Sanidad

En el cine, sin salir de la residencia

El director general de Atención al Mayor y a la Dependencia, Juan José García Ferrer, explica el programa de Moscatelares

Residencia Moscatelares. Película de John Wayne y Catherine Hepburn en «El rifle y la biblia
Residencia Moscatelares. Película de John Wayne y Catherine Hepburn en «El rifle y la bibliaLa RazónResidencia Moscatelares

Aunque la construcción de «ir al cine» tiene hoy un significado muy distinto, lo que se hace en esta residencia es un regreso al pasado, a los años que el cine era el gran evento de nuestros mayores. Para quienes ir a la gran pantalla era un acontecimiento y se acompañaba de toda una ceremonia social que empezaba decidiendo qué película ver, seguía con la elección de las localidades, la propina al acomodador, el compartir las palomitas y sobre todo la tertulia posterior

LA RAZÓN ha visitado la Residencia y Centro de Día Moscatelares (San Sebastián de los Reyes, Madrid). En Moscatelares ven a John Wayne y Catherine Hepburn en «El rifle y la biblia», tienen que sacarse sus entradas físicas, recordar el número de asiento y esperar a que se apaguen las luces para empezar.

Juan José García Ferrer, director general de Atención al Mayor y a la Dependencia de la Comunidad de Madrid ha explicado que «desde las pasadas navidades, los usuarios de la residencia de mayores Moscatelares, uno de los centros públicos de gestión indirecta de la Comunidad de Madrid, tienen una cita ineludible en su calendario de actividades. Cada semana, el cuarto de terapias de las instalaciones se transforma en una sala de proyecciones profesional, y ellos en privilegiados espectadores que disfrutan de las películas como en cualquier cine de la Gran Vía, pero sin salir de su casa y con detalles que el tiempo y las nuevas tecnologías ya han dejado en el olvido».

Los trabajadores del centro cuentan su empeño en cuidar al máximo esta actividad y han conseguido un público fiel, cerca de 40 residentes que no se pierden una proyección. «Son los propios residentes los que sugieren los filmes que les apetece ver y la selección es variada para intentar cubrir todos los gustos y preferencias. Desde que comenzó la actividad se han proyectado títulos como Solo en Casa, Entre dos amores, El padre de la novia o El rifle y la Biblia, o la película del Oeste con John Wayne y Katherine Hepburn, que fue la que los mayores disfrutaron el pasado jueves. Como siempre, tras terminar los títulos de crédito, se abrió un pequeño cine fórum en el que los espectadores pueden dar su opinión sobre el filme, si les ha gustado más o menos o qué tal han estado los actores. Y es que estas sesiones, además del aspecto lúdico, tienen también un objetivo terapéutico, ya que activa los recuerdos de los asistentes y beneficia sus mecanismos sensoriales y cognitivos», explica el personal.

Un plan a largo plazo

El cine forma parte del plan de dinamización y animación sociocultural que promueve la participación y el envejecimiento activo de los usuarios de estos centros. Pero, tal y como cuenta Juan José García Ferrer, la oferta incluye clásicos como los talleres de lectura, pintura, informática y nuevas tecnologías, estimulación de la memoria, juegos cooperativos y de mesa, manualidades, talleres de cocina o salidas a actividades culturales.

Dos residentes, Pilar Gómez y Victoria Soto expresan que lo que no quieren es «estar aburridas y sin hacer nada», por eso se apuntan a todo. Y además, tienen la suerte de estar acompañadas; Pilar comparte residencia con su madre y Victoria con su marido.

Dos residentes de Moscatelares, Pilar Gómez y Victoria Soto
Dos residentes de Moscatelares, Pilar Gómez y Victoria SotoLa RazónResidencia Moscatelares

No obstante, García Ferrer reconoce que el miedo a las residencias es una realidad y quienes optan por ella, más que por voluntad, es porque necesitan de esa asistencia. «Tres de cada cuatro personas de las residencias son grandes dependientes, la mayoría con demencia. Parte de los ingresados presentan un deterioro cognitivo tan grande por su demencia que se perderían por completo fuera del centro o pondrían en riesgo su propia vida y seguridad. Pensar que la gente que va a la residencia luego se va a la plaza del pueblo o un bar es una mentalidad de los países escandinavos donde las familias se desentienden totalmente de los hijos a partir de los 18, no tienen vivienda en propiedad y a partir de los 55 se juntan varias personas mayores a vivir en un sitio con plenas capacidades. Esto era nuestro modelo hace 15 años, no ahora», detalla. De hecho, informa que el tiempo en las residencias ya no es el de antaño, pues antes se podía estar 15 años, ahora entre dos y cinco. «Cuando llegan a las residencias, la mayoría llegan muy mal», concluye.