Política

Punto y seguido en la Asamblea de Madrid: del «no voy a poner la otra mejilla» a «virus de la democracia» y «patrona de la mordaza»

Tensión en la Cámara de Vallecas tras el órdago de Sánchez

Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid JESUS HELLIN/STUDIO MEDIA 19 30/04/2024
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en la Asamblea de MadridJESUS HELLIN/STUDIO MEDIA 19Europa Press

El punto y aparte de Pedro Sánchez se ha convertido en un punto y seguido en el discurso político del Pleno de la Asamblea de Madrid hasta el punto de que la célebre canción de Julio Iglesias «La vida sigue igual» podría haberse convertido, perfectamente, en el hilo musical de la sesión. El secretario general de los socialistas madrileños, Juan Lobato, cumplió con la función de replicar el mensaje de Pedro Sánchez en la Cámara de Vallecas: «O salimos del odio y la mentira que predomina sobre la verdad o nos vamos a cargar la democracia (...) La gente está harta de frentismos, insultos y ataques», reflexionó. Y siguió haciendo pedagogía de la regeneración de la que habla el presidente del Gobierno: «Tiene que gobernar Madrid, no dedicarse a insultar y a mentir. Ese es el fango del que hay que salir, eso es la regeneración», espetó a la presidenta madrileña. Todo para acabar con una promesa: «Me comprometo a no entrar al trapo de las cosas que dice, pero tampoco voy a poner la otra mejilla, que le quede claro», sentenció. Lobato dio su discurso con escepticismo sobre la posibilidad de que las cosas pudieran cambiar en la Asamblea. «No le voy a pedir milagros a Ayuso, pero sí que lo intente...», decía después de la sesión de control a los periodistas.

Pero la presidenta madrileña se negó a aceptar lecciones de democracia del PSOE molesta «con esa condescendencia con la que me trata y el tono de telepredicador mientras no deja de meter en sus argumentarios toda suerte de mentiras». ¿Salir del barro? Ayuso le llevó a Lobato a hacer autocrítica: «No saben salir del barro. Usted ha machacado a Leguina, lleva plenos y plenos hablando de mi familia, mi vida laboral, de cómo vivo, de dónde soy, retorciendo mi pasado, mi presente, mi entorno personal(...) ¿Por qué no pide un poco perdón?», le recriminó.

Sacó a relucir incluso el «libro de la caca» que se había comprado Lobato unos días antes en el Día del Libro. «No sé si se lo ha comprado para usted mismo del agobio que tenía porque si no se llega a poner en frente de la pancarta el domingo se podría haber quedado fuera (...) Está preso de ese escaño y del sueldo que gana. Es cómplice de lo que se hace en la Moncloa».

¿Un punto y aparte? Ayuso desconfió de la propuesta sanchista con los peores augurios: «A partir de ahora, persecución de jueces, de medios de medios de comunicación...».

En medio de la tensión habitual de las sesiones de control de la Asamblea, el tono más bronco se escuchó desde la bancada de Más Madrid. Tanto subió los decibelios su portavoz, Manuela Bergerot, que Ayuso ironizó con el asunto. «Va a dejar con problemas auditivos a su compañera de escaño. Hemos bajado el tono, comienza un nuevo tono...», la recordó con cierta retranca, entre risas de los populares, tras convertir Bergerot su disertación en un «chincha rabiña». «Rabien señorías del PP por que hay gobierno para rato; rabien porque ante su repertorio de acoso vamos a responder con política. Los de “que te vote Txapote” y “me gusta la fruta” van a tener que aprenderse las reglas de la democracia. Ustedes son los responsables de convertir la Asamblea en un lodazal». La ristra de acusaciones a Ayuso no quedó aquí, a la que llamó «patrocinadora de los bulos y la difamación que terminan en querellas chapuceras admitidas por jueces amigos y conseguidora de las paguitas millonarias a los panfletos afines» para rematar su intervención acusando a Ayuso de ser la «patrona de la mordaza parlamentaria» y «un virus para la democracia» y de reducir su gestión a «la nada más insignificante». En la supuesta nueva etapa de la regeneración democrática, tanta carrerilla cogió Bergerot en su retahíla de acusaciones que Ayuso acabó pidiéndola que se calmara. «Tranquilícese porque, por el momento, la médica y madre (dijo en alusión a la ministra de Sanidad Mónica García) no va a volver a la Asamblea y le va a quitar el puesto. Tranquila que hay poder y mamandurria con el Gobierno de Sánchez durante un tiempo», se mofó. Después vinieron las acusaciones de Ayuso a Bergerot: «Son cada vez más dictatoriales, asfixian a las empresas... Quieren tener a todo el pueblo adormecido y subvencionado».

Tensión también hubo entre Ayuso y la portavoz de Vox, Rocío Monasterio, quien criticó a Sánchez por «dejar España al pairo cinco días porque alguien ha nombrado a su mujer», pero también acusó a la presidenta madrileña de «tener los mismos tics» que Sánchez al «intervenir Telemadrid, la Cámara de Cuentas y el Consejo de Transparencia». Ayuso volvió a relegar a la irrelevancia a los de Abascal: «Siempre que puede no duda en atacarnos, no entiendo el papel de Vox en este Parlamento», replicó.

Dos lonas por los fallecidos en las residencias

En el día en el que se hablaba de regeneración democrática, de bajar el tono y de elevar el nivel de la política Más Madrid subía el voltaje al desplegar dos lonas en la capital en recuerdo y protesta por los fallecidos en las residencias durante la pandemia con el texto: «7291. No. No se iban a morir igual. 1500 días desde los protocolos de la vergüenza. 7.291 personas fallecidas en las residencias. 0 explicaciones».

El grupo añadió en sus redes sociales: «Seguiremos pidiendo responsabilidades y haciendo que no caiga en el olvido».