Arte

Se buscan algunas de las obras de la pintora española Rosario de Velasco

El museo Thyssen expondrá las pinturas de esta artista internacional para darle el reconocimiento que se merece

Pintora española, Rosario de Velasco
Pintora española, Rosario de Velasco La Razón

Puede que a algunos les suene el cuadro de «Adán y Eva» expuesto en el museo Reina Sofía, pero para la gran mayoría su autora sigue siendo una desconocida. Ella es Rosario de Velasco y el Thyssen está esperando algunas de sus obras para colgarlas en sus paredes. La familia de Rosario, con ayuda de las redes sociales y medios de comunicación, hace un llamamiento para encontrar a los particulares que tienen la suerte –y no lo saben– de poseer cuadros con la firma de Velasco.

Toya Viudes, su sobrina nieta, cuenta a LA RAZÓN el proceso de localización: «Si bien nuestra búsqueda abarca cualquier nueva obra que pueda aparecer de Rosario, nos interesa principalmente encontrar cuadros de su primera etapa: años 30 y 40. Algunos de los que estamos buscando tenemos noticias porque se vendieron en subastas, pero seguro habrá muchos más de los que no sabemos nada y pueden estar en alguna colección particular de Madrid donde ella vivió, hasta que en la guerra civil marchó a Barcelona». En estos años Rosario tuvo gran relevancia a nivel internacional y recibió numerosos premios. Se unió a una distinguida lista de artistas como María Roësset, Ángeles Santos y Maruja Mallo. Con una profunda admiración por el arte italiano, desde Giotto y Mantegna hasta Rafael y Pompeya, Rosario se convirtió en miembro de la Sociedad de Artistas Ibéricos. Su talento y reconocimiento la llevaron a ser seleccionada para la Bienal de Venecia en 1942, además de exponer en lugares tan prestigiosos como Pittsburgh, París, y en importantes galerías de Madrid y Barcelona, incluyendo Biosca, Gaspar, Parés y Syra.

Trayectoria artística

Además de su faceta como pintora, Rosario de Velasco demostró ser una ilustradora excepcional de cuentos. Algunos ejemplos son: «Princesas del martirio», de Concha Espina, y «Cuentos para soñar», de María Teresa León. A su vez, la colaboración de Rosario de Velasco con la revista «Vértice» dejó una huella significativa en su carrera. Además, su dibujo titulado «Carnavalina» (1936), formó parte de la exposición «Dibujantas: Pioneras de la ilustración» en el Museo ABC en 2019, que resaltó la importancia de las mujeres en el mundo de la ilustración. Su sobrina nieta, junto con otros familiares como su nieto Víctor Ugarte –quien creó hace más de un año una web oficial dedicada a su abuela–, manifiestan que, a pesar de sus logros y de haber recibido elogios por parte de la crítica de la época, todavía no se ha realizado un estudio exhaustivo sobre la pintora. Y aunque existen algunos análisis parciales, como el realizado por José Luis Alcaide de la Universidad de Valencia, queda aún mucho por descubrir y explorar en la obra de la artista. Tanto es así que en 1932 ganó la segunda medalla de pintura en la Exposición Nacional de Bellas Artes, pero sin embargo «nunca se le ha organizado una gran exhibición y hay muy poco escrito sobre su obra», comenta Toya Viudes.

Y una curiosidad que añade Toya Viudes sobre la destacada pintora en la vanguardia española es que su firma, en lugar de ayudar, dificulta la posibilidad de encontrarla: «Rosario de Velasco no firmaba con su nombre, sino que lo hacía con este monograma (en sus primeros años VDR y luego la D desaparecía), por lo que puede haber quien tenga en su casa algún cuadro de ella sin saberlo». Algunos objetos que identifican la pasión de Rosario de Velasco por la pintura aún se conservan, como los caballetes, las paletas y los pinceles que utilizaba para dar vida a sus obras. «Dentro de los temas que más apreciaba plasmar en sus pinturas se encuentran el carnaval, lo femenino y el mundo de los niños», apela la sobrina nieta.

Firma de Rosario de Velasco
Firma de Rosario de Velasco La Razón

Vocación por la pintura

Tal y como informa Toya Viudes, es que fue una mujer humilde que siempre buscó mantenerse en un segundo plano. El éxito y el reconocimiento la abrumaban, ya que se caracterizaba por su sencillez y por pintar por pasión y no por necesidad. Durante un período de quince años, decidió abstenerse de exhibir su obra al público. Con los años su estilo fue modificándose dando lugar a una expresión más auténtica y personal. Fue después de un largo proceso de aprendizaje cuando se produjo un cambio radical en su estilo pictórico, donde comenzó a dejar de lado las formas convencionales. En ese momento cuando ella misma afirmó: «Ahora sé pintar».

Entre Madrid y Barcelona (y el norte)

En la capital, de Velasco supo rodearse de apellidos importantes del mundo de la cultura, como Alfonso Ponce de León, Matilde Marquina, Concha Espina o Delhy Tejero. De hecho, también hay fuentes que informan sobre su relación con la Falange Española, a raíz de su admiración por José Antonio Primo de Rivera y por llegar a ser una de las primeras militantes en 1933. Muestra de ello es que se afilió en la Sección Femenina de su amiga Pilar Primo de Rivera. El nombre de la artista, a consecuencia de haber fomentado y potenciado el panorama cultural español, aparece en las llamadas «Sin Sombrero», grupo de mujeres que desafiaron la cultura tradicional del momento (lo cual es bastante llamativo ya que los orígenes de la artista venían de valores conservadores y tradicionales). Gran parte de la vida de Rosario estuvo marcada por los acontecimientos ocurridos en la Guerra Civil. Tras contraer matrimonio con el médico catalán Xavier Farrerons durante ese periodo, la pareja decidió establecerse en Barcelona. Sin embargo, su estancia allí fue interrumpida cuando Rosario fue detenida (aunque posteriormente fue liberada). Esta experiencia los llevó a tomar la decisión de trasladarse a Burgos, donde tuvieron la oportunidad de conocer al poeta Dionisio Ridruejo. Más tarde, se establecieron en San Sebastián, ciudad donde Rosario colaboró con la revista falangista “Vértice” y donde nació su hija. Al terminar la guerra, Rosario regresó a Cataluña y retomó su carrera artística, ya manteniéndose distante de la política franquista pero muy cerca de sucesivos reconocimientos. Participó en la Exposición Nacional de Pintura y Escultura de 1941, así como en la Bienal de Venecia en 1942. En 1944, fue seleccionada por Eugeni d'Ors para participar en el II Salón de los Once, donde también expusieron destacados artistas como Gargallo, Benjamín Palencia y Rafael Zabaleta. A lo largo de su carrera, sus exposiciones se multiplicaron en toda España y en algunas ciudades extranjeras. En 1968, fue galardonada con el Premio San Jorge, y en 1971 la galería Biosca le dedicó una destacada muestra individual en Madrid.

"Gitanos, La Siesta", de Rosario de Velasco
"Gitanos, La Siesta", de Rosario de Velasco La Razón

En este contexto, sus familiares y conocidos luchan porque la artista tenga el reconocimiento que se merece. Toya Viudes agradece al museo Thyssen su implicación, no solo con el arte impulsado por mujeres sino también por su apuesta en resolver los interrogantes todavía presentes en la obra de Rosario de Velasco. “Facilito mi correo electrónico por si alguien es conocedor del tema y quiere aportar: toyaviudes67@gmail.com. Rosario de Velasco falleció en Sitges en 1991, dejando un legado artístico perdurable.