Tabernarios

La Casa del Abuelo: gambas al ajillo y un verdejo en la calle Goya

Esta taberna centenaria, en la que los camareros miman al comensal como se merece, se ha adaptado al siglo XXI

Taberna La Casa del Abuelo
Taberna La Casa del AbueloGonzalo Pérez MataLa Razón

Las barras han retomado la actividad pre pandémica, pero cierto es que el ambientazo que generan no es el que era. ¿Hasta cuándo? Queremos volver a sufrir por encontrar hueco en ellas. Ocurría en La Casa del Abuelo y, a día de hoy, encontrar tanto orden nos provoca cierta nostalgia. Pero sólo eso porque, a pesar de que el motor de la barra se haya ralentizado, José Manuel Necega (Grupo La Máquina y José Luis) es el responsable de llevar la esencia de esta taberna centenaria al siglo XXI. Y, como encargado que es, ha liderado una renovación que mira de reojo la crisis que afecta al sector de la hostelería.

Fundada en 1906, son tres pilares sobre los que se sustenta con éxito: sólo entran en la despensa materias primas de excelente calidad, control que supervisa José Manuel como rastreador del mejor producto que es. El segundo, e igual de importante, dar tarea a una legión de camareros, sin escatimar en un empleo, sabedor de que sus clientes valoran ser atendidos y mimados como se merecen. Por último, la calidad-precio. Sí, en esta casa se come muy bien y quienes somos asiduos sabemos el valor del buen producto. Las estrellas son las gambas al ajillo; al ajo negro, al aceite de azafrán y pimentón, blanca a la plancha y las croquetas de gambas al ajillo. Bocados de siempre a los que se han incorporado otros, que forman una oferta amplia para satisfacer la demanda de los clientes.

De ahí que, además de las tapas clásicas, que enseguida desmigamos, se hayan sumado numerosas carnes, pescados y arroces. Y, dentro de la modernización llevada a cabo en estos últimos años, los propietarios mantienen un establecimiento de tres plantas, que cuenta con una taberna en la que mostrar a los visitantes, de aquí y de allí, la cultura de la tapa, un comedor, una terraza interior, una arrocería, además de una sala de catas y otra de reuniones. Un sábado cualquiera, asegura José Manuel, dan de comer a 280 personas.

Vayamos por partes, porque aquí, la hora del aperitivo es sagrada. A partir de la una del mediodía, aquí se tiran unas cañas perfectas y desfilan por la barra una tapa de arroz y otra de aceitunas de Campo Real. Ojo, recuerden, los vinos de la casa son excelentes, ya sea un Rueda muy aromático, cien por cien verdejo, como cualquiera de las variedades del de Toro (joven, premium, dulce y el selección especial), todos tinta fina de Toro cien por cien monovarietal. ¡Qué bien armonizan con los pinchos! De tortilla, de morcilla. Y con el bocadillo de pan negro con calamares de Almería de potera, las tostas de sardina ahumada o de hígado de bacalao, las patatas bravas o con alioli, los obligados pimientos de Padrón, los chipirones a la plancha, los callos oreja a la plancha,… Incluso, ¿por qué no? Con el pepito de vaca rubia.

Manjares de siempre que atraen el apetito de los vecinos desde tiempos inmemoriales, porque un verdejo y una de gambas siempre entra bien, y de esos mexicanos y venezolanos, que han tomado el barrio. Los mismos que un día reservan en Amazónico, pero al siguiente prefieren un arroz caldoso de langosta que, de verdad, llega a la mesa en su perfecto estado de cocción y tampoco se privan, en otra ocasión, de una paletilla de cordero lechal, de Alcázar de San Juan, al horno, que José Manuel deshuesa delante del comensal. Imbatible. Para acompañarla, las alcachofas de Tudela, confitadas con jamón ibérico y granadina, ahora en plena temporada, y el maravilloso tomate rosa de Barbastro aliñado con aceite de oliva virgen extra de Jaén, de la primera prensa, puro jugo de aceituna, con sal del Himalaya y ventresca. El cocido en dos vuelcos lo ofrecen a diario.

Su célebre ración de gambas al ajillo
Su célebre ración de gambas al ajilloGonzalo Pérez MataLa Razón

Una ración con historia

Es una ración con historia, que se sirve en esta casa desde el día de su inauguración, y cuyo éxito radica en que el modo de elaboración es el mismo desde hace casi cien años. A día de hoy, puede disfrutar en casa gracias a los servicios de “Delivery”, a través de “Deliveroo”, y de “Take away” (91 435 61 31- 622 531 522).