Historia de Madrid
Palos de la Frontera, el barrio que podría cambiar de nombre por un error histórico
El Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha el proceso para renombrarlo como Palos de la Frontera, el auténtico nombre del pueblo onubense
Son casi las 12 de la mañana. Dos jubiladas caminan por el Paseo de las Delicias, en el madrileño barrio de Palos de Moguer, perteneciente al distrito de Arganzuela. Pero es posible que, en un tiempo, el barrio por el que ahora pasean deje de llamarse así. Y es que su nombre se debe a un error histórico que, después de cinco siglos, se está intentando subsanar: Palos de Moguer realmente nunca ha existido. «No teníamos ni idea», dicen a LA RAZÓN ambas mujeres, al unísono. Les parece «curioso». Del mismo modo, estas vecinas tampoco eran conscientes de que el Ayuntamiento de Madrid había abierto a consulta pública la cuestión de si se debe cambiar o no el nombre al barrio, que, en realidad, lo liga estrechamente a la localidad onubense de Palos de la Frontera.
Pero, ¿cuál ha sido el error? Sílvia Saavedra, desde el Área Delegada de Coordinación Territorial, Transparencia y Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Madrid, apunta que el cambio de nombre «proviene de la denominación histórica del municipio de Palos, en Huelva» el cual tuvo un papel fundamental en el descubrimiento de América. Sin embargo, algunos cronistas de la época confundieron el nombre, uniéndolo al de la vecina Moguer. «Dieron lugar a hasta una población inexistente: Palos de Moguer. Por ello, el 25 de mayo de 1642 el concejo municipal de Palos decidió adoptar el nombre de Palos de la Frontera y tratar de evitar la denominación incorrecta que lo vinculaba a Moguer», explica Saavedra.
Sin embargo, el paso de cinco siglos no han sido suficientes para subsanar el error en todos aquellos documentos y lugares que han adoptado este nombre en honor a la localidad de Palos y el descubrimiento que en ella se originó. Este fue el caso de Madrid. «A finales del siglo XIX», continúa Saavedra, «fue trazada la calle Palos de Moguer, dando lugar a una estación de metro, con el mismo nombre, inaugurada en 1947 y al barrio definido como tal en 1971».
Eduardo García Cruzado es el director del Archivo Municipal de Palos de la Frontera, y ha visto reproducido en múltiples ocasiones este error y en sitios muy diferentes. «Nos hemos enterado de que el Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha la iniciativa para cambiar el nombre de Palos de Moguer al de Palos de la Frontera, que es el correcto históricamente, a través de debate y consulta pública», confirma. «Estamos muy pendientes de este trámite», dice. Y es que, en 2007, el Ayuntamiento de Palos de la Frontera mandaba un escrito al de Madrid con la intención de que, por fin, se corrigiese el nombre del barrio, al igual que en años anteriores se había subsanado a través del cambio del nombre de la calle y de la estación de metro. «Quedaba pendiente el barrio», apunta García.
«En 1979, se corrigió el nombre de Palos de Moguer por el de Palos de la Frontera y, siete años después, Metro de Madrid accedió a cambiar de nombre la estación de metro», afirma Saavedra. Un proceso que, tal como señala García, para la localidad onubense es «una cuestión de justicia histórica, porque, ya que se pone el nombre de Palos de la Frontera a una zona determinada en honor a su participación en el descubrimiento de América, nos parece que lo justo y lo correcto es que se corrija por su nombre real».
Historia de un error
«En la época colombina, nuestra localidad no se llamaba tampoco Palos de la Frontera, sino Palos a secas», explica García. Y es que, «no es hasta 1640 y 1644 que comienzan a aparecer los primeros documentos en los que figura Palos de la Frontera como tal, que fue desde donde zarpó la expedición de Cristóbal Colón hacia las indias». La confusión, tal como decía Saavedra, se debe a un error de los cronistas de indias, «aunque no todos», matiza García. «Algunos, como Fernando de Oviedo y López de Gómara, que son los precursores de la historia de indias, confundieron los dos municipios vecinos con uno solo», asevera.
Además, García añade que «en el viaje descubridor hay marineros de ambos municipios, sobre todo de Palos, pero también muchos de la ciudad de Moguer. Al hacer referencia a esa marinería, se confundieron y fusionaron las dos villas en una sola». Todo ello parece tener una explicación incluso lógica: «en el castellano antiguo, al referirse a Palos y a Moguer, la conjunción copulativa era Palos e Moguer, lo que daría lugar a Palos de Moguer», explica el director del archivo. Sin embargo, se trata de un equívoco se ha perpetuado durante siglos y se ha extendido debido a la labor de muchos historiadores que acudían a estas fuentes.
«Ni en los documentos colombinos, ni en el propio diario de Cristóbal Colón, ni en los textos de fray Bartolomé de las Casas, que escribió también la historia de las indias, aparece así, sino simplemente como la villa de Palos, y se distinguen perfectamente las dos localidades», apunta García, indicando que, del mismo modo, «los propios documentos de los Reyes Católicos también hablan de la Villa de Palos».
«Es una desgraciada confusión que el Ayuntamiento, a lo largo de las últimas décadas, ha intentado solucionar poniéndose en contacto con todos los lugares en los que se utilizaba el nombre de forma incorrecta», señala García. «Ha llegado a estar tan extendido que incluso aparece en libros de texto anteriores a la década de 1980», añade a modo de anécdota. «Antes de los 70, que fue cuando se empezó con estas reivindicaciones, los niños lo aprendían como Palos de Moguer en el colegio», asegura.
El parecer de los vecinos
El Ayuntamiento de Madrid no ha sido el primero que ha tenido que plantearse este cambio. «Sevilla también tuvo que hacer lo propio con el nombre de una calle muy cercana a la catedral, e incluso ha habido municipios que, de oficio, han ido corrigiéndolo, a sabiendas de que Palos de Moguer no ha existido nunca», apunta García. «Para nosotros sería una satisfacción que el barrio quiera llamarse en honor a Palos de la Frontera», asevera García, que no deja de reconocer que se trata de «un asunto anecdótico que, al final, ha tenido repercusiones muy grandes.
Para culminar el proceso de cambio de la denominación del barrio tras la consulta pública, en el caso de que se decida seguir adelante, Saavedra explica que será necesario que el Pleno del Ayuntamiento de Madrid «acuerde la modificación del Anexo del Reglamento Orgánico 6/2021, de 1 de junio, de los Distritos del Ayuntamiento de Madrid».
La consulta, abierta a todos los madrileños, finalizaba esta misma semana y, entre los comentarios de los vecinos en la página habilitada para ello, hay posiciones muy dispares. Desde quienes consideran que hay que corregir el histórico error, hasta quienes consideran que se trata de un hecho anecdótico que merece la pena conservar como parte de la propia historia de la ciudad de Madrid. Por su parte, Jacinto, vecino de Arganzuela, considera que los cambios de denominación no deberían acarrear graves problemas. «La gente suele tener reticencias cuando se trata de nombres de políticos trascendentes o de batallas, por ejemplo, pero en este caso se trata de una cuestión histórica que merece la pena replantearse», afirma.
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