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Cultura

Copla y flamenco van de la mano en «De ayer y de hoy»

Este espectáculo podrá verse los días 6, 7, 13 y 14 de octubre en el Teatro Bellas Artes

Un total de 14 artistas desfilarán por el escenario LRM

Mientras el flamenco ha mudado de piel en numerosas ocasiones, integrándose en corrientes y modas de muy diverso pelaje, la copla se ha mantenido firme en sus raíces, más reacia al cambio. Hablamos de dos vertientes que, además de compartir orígenes, a lo largo de los años se han mirado de reojo y escuchado con curiosidad, compartiendo influencias y sentimientos. Esa fusión es la que reivindica «De ayer y de hoy»: un homenaje a la copla a través del flamenco. Un total de 14 artistas, siete bailaoras y siete músicos, y con la guitarra del maestro José Arenas, director musical del espectáculo, como batuta. Será el 6, 7, 13 y 14 de octubre en el Teatro Bellas Artes.

Como recuerda el propio José Arenas, desde niño, y junto a su padre, recorrió diferentes tablaos y escenarios de España, acompañando al cante y al baile de copleros y flamencos. Era la edad de oro de ambos estilos, que reinaban en los teatros de variedades. «Primero salían los artistas de la copla, luego los de flamenco... pero nunca se juntaban. En ocasiones puntuales podía salir un artista como Antonio Molina que, fuera de su repertorio habitual, se arrancaba por fandangos o tientos, pero eran cosas muy puntuales. Cada artista, coplero o flamenco, tenía su momento y su sitio en el escenario».

Así, «De ayer y de hoy» lanza una pregunta: ¿Qué hubiera pasado si copla y flamenco se hubieran dado la mano por aquel entonces? Como aseguran sus artífices, todos conocen «La bien pagá», «Ojos verdes» y «La salvadora». Ahora, lo que han hecho José Arenas y la bailaora y coreógrafa Amelia Vega es fusionar ambos estilos, con unas coplas que acaban derivando en tradicionales palos flamencos, entre mantones y abanicos. Eso sí, respetando los cánones tradicionales, sin un afán experimental. «Los diferentes palos del flamenco nos han servido de cauce para la expresión de todos los sentimientos que lleva impresa la copla», recuerda Arenas. Ese es el camino, por ejemplo, que lleva a un clásico como «La bien pagá» a transformarse en una bambera.

Instinto de supervivencia

Pero por encima de todo, interpretar copla responde hoy casi a un instinto de supervivencia. Por supuesto, estamos ante un espectáculo cargado de nostalgia por el poder evocador de unas canciones que se han transmitido de generación en generación. Pero también es un espectáculo de reivindicación. Como recuerdan sus creadores, «De ayer y de hoy» se ha realizado sin ningún tipo de subvención pública. Cero ayudas, y de modo totalmente privado. No es algo que pille de sorpresa, pero no deja de ser significativo que géneros cien por cien autóctonos estén tan carentes de apoyo. Porque nadie tiene dudas de que el flamenco jamás desaparecerá; sin embargo, en lo que respecta a la copla, no se puede ser tan optimista. Efectivamente, hay «palos» que corren el riesgo de desaparecer. «Si se tocan poco, se bailan poco y, al final, se van olvidando», aseguran.