Madrid

Radiografía

Edmundo Bal: Serio y honesto, pero en una marca que se hunde en Madrid

Buena imagen y solvencia profesional en un partido, Ciudadanos, que camina con paso firme hacia la irrelevancia

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CandidatosAntonio Cruz

Una imagen rompedora. Así se presentó Edmundo Bal, juramentado ante un destino incierto, al debate electoral en Telemadrid.Con chupa de cuero y a lomos de una moto acudió el candidato de Ciudadanos a la presidencia de la Comunidad de Madrid. Declarado roquero, Bal quería demostrar que el futuro, un esplendoroso futuro, le aguarda en unas urnas en la que, según Ciudadanos, «nada hay decidido».

Este hombre, poco conocido para la mayoría de los electores, tiene un poderosa carta de presentación. Abogado del Estado, Bal llegó al debate con el aval de su papel en el juicio del «procés», donde su línea dura, firme, defendiendo que se mantuviera la acusación de rebelión contra los líderes independentistas catalanes, en contra de rebajarla a sedición, le acabó costando el puesto en la Abogacía del Estado tras enfrentarse a Pedro Sánchez y su estrategia de tender puentes con ERC.

Edmundo Bal demostró en un debate que, como era previsible, era un «todos contra Ayuso», él va por libre, intentando marcar sus líneas rojas de centro frente a dos bloques políticos fuertemente enfrentados. Él «no se casa con nadie». Así lo demostró también en 2017, cuando el jugador del Barcelona Gerard Piqué acusó a la Abogacía del Estado de orquestar una campaña contra Messi. Edmundo Bal salió en defensa de la institución, de la que formaba parte, negando que, en su trabajo, siguiera directrices del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez: «Yo soy del Hacienda Fútbol Club».

Así las cosas, dentro de la ronda de analistas con los que LA RAZÓN ha contactado para enjuiciar los pros y contras que adornan el perfil político de los candidatos, Juan Carlos Jiménez Redondo, catedrático de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales, de la Universidad San Pablo CEU, afirma que «Edmundo Bal es un buen candidato, pero carece de electores. Es hábil en términos dialécticos y tiene una buena imagen pública, pero es incapaz de saber exactamente a quienes tiene que dirigir su mensaje». Asegura Juan Carlos Jiménez Redondo que «esta indefinición estructural caracteriza toda su campaña, en la que no consigue dejar de desprender un indudable aroma de derrota. La buena voluntad y el loable empeño personal por afrontar una campaña que sabe imposible son factores que hablan bien del candidato, pero no son suficientes para que no parezca embargarle el convencimiento de que no va a conseguir superar el 5% de los sufragios». E insiste, «Bal está siendo arropado esencialmente por Begoña Villacís, pero como él parece incapaz de sobreponerse a un partido en descomposición, cuya líder resta en vez de sumar. ¿Y sus propuestas? Tan poco atractivas como inútiles, porque diga lo que diga no es capaz de desprenderse de esa losa que aplasta a Ciudadanos de partido perdido y sin rumbo. Tiene una buena oportunidad de significarse en el debate de candidatos, pero también corre el riesgo de verse diluido en medio de la polarización de posiciones que se espera. Y en este contexto Bal carece de espacio para reivindicarse». Afirma que «los tiempos de lo que quisieron llamar “nueva política” han pasado. La elección de Bal fue una apuesta desesperada del partido por no desaparecer, pero parece que ha sido una apuesta inútil. Es lo que suele pasar cuando la dirección de un partido hace una moción de censura contra sus propios votantes».

Por su parte, Ana Sofía Cardenal Izquierdo, profesora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), apunta sobre el candidato de Ciudadanos a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Edmundo Bal, que está en la línea de Ángel Gabilondo, el candidato del PSOE. «Es un candidato más centrado, que transmite seriedad, y bastante credibilidad. Se presenta como un candidato más creíble como gestor. La debilidad más clara de Edmundo Bal es que es un candidato muy poco conocido... y luego su partido se hunde». Afirma que «cuando ha comenzado la estampida lo más probable es que la salida de unos electores arrastren a otros. Ante este claro efecto cascada Edmundo Bal no va a poder con ello. De alguna manera, el votante de Ciudadanos responsabiliza a este partido por lo sucedido en Murcia, algo que sin duda, previsiblemente, le pasará factura en la Comunidad de Madrid».

Cs, una marca desgastada

Por su parte, a juicio del analista político Manuel Mostaza Barrios, responsable global de Asuntos Públicos en Atrevia, apunta sobre Edmundo Bal, asegura que «es el candidato que lo tiene peor. Y esto es así porque su marca a nivel nacional y autonómica está muy desgastada. Es un candidato con buena imagen y que transmite solvencia profesional, pero está jugando con una marca que le resta más que le suma. La posibilidad de que Ciudadanos quede fuera puede restarle votos por el efecto “voto útil” y su perfil más técnico que político puede jugar en su contra en unas elecciones de marca cariz emocional y con los electores francamente polarizados». E insiste el analista Mostaza Barrios: «en unas elecciones menos polarizadas podría competir por los votantes que parece que van a volver al PP, pero con la deriva actual de la política madrileña, parece difícil que pueda encontrar hueco propio».

Las espadas (del voto) están en alto. Arrojo le va a hacer falta cuando ayer mismo Tezanos, desde el CIS, le expulsaba de la Asamblea de Madrid con un 4,6% en estimación de voto, por debajo del 5 % mínimo para tener representación.