"Cluster"
El adiós a la juventud de la generación milenial
El montaje se pregunta qué fue de los sueños de los nacidos en los 80
Ángela, Beatriz, Belén, Leticia, Pablo, Javier, Néstor y Ángel, actores nacidos entre el 80 y el 89, forman parte de la primera generación española nacida en democracia, la Generación Y o milenial, nativos digitales, que venían al mundo con unas expectativas de progreso como nunca, que pasaban de lo analógico a lo digital y cumplían la mayoría de edad sufriendo la crisis de los 2000, una generación que ahora ronda los cuarenta y está en ese punto en el que siente que la juventud se les va. Llega la hora de preguntarse, ¿Qué he hecho con mi tiempo? ¿Estoy dejando de ser joven? ¿En qué tipo de persona me han convertido mis decisiones? ¿Qué ha pasado con mis sueños? ¿Estoy donde quería? ¿Y a partir de ahora qué? Si estas son sus vivencias, seguro que se sentirán interpelados por «Cluster» –literalmente agrupamiento–, el nuevo trabajo de la Compañía exlímite tras el éxito de «Los Remedios», una pieza de autoficción generacional escrita por Fernando Delgado-Hierro en colaboración con los actores y dirigida por Juan Ceacero.
«Cluster» surge en el laboratorio teatral de la compañía tras año y medio de escribir, aportar vivencias personales, pulir, quitar, añadir, experimentar, así hasta dejar la pieza en un espectáculo de tres horas y media, «aunque podían ser seis», explica Delgado-Hierro. Un proyecto especialmente complicado. Como dijo el actor Paco Denis, el Ben-Hur milenial. Una propuesta ambiciosa porque ocho actores en autoficción son como ocho protagonistas exponiendo sus experiencias vitales, y eso significa que «a cada uno hay que darle su espacio, cada uno debe tener su tiempo para expresarse».
El proceso creativo comenzó, explica el autor, «con unos textos previos escritos sobre lo que queríamos hablar, las cosas que nos han configurado como generación, como una forma de entender el amor y el modelo de pareja, que nos ha pillado en medio del de nuestros padres, la generación X del «baby boom», y el que está surgiendo ahora que todavía no sabemos bien qué es, pero mucho más inestable; la precariedad laboral, la dificultad de acceso a la vivienda, la incertidumbre constante, una cierta forma de consumo, el nivel de influencia de las redes sociales que hace que todo sea instantáneo, de fácil acceso, pero a la vez muy cambiante e inestable».
A partir de estas ideas generales, prosigue Delgado-Hierro, «me fui entrevistando con ellos, grabando sus palabras, sacando información personal de cada uno para llegar a algo general y de ahí a trabajar en escena en un proceso de improvisación, pidiéndoles cosas y profundizando sobre eso». Esto lo ha convertido en un proceso muy especial. «Ese “feedback” y esa especie de simbiosis de hacer que mis palabras sean mías y a la vez suyas y al contrario ha dado momentos muy ricos. Me encantaría poder escribir siempre en conexión profunda con el intérprete que lo va a representar», añade.
«El riesgo de hablar de nosotros mismos puede ser caer en la autocomplacencia, en un ejercicio de nostalgia, una especie de oda a lo perdido –afirma–. Para evitar esto uso dos herramientas fundamentales, la crueldad, con personajes que entran a cuestionar el discurso, y el humor. No podemos caer en el error de pensar que porque es real y ha pasado es interesante, lo que los hace interesante es la manera de contarlo, tiene que ser teatral, poético, tener una mirada que no se vuelva autocomplaciente», asegura.
«Cluster» es el bar que da nombre al lugar donde, de forma fragmentada, se cuentan todas estas historias y confesiones, «porque fragmentario es el mundo que viven y su forma de consumo, saltando rápidamente de una cosa a otra distinta por los móviles, pantallas, redes…, lo que está generando un nuevo tipo de espectador». Según Delgado-Hierro, «la obra no te deja indiferente, hay algo de toda esa experiencia humana puesta ahí que te toca, te moviliza y te hace preguntarte cosas. Para mí es un objetivo que se salga del espectáculo con más preguntas que respuestas, cuestionándose a uno mismo y a nosotros como generación», concluye.
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