Teatro
“Aquí es donde empieza el teatro”
LA RAZÓN habla con la directora del San Pol, Natasha Fischtel, con motivo del cuarenta aniversario
Érase una vez la dotación cultural de un barrio. A orillas del Manzanares y aledaño a la Casa de Campo se encuentra el lugar donde, durante cuatro décadas, se forman los espectadores del futuro. Sus comienzos se retrotraen al Cinestudio Griffith, por aquel entonces ya eran los pies de los más pequeños quienes pisaban esas tablas, pues en 1978 la filmoteca de la plaza San Pol de Mar incorporó una guardería para aquellos padres que desearan ir al cine y no podían dejar a sus hijos. Luego pasó a ser «Hollywood», rescatado por Fernando Trueba, una sala de cine alternativo. Muchos años después estuvo cerrado, hasta que Julio (padre de Natasha Fischtel), un hombre del barrio, decidió rescatarlo. Así empezaron dos compañías a reabrir el telón: La Biclicleta (actual) y Cocktail Teatro Pirata.
Fue durante un tiempo un teatro experimental, «de esos rarísimos y de vanguardia que no venía nadie pero que era parte de la movida de los ochenta», cuenta Natasha. Lo experimental se diluyó en el tiempo y lo que llegó para asentarse fue la campaña escolar. «Antes no existían campañas escolares, lo que nosotros actualmente hacemos y es normal, que los niños hagan salidas al teatro y lo experimenten, no pasaba hace cuarenta años. De septiembre a junio tenemos representaciones diarias, cambiando cada veinte días aproximadamente o de forma puntual para fechas más especiales como puede ser Halloween. Todos los días recibimos alumnos para ver funciones. Trabajamos con nuestra propia compañía principalmente, pero también colaboramos con otras externas, muy cuidadas y de calidad», argumenta Natasha. Cuando San Pol hace cuarenta años empezó con la campaña escolar, tenía que llamar, buscar al cliente y ofertar su modelo de negocio cultural. Con los años y el buen hacer hacia los seiscientos niños que llegan a diario, ya es el teatro quien recibe las llamadas y se ha marcado una posición de referencia en la capital. «Los profesores y alumnos saben que lo que vienen a ver a San Pol tiene unas garantías. Casi todos los teatros que hacen obras hacen su propio infantil sobre el espectáculo de adultos que tengan. Nosotros, en cambio, tardamos una semana en montar solo la escenografía. Los espectáculos de los niños son la mayor prioridad. Si tenemos otro tipo de eventos, como un concierto por la noche para adultos, ponemos un tapón negro y escondemos la gran ornamentación. Nosotros nos dedicamos única y exclusivamente al teatro infantil».
Una asignatura obligatoria
No obstante, puntualmente hacen otro tipo de eventos ya que, como cuenta la productora y administradora del teatro, la pandemia obligó a reinventarse: «Nosotros durante la pandemia perdimos dos años de campaña escolar y somos unos alquilados, no nos condonaron ni un euro del alquiler. Hacemos cosas por la noche, pero mucho más pequeñas, siempre el foco de atención es para lo infantil».
«La salida escolar una o dos veces al año al teatro es fundamental. Nosotros formamos a los espectadores que llenarán los teatros en un futuro. Es muy importante que el niño que venga hoy adquiera esa costumbre que los muchachos de mi generación no tuvimos, ocupen las salas el día de mañana», opina Natasha, basándose en su lema: «Aquí es donde empieza el teatro».
La Bicicleta es la compañía que se encarga de contar la historia de muchas vidas a través de espectáculos de formatos mayúsculos con grandes escenografías, normalmente musicales, véase Los Músicos de Bremen, Pinocho o Sueño de una noche de verano; o clásicos como El Quijote, La dama duende, El galán fantasma… El rango de edad parte desde los doce años hasta bachillerato. Otra de las diferenciaciones del San Pol es su apuesta por las producciones familiares, hay una edad para empezar e ir creciendo con el teatro. «No somos infantiloides en nuestras representaciones. Se coge la historia y la esencia del mensaje llega igual a todos. Está claro que en función de la edad no se va a interpretar con el mismo trasfondo, pero todo el público lo entenderá y se divertirá» explica Natasha Fischtel.
Esa percepción familiar del teatro se siente desde que entras por la puerta. Julio, el padre, alma y piernas que dieron los primeros pasos del San Pol; la productora Natasha Fischtel; la madre Ana María Boudeguer, asesora artística y que ahora mismo dirige la obra “Mujercitas”; Nicolás Fischtel, hermano, es iluminador consagrado en lugares de referencia como el Teatro Real. En palabras de Natasha: ”Somos una gran familia. Solemos contar con el mismo abanico de actores con la que hemos crecido, aunque siempre hay cambios y por eso hacemos castings una vez cada dos años o así. Tiramos mucho de la RESAD ya que Miguel Tubía, profesor de allí, ha formado parte de nuestro equipo. También William Laytono ESAD de Murcia, pero sobre todo apostamos por escualas oficiales. Si observas los elencos de los carteles de la Gran Vía, un 70% puede haber pasado por el San Pol. Son muchos los actores que salen de aquí, donde cogen muchas tablas. Por ejemplo, Ángel Padilla, Germán Torres o Anabel García, quien recibió el premio Teatro Musical el año pasado, ahora mismo está haciendo el musical de We will rock you”.
Cuarenta años de funciones entrañables, de club de profesores para fomentar el contacto directo entre los colegios y el teatro, de ser pioneros en el sistema Audesc para dar cabida a las funciones accesibles, del “Teatro por delante y por detrás”, en el que alumnos que vienen a alguna obra y después tienen una visita guiada y un taller de expresión corporal con el fin de vivir la experiencia desde dentro… Todo eso y más posibilita que San Pol acoja a unas veite obras anuales y que al menos, hasta ahora, se haya cumplido el objetivo de la casa: que los niños se enamoren del teatro.
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