Historia
Estos son los otros “hermanos” del Edificio España que hay fuera de Madrid
De las torres soviéticas levantadas en Moscú por Stalin a los ejemplos arquitectónicos de las escuelas de Chicago y Nueva York, pasando también por la cercana Telefónica de la Gran Vía
Un escaparate del nuevo régimen. Eso fue para muchos aquella nueva obra que crecía y crecía en una España de cartilla de racionamiento. Nueve años después del fin de la Guerra Civil corrían tiempos de voluntad de crecer y desarrollarse en nuestro país y un ejemplo de ello es el edificio España en Madrid. Un gigante de hormigón armado que quería introducir a la capital en la moda de las ciudades verticales.
Situado en la calle Gran Vía 86, en la confluencia con la Plaza España y la calle de la Princesa, en lo que eran las antiguas huertas de Leganitos, se comenzó a construir en 1948 un edifico España que tiene también “hermanos” en otros lugares del mundo. Una arquitectura vertical que hace guiños al renacimiento, al gótico o a un eclecticismo complejo.
El ingeniero José María Otamendi proyectó la estructura de hormigón armado, que sería la más alta de Europa en su tiempo y su hermano, el arquitecto Julián Otamendi, diseñó los planos y la portada barroca. En la construcción de este gigante participaron una media de 500 trabajadores diarios.
El edificio tiene una altura de 117 metros y 27 plantas coronadas con una azotea y una piscina. La fachada de 150 metros es de estilo más conservador y fue realizada en ladrillo y piedra blanca. En ella destaca una portada barroca que choca un poco con la modernidad de su estructura. El proyecto desarrollado por la Compañía Inmobiliaria Metropolitana se inauguró finalmente en 1953. Se abrió al público como un espacio autosuficiente que contenía todo tipo de usos: viviendas, oficinas, galerías comerciales, bares cosmopolitas y el lujoso Hotel Plaza.
Este hotel fue durante muchos años símbolo de la modernidad de Madrid y en 1955 llegó a albergar a 4.500 personas.
Por el camino de su construcción, entre la apuesta de cerrar el tercer tramo de la Gran Vía y la ampliación de la calle Princesa, estaba la remodelación de una plaza -la de España-, fundamental para entender las transformaciones de aquel Madrid. Entre otras intervenciones, la nueva reforma implicaba la expropiación de diversas construcciones particulares –como el colegio del Sagrado Corazón, que ocupaba un antiguo palacio cedido a las religiosas por los duques de Pastrana-, para crear en el frente oriental de la plaza el amplio solar rectangular que ocuparía el futuro Edificio España, delimitado por las calles ya existentes de San Leonardo y Reyes y la nueva del Maestro Guerrero, creada al prolongar la antigua calle de Castro.
Una mole imponente en su tiempo, la de este Edificio España, que fue en aquel tiempo el rascacielos más alto de Europa occidental, y sólo tuvo contrapartida en las siete torres estalinistas de Moscú y en la Universidad de Varsovia, que son estrictamente coetáneas y cuya estética clasicista comparte. Todos, como cabe suponer, herederos de las corrientes arquitectónicas de las escuelas de Nueva York o de Chicago. Unos modelos que ya habían establecido el sistema de construcción escalonada en altura simétricamente combinada con el sistema de contrafuertes creando patios abiertos, presente en las representaciones volumétricas de Hugh Ferriss, e incluso la solución estética adoptada, ya discernible en antecedentes tan prestigiosos como el Municipal Building de los arquitectos McKim, Mead & White en Nueva York.
Con un acento sin duda más castizo, no puede obviarse en el Edificio España un cercano ejemplo español: la clara influencia de la cercana torre de la Telefónica en la Gran Vía, que establece pautas para su volumetría escalonada y sucesivamente retranqueada, y que fue diseñada por el arquitecto español Ignacio de Cárdenas sobre trazas del estadounidense Louis S. Week, que también se aplicaron en la torre de la ITT en La Habana, una hermana caribeña de ambas construcciones madrileñas.
Mención especial merecen las popularmente conocidos como las siete hermanas de Moscú. El conjunto de siete rascacielos construidos en una elaborada combinación de estilo barroco ruso y gótico para mayor gloria de Stalin y el régimen dictatorial comunista. Forman parte del proyecto de construcción de ocho rascacielos en conmemoración del octavo centenario de la ciudad en 1947. Sin embargo, la segunda guerra mundial trastocó todos los planes, ya que el que iba a ser el palacio de los Sóviets nunca se construyó, por lo que se quedaron finalmente en siete. Situados en el distrito oeste de Moscú, fueron construidos durante los últimos años del cruel régimen de Stalin entre los años 1940 y 1950. Cualquiera de ellos, desde el hotel Ucrania al Edificio de la plaza Kúdrinskaya o la Universidad Estatal de Moscú o el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia son buenos ejemplo de ese “hermanamiento” con el Edificio España de Madrid. En lo que respecta a lo levantado al otro lado del Atlántico, el Municipal Building tiene también un cercano “parentesco”, tanto como la obra magna del arquitecto Ignacio de Cárdenas Pastor, levantado entre 1926 y 1929, uno de los primeros rascacielos erigidos en Europa y el segundo de España tras el Edificio del Banco Pastor en La Coruña.
Un Edificio España que, si salimos de Madrid, nos asaltará en distintas partes del mundo, con “imágenes” similares, para llevarnos de nuevo a las cercanías de la calle Leganitos, al Madrid más castizo.
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