Tecnología
El Hospital La Paz de Madrid desarrolla un sistema con inteligencia artificial para cuidar de los astronautas
Desde el espacio podrán realizarse ecografías a tiempo real para diagnosticar y tratar algunas patologías
Los expertos apuntan que la inteligencia artificial no solo ya está aquí, sino que tendrá enormes capacidades para sustituir numerosas labores humanas. A un ritmo frenético la tecnología se está extendiendo hacia todas las profesiones, incluida la medicina. ¿Intrusismo laboral?, ¿miedo al desempleo?, cabe preguntarse. La doctora Milagros Martí, del área de Radiología de Urgencias, recibe este nuevo avance con los brazos abiertos: «Nos facilita el trabajo», expresa.
Se trata de un proyecto en el que participa el hospital de La Paz para el desarrollo de un sistema de inteligencia artificial que permite el diagnóstico por imagen en el espacio. En el programa participa el grupo de Física Nuclear de la Universidad Complutense de Madrid, siendo la tecnología de la multinacional GMV. El objetivo es ayudar a los astronautas a obtener imágenes de ultrasonido en alta calidad de los diferentes órganos afectados. Esto permitiría que el personal médico identifique afecciones en una etapa temprana y tome medidas para evitar que progresen. El Hospital Universitario La Paz ha colaborado en esta iniciativa, sistematizando imágenes de ecografía para que la herramienta de la inteligencia artificial pueda aprender a diferenciar entre lo normal y lo patológico en distintos órganos, etiquetándolos en función de las enfermedades más frecuentes relacionadas con la microgravedad. El sistema ALISSE, en colaboración con GMV, realizarán los estudios de imagen ecográfica y guiarán en tiempo real a cualquier miembro de la tripulación.
Y es que, aunque los astronautas inicialmente son personas que se encuentran sanas, la radiación cósmica y falta de gravedad repercute negativamente sobre los órganos que no están preparados para ello. Esos órganos son los llamados «diana»– riñón, ojo, corazón, vasos y musculatura. También hígado o bazo en un segundo escenario–. Lo que ocurre es que cuando no hay gravedad los huesos se descalcifican, el calcio pasa a la sangre y cuando se va a eliminar por el riñón puede depositarse formando cálculos. Estos se movilizan y al intentar salir producen lo que conocemos como cólicos nefríticos –cólicos muy dolorosos hasta que se consiguen expulsar–. Por ello nace este proyecto, para que cuando sucedan estos dolores, sean los propios astronautas quienes con un ecógrafo se diagnostiquen. «A través de un ecógrafo pequeño portátil en la nave podrán hacerse una ecografía. Los astronautas son muy listos pero no abarcan el mundo de la medicina. Se les hará un entrenamiento previo y, además, se les ofrecerá un holograma incorporado en la máquina para que sepan cómo deben ser las imágenes que obtienen», explica la radióloga. Gracias a unas imágenes en planos estándar, los astronautas podrán saber si su caso está dentro de la normalidad o presentan alguna anomalía y hay que discriminarla. «Queremos que las ecografías sean interpretadas por cualquiera, ya que es una técnica muy operadora-dependiente. Es decir, estandarizarlo lo más posible y diagnosticarlo con inteligencia artificial o desde la tierra con telemedicina», añade Milagros Martí.
Existen patologías previstas que pueden suceder y ya llevan medicación preparada; otras, en cambio, pueden ocurrir de forma inesperada y han de estar preparados. Y según informa la doctora, el tiempo de espera puede ser de minutos u horas: «Es un proyecto muy ambicioso, está pensando a largo plazo en misiones donde los astronautas están muy alejados de la Tierra y la ida y vuelta de imágenes puede demorarse mucho tiempo, incluso horas. El siguiente paso sería este programa, no solo para diferenciar lo normal de lo patológico sino de ser capaces de identificar la patología». Hay circunstancias en las que los astronautas van previamente preparados con su botiquín, y otros como puede ser una apendicitis, que exigen el retorno de los mismos (aunque algunos ya van al espacio sin apéndice o vesícula para evitar que lleguen a producirse dichos imprevistos): «Recuerdo un caso en el que se produjo una trombosis yugular. Una patología frecuente, típicamente localizable en miembros inferiores, lo raro fue que esto ocurriese en la yugular. Al no haber gravedad, se predispuso la trombosis. Gracias a una conexión rápida y a que iban preparados, se solucionó con heparina, comenta Milagros Martí.
Entrenamientos y preparación
En La Paz no hacen entrenamientos para astronautas, lo que sí practican es una especie de simulación con personal no experto, preferiblemente ingenieros o estudiantes de ingeniería. Se les hará una especie de tutorial para ver cuánta es la facilidad que les proporciona este sistema de obtener imágenes diagnosticas con ecografía. El riñón ya está prácticamente terminado, ahora trabajan para el resto de órganos. Se requiere de mucho tiempo y miles de imágenes para hacer una media de todos los pacientes revisados y así reconocer todos los tipos de riñones, por ejemplo. «Yo desde el punto de vista radiológico considero que es una leyenda urbana lo de que la inteligencia artificial quite puestos de trabajo. Es una herramienta que ayuda. El programa nos hará un informe y nosotros solo tendremos que revisarlo, en lugar de tener que medirlo nosotros uno a uno. Nos quita mucha carga rutinaria y sistemática que consume mucho tiempo», detalla la doctora Martí, quien reivindica el papel de los radiólogos de urgencias por su visión global de cualquier patología. La fecha prevista de proyecto es final de este año y se espera que sea el primero de muchos.
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