sería el resultado de cerrarse las pistas. Desde la propia estación calculan que se perderán más de 30 puestos de trabajo directos y 200 empleos indirectos. No en vano, las tres pistas cuyo cierre ha sido ordenado por el Gobierno son las que generan más días de esquí. Eso sin olvidar que la estación abre solo entre setenta y noventa días al año, con un aforo máximo de 500 esquiadores.

Con todo, los afectados señalan el silencio por parte de las tres administraciones locales implicadas: los Ayuntamientos de Navacerrada, Cercedilla y San Ildefonso. Tres consistorios gobernados hoy por la izquierda y que no han alzado la voz al respecto. De hecho, en las últimas semanas, solo trascendió la reunión del regidor de San Ildefonso, el socialista Samuel Alonso, con la ministra Teresa Ribera, en la que le transmitió «tranquilidad y serenidad» ante el futuro de la estación.

Juan Ramón Blanco, vicepresidente de la Federación Madrileña de Deportes de Invierno, explica a LA RAZÓN su extrañeza ante la falta de iniciativa de los alcaldes. Sobre todo de dos de ellos: la regidora de Navacerrada, la socialista Ana Paula Espinosa, y el primer edil de Cercedilla, Luis Miguel Peña, ex de Izquierda Unida y ahora al frente de Juntos por Cercedilla. Y es que ambos estuvieron vinculados a la emblemática estación de esquí. En el caso de Peña, trabajó en su juventud en la empresa Transportes Aéreos del Guadarrama S.A. (TAGSA), creada en los años cincuenta del pasado siglo por parte de aficionados al esquí y que impulsó a partir de entonces el desarrollo de la estación. En el caso de Peña, era empleado en los remontes con los que los usuarios se desplazaban entre las pistas.

Sobre Ana Paula Espinosa, Blanco recuerda su tradición familiar vinculada a las pistas. De hecho, «su tío abuelo era profesor de esquí» en Navacerrada. Y ella misma ha sido asidua de la estación. Por ello, Blanco lamenta que estos antiguos usuarios se «plieguen ante el mandato político. No nos han acompañado».

El silencio de la izquierda ha sido criticado por el grupo municipal del PP en Navacerrada. «Que hable y que defienda a los vecinos», afirmó la portavoz popular, Sandra Redondo. «Sabemos que la alcaldesa está a favor del cierre y está dejando solos a los vecinos, empresarios y deportistas del municipio. Es una vergüenza que seamos la oposición la que nos estemos preocupando, desde el primer momento, por conocer todo lo que implica este cierre para nuestro municipio», añadió.

Blanco señala que, además del daño económico a las localidades afectadas, ahora mismo están en el aire los programas escolares de los colegios de Cercedilla, ya que tienen incorporado el esquí dentro de la asignatura de educación física. Todo ello sin olvidar que «vamos a impedir que suban 1.000 esquiadores mientras se permite que 14.000 personas lleguen con sus trineos. No estamos perjudicando el medio ambiente. Estamos peleando para que un centro deportivo no desaparezca».