
Cultura
El Espacio Mistral y su manera de agitar la cultura en tiempos de pantallas: «Queremos contar historias, no importa el formato»
Andrea Stefanoni y Aaron Lee acaban de crear este lugar donde se ofrecen espectáculos de teatro, música, danza, cine, así como charlas y más eventos, bajo la dirección artística de Maximiliano Legnani

Un día de vacaciones en Uruguay Andrea Stefanoni le dijo a su abuela si iban a ver una nueva película de Ricardo Darín. La escritora y librera argentina, que nació en Buenos Aires en 1976, pensó que a su abuela, que no fue al colegio, que no tuvo una vida con acceso al teatro, al cine, le podía gustar la idea. Por eso le sorprendió que no quisiera. «Mejor no», le dijo. Pero pasaron unos minutos, y añadió:
—Prefiero ir al teatro. Porque el teatro es de verdad.
Esa cercanía y conexión que construye el teatro con el público la quiso replicar Stefanoni, que hace unos años abrió librería La Mistral, junto al violinista Aaron Lee (Madrid, 1988) en el Espacio Mistral: un lugar que es un centro cultural, donde ya se ofrecen espectáculos de teatro, de música, de danza; pero también proyecciones de cine acompañadas de charlas explicativas o conversaciones con invitados. Al proyecto también se unió Maximiliano Legnani, que será el director artístico.
El pasado 9 de octubre se pudo ver la primera función: un concierto homenaje a la música del argentino Atahualpa Yupanqui realizado por su compatriota Marcos Montes. Ese primero fue «muy arriesgado», por empezar con folclore argentino, dice Stefanoni, y pensaron que iban a «tener que invitar a todo Dios», reconoce Lee, pero el barrio –Puerta del Ángel– respondió. «Ver escuchar a españoles cantando canciones que nosotros cantábamos en el colegio cuando éramos chicos, fue alucinante: eso no me lo voy a olvidar nunca».
«La emoción es una de las palabras que define el Espacio Mistral», dice Lee. «La cercanía que tiene el público con los artistas… Se ha creado un sentimiento de comunidad y comunión, que en los grandes teatros no se da. Siempre hay una barrera. Aquí puedes escuchar la respiración del artista. Se podía ver cómo le caía el sudor a Marco Flores (que actuó el 15 de octubre) cuando bailaba». Y eso, afirma Stefanoni, «solo te lo da una sala pequeña e íntima»,
En Mistral hay algunos «ejes centrales»: el teatro, la música, la danza, el cine. La idea es hacer «obras de alta calidad», dice Stefanoni. «Aquí tenemos más de 60 focos. Para ser un teatro de estas dimensiones –tiene 110 butacas–, técnicamente está sobredimensionado. Queríamos que cualquier producción que nazca aquí se pueda llevar a un gran teatro», explica Lee. «A pesar de ser una sala alternativa, todo se hace con la dedicación y el mismo profesionalismo que en una sala comercial, en cuanto a técnica y comodidades. Le damos valor a los detalles», agrega Stefanoni.
Entre las próximas obras para noviembre y diciembre se encuentran: «El teatro del tango», el 14 de noviembre; la obra «Okasan» con la actriz argentina Carola Reyna, los días 28 y 29 de noviembre; «La maestra serial» con la actriz y cantante argentina Lucila Gandolfo el 11 de diciembre; o el «El Bululú», un espectáculo sobre José María Vilches, «el gran difusor del Siglo de Oro», los días 12 y 13 de diciembre.
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La conexión con Argentina es evidente, no solo por ser el lugar de nacimiento de Stefanoni y Legnani, sino por el origen de muchos de los artistas que participan en las obras programadas. «Siempre hubo influencia argentina. El cine argentino en España es muy bien recibido, no solo Ricardo Darín. Las series ahora. Y el teatro argentino siempre fue considerado como teatro de calidad en España, y en otros sitios. No es que nos vamos a centrar en lo argentino, pero sí estamos queriendo traer espectáculos que nos encantan y que son de alto nivel, y vamos a aprovecharlos», dice Stefanoni. Aunque «el único pasaporte es la calidad artística. No es una sala argentina, es una sala para todas las artes», puntualiza Legnani.
Además del teatro, la música o la danza, también habrá conversaciones (que serán publicadas como videopódcast), en las que se busca que el invitado se abra, un encuentro más íntimo: como la que se dio este lunes con el actor argentino Leonardo Sbaraglia –conducida por Legnani– o la que habrá con la actriz española Ana Milán el próximo 15 de noviembre. En cuanto al cine: buscan diferenciarse, «que no solo sea ver una película», sino que haya encuentros con el director, actores, guionistas.
El ahora Espacio Mistral todavía era unas oficinas y un trastero olvidados, lleno de polvo y muebles, cuando Lee le vio potencial y fue corriendo a contarle a Stefanoni, amiga de hace años, que tenía un lugar para el proyecto. Fue una «casualidad» pero también encajó porque: «Teníamos la idea de que no fuera en el anillo concéntrico donde están todos los teatros. Sería uno más allí», dice Lee. «Madrid está en un centro geográfico. La idea es que puedan confluir las creaciones españolas y las del extranjero, y que puedan venir», cuenta Stefanoni.
«Pensamos en todos los públicos, en propuestas para todos», dice Legnani, periodista, escritor y gestor cultural que se sumó al proyecto un poco más tarde. Sin embargo, «compartimos los tres una inquietud por que los públicos jóvenes no se alejen de ciertas expresiones artísticas», agrega. En este sentido, también hacen espectáculos para los niños, como «El Carnaval de los animales», una obra de Camille Saint-Saëns que estará versionada con la orquesta dirigida por Lee y con las narraciones de Legnani –y que tendrá lugar el 22 de noviembre a las 12.00. «Es casi una estrategia para empezar a introducirlos en un mundo que es un beneficio para ellos», dice Legnani.
«No puede ser que alguien llegue a los 18 años sin haber visto un piano o un violín en directo»
Para Lee es «primordial» el poder generar nuevos públicos. «No puede ser que alguien llegue a los 18 años sin haber visto un piano o un violín en directo. Es un derecho básico. Me parece un fallo del sistema. Un agujero que deberíamos cubrir», dice, y cuenta que han invitado a los colegios públicos, concertados y privados de la Comunidad de Madrid para funciones como la de «El Carnaval de los animales».
Legnani considera que no solo es un derecho el acceso a la cultura, sino también «un beneficio del cual uno solo es consciente cuando lo vivió». Es «descubrir algo que quizás no se sabe que existe en un tiempo de pantallas». Lo que se busca, dice Legnani, es «mostrar que hay una alternativa». «Todos vivimos atravesados por la tecnología, y la valoramos y ayuda. Pero el teatro es uno de los pocos sitios existentes, como la radio, donde no hay una barrera tecnológica entre los cuerpos». Y es que para Stefanoni: «Se necesitan más agitadores culturales que gestores culturales. Yo gestiono una librería y no me gustaba que me dijeran gerente. Cuando digo agitar es jugártela y traer a un Atahualpa Yupanqui el primer día y ver qué pasa». Y esto lo hacen en un contexto: «Somos conscientes de que estamos en un barrio obrero», dice Lee, y los precios irán en consonancia con ello.
La programación de Mistral es muy amplia. «Somos antinicho. Es la frase más trillada del mundo pero: queremos contar historias, no importa el formato». Y añade Legnani: «Queremos pugnar por una excelencia: que la gente sepa que es una sala donde hay buenas cosas. Y que esa gente vaya a ver qué hay hoy».
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