Obras

Madrid: ¿por qué están cambiando las calles Arenal y Montera?

El Ayuntamiento subraya que no se están asfaltando y que seguirán siendo peatonales. Además, su aspecto final, visible a mediados de julio, será muy diferente al que luce ahora

Estado actual que presenta la calle Arenal, en el centro de Madrid
Estado actual que presenta la calle Arenal, en el centro de MadridAlberto R. RoldánLa Razón

¿Qué está ocurriendo en las calles Montera y Arenal? Esa es la pregunta que se han hecho muchos vecinos que paseaban por el casco histórico de Madrid, mientras veían el avance de las reformas de estos emblemáticos tramos peatonales. La polémica ha saltado en redes sociales: ¿se están asfaltando los tramos? ¿Se va a permitir el tráfico rodado? La respuesta por parte del Ayuntamiento es un «no» rotundo. Ni se están asfaltando ni el acabado final de la franja de ambas calles es el que ahora mismo ven los viandantes. Desde el Área de Obras y Equipamientos, con Paloma García Romero al frente, son tajantes: «Ni el peatón va a perder espacio ni los vehículos lo ganan».

Los trabajos, que comenzaron a finales de septiembre, encaran su recta final. A mediados de julio, el entorno de Montera y Arenal, un espacio de casi 10.000 m2, lucirá nueva cara. Entre las actuaciones se encuentra la renovación del mobiliario urbano y la instalación de 62 nuevas farolas modelo Fernando VII, situadas en la vía pública en lugar de en fachadas como hasta ahora. Unas nuevas luminarias, provistas con placas led, ahorrarán consumo energético y evitarán molestias por deslumbramiento. Todo ello, unido a la ejecución de nuevos alcorques y a la plantación de más árboles, manteniéndose los ya existentes. Y, por supuesto, el nuevo pavimento en la zona central. Un área peatonal al que solo se permite el acceso a ciertos vehículos para carga y descarga.

Hay varios puntos que, desde el Ayuntamiento, señalan a LA RAZÓN. En primer lugar, que se trata de trabajos de pavimentado, no de asfaltado. Concretamente, un pavimento continuo formado por un microaglomerado, a base de áridos graníticos, al que se añade pigmento gris y un tratamiento superficial posterior de pulido para que se aprecie el árido utilizado. Esta técnica, señalan, se ha usado con éxito espacios peatonales de ciudades como Vitoria o en la plaza del Ayuntamiento de Valencia.

¿A qué se debe el cambio de material? El Consistorio considera que presenta grandes ventajas desde el punto de vista de la conservación. No hay que olvidar que hablamos de dos de las calles más concurridas de Madrid y que, prácticamente, funcionan como un centro comercial al aire libre. Muchos vehículos pesados deben realizar cada día labores de carga y descarga para proveer a los comercios. El resultado: desperfectos en el pavimento de granito, cuyo mantenimiento y reparación resulta especialmente costoso.

Este será el aspecto final que lucirá el pavimentado de Arenal y Montera
Este será el aspecto final que lucirá el pavimentado de Arenal y MonteraAyuntamiento de Madrid

De hecho, si se continuara con el granito, su renovación abarcaría varios meses, con un coste cuatro o cinco veces superior. Para hacerse una idea, el dinero empleado en un mes para la conservación de un pavimento tradicional de granito puede utilizarse para la conservación de este otro tipo de pavimento durante medio año o más. Además, con el nuevo material, podrá cambiarse en un solo día, gracias al uso de maquinaria de alto rendimiento.

Por otro lado, está el problema de la sonoridad. El nuevo firme reducirá el ruido de rodadura producido por los vehículos e «incrementará la comodidad del tránsito peatonal al tratarse de un pavimento sin juntas». De hecho, desde Obras y Equipamientos señalan que en estos tramos de Arenal y Montera, junto a Preciados, se producen más del 10% de todas las caídas del distrito Centro, reclamadas posteriormente al Ayuntamiento.

Por último , pero no menos importante: aunque algunos se hayan adelantado, las obras aún no han finalizado. El aspecto final distará mucho del que puede verse ahora. El resultado, en menos de un mes.