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Arte

La exposición más yanqui de Madrid: de Warhol a Pollock

Un recorrido que se articula en seis salas, que abordan el diálogo entre figuración y abstracción, en el arte americano de mediados del siglo XX

Un nuevo reclamo para adentrarse en el conocimiento del mundo del arte. Del más cercano a nuestros días. La delegada de Cultura, Turismo y Deporte, Marta Rivera de la Cruz, ha presentado hoy la muestra "Warhol, Pollock y otros espacios americanos", que puede visitarse del 21 de octubre al 25 de enero en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, con la colaboración del Ayuntamiento de Madrid. Comisariada por Estrella de Diego. La muestra reúne más de un centenar de obras de los grandes nombres del arte estadounidense del siglo XX que transformaron el modo de concebir el espacio pictórico.

A través de seis salas temáticas, el recorrido plantea un diálogo entre dos figuras aparentemente opuestas, Andy Warhol (1928-1987) y Jackson Pollock (1912-1956), unidos por una misma preocupación por los cambios en la tradición pictórica, lo espacial y, en algunos casos, el uso de los grandes formatos. Junto a ellos se exhiben obras de artistas como Lee Krasner, Helen Frankenthaler, Marisol Escobar, Sol LeWitt, Cy Twombly, Robert Rauschenberg, Audrey Flack, Perle Fine o Mark Rothko.

Las piezas, procedentes de una treintena de instituciones de Norteamérica y Europa, incluyen préstamos inéditos en España y algunas obras emblemáticas de la Colección Thyssen, como Marrón y plata I de Pollock, Express de Rauschenberg y Sin título (verde sobre morado) de Rothko.

Seis salas para redibujar el espacio

El recorrido de Warhol, Pollock y otros espacios americanos se organiza en seis salas que permiten revisar la ruptura que tradicionalmente ha establecido la historia del arte entre la abstracción y la figuración del arte pop.

La primera sala contrapone obras tempranas de Pollock y Krasner con dos botellas de Coca-Cola de Warhol de los años 60, marcando el punto de partida entre figura y fondo. En Rastros y vestigios, la segunda sección, aparecen artistas como Audrey Flack, Marisol Escobar o Robert Rauschenberg, que fragmentan la imagen y construyen un espacio donde la figuración se va trastocando y camuflando.

El tercer capítulo, "El fondo como figura", incluye piezas icónicas de Warhol —Liz en plata como Cleopatra (1963), Un solo Elvis (1964) y Jackie II (1966)— junto a fotografías del artista y obras de Sol LeWitt, Cy Twombly y Hedda Sterne, que rompen con la idea del espacio tradicional.

En "Repeticiones y fragmentos", Warhol se centra en las duplicaciones y multiplicaciones de objetos como forma de descomponer el espacio a través de sus series de Flores, Sillas eléctricas, Calaveras o Choque óptico de automóviles. El quinto apartado, Espacios sin horizontes, reúne ocho de las pinturas oxidadas de Warhol. Realizadas con sus propios fluidos, imitan las obras pintadas por Pollock justo antes de fallecer en 1956.

La exposición culmina con "El espacio como metafísica", dedicada a las Sombras de Warhol, una serie tardía en la que las figuras desaparecen para dar paso a una abstracción pura, en diálogo con "Sin título (verde sobre morado", de Mark Rothko, que cierra la muestra en un espacio de silencio y resonancia cromática.