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Medio Ambiente

Europa y China lideran la lucha mundial contra el cambio climático 

La UE se fija como objetivo la “neutralidad energética” en 2050. El gigante asiático intenta aprovecharse del vacío internacional dejado por EE.UU., que se dispone a abandonar el Acuerdo de París 

Activistas de Oxfam imitan a los líderes del G7 en una protesta en contra del cambio climático
Charlevoix (canada) (Canada), 08/06/2018.- (Clockwise from Right) President of the European Council Donald Tusk, British Prime Minister Theresa May, German Chancellor Angela Merkel, U.S. President Donald Trump, Canadian Prime Minister Justin Trudeau, French President Emmanuel Macron, Japanese Prime Minister Shinzo Abe, Italian Prime Minister Giuseppe Conte and President of the European Commission, Jean-Claude Juncker, at the G7 Leaders Summit in Charlevoix (Canada), 08 June 2018. (Japón) EFE/EPA/FILIPPO ATTILI / CHIGI PALACE PRESS OFFICE HANDOUT HANDOUT EDITORIAL USE ONLY/NO SALESANDRE PICHETTEEFE

Más de 25.000 participantes procedentes de 196 países discuten desde este lunes y hasta el 13 de diciembre en Madrid sobre el cambio climático. Cuatro años después del histórico Acuerdo de París, el primero que obliga a tomar medidas para evitar que a finales de siglo la temperatura del planeta haya aumentado por encima de 1,5 grados, no solo los firmantes están muy lejos de cumplir esa meta, sino que el IPCC, el panel internacional de expertos que asesoran a la ONU, alerta de que, a este ritmo, el calentamiento superará los tres grados. Los científicos más pesimistas, incluso, temen que ya hemos pasado el punto de no retorno en el calentamiento global.

En la Cumbre del Clima COP25 que ha organizado Ifema en tiempo récord, está prevista la presencia de 50 jefes de Estado y de Gobierno, pero contará con la destacada ausencia de los líderes de los dos mayores contaminadores del mundo: Estados Unidos y China. Mientras que Europa acude a Madrid con el objetivo de alcanzar la “neutralidad energética” en 2050, los planes de países emergentes como Brasil, Rusia e India no acaban de despegar por la falta de ambición de sus respectivos gobiernos.

EE UU

El caso de EE UU es paradigmático, pues la presencia de representantes de la oposición demócrata, liderada por la presidenta del Congreso, Nancy Pelosi, será más numerosa que la delegación oficial enviada por la Administración de Donald Trump, que ha iniciado los trámites para abandonar el Acuerdo de París, cuya entrada en vigor, precisamente, coincide con las elecciones presidenciales de noviembre de 2020.

Entre los 70 oradores no oficiales, destacan Bill Peduto, alcalde de Pittsburgh; la alcaldesa Latoya Cantrell de Nueva Orleans; Fawn Sharp, presidente del Congreso Nacional de Indígenas Americanos; o Mandela Barnes, vicegobernadora de Wisconsin. Todos ellos quieren demostrar en Madrid que el negacionismo de Trump contrasta con el compromiso de las autoridades locales y estatales con el futuro del planeta.

CHINA

Ante el vacío dejado por Washington, el gigante asiático pretende ganar peso internacional liderando la lucha contra el cambio climático. Así lo proclamó el presidente Xi Jinping tras reunirse a principios de noviembre con su homólogo francés, Emmanuel Macron, y proclamar su “firme apoyo" al Acuerdo de París, que calificaron de “proceso irreversible”. Ambos se comprometieron a “intensificar los esfuerzos internacionales” y exigieron a los países desarrollados la inversión de 100.000 millones de dólares anuales hasta 2025 para financiar esas acciones.

China también ha decidido dejar de ser el vertedero del mundo y ha prohibido la importación de basura de otros países, al tiempo que empieza a introducir tímidamente regulaciones sobre el reciclaje en grandes ciudades.

Sin embargo, los logros en calidad del aire no son tan halagüeños. En Pekín, los niveles medios de partículas PM 2,5 (las más perjudiciales) han bajado de 89,5 microgramos por metro cúbico a los 42 actuales, pero siguen estando por encima del objetivo oficial de 35 y más aún del estándar de la Organización Mundial de la Salud (OMS), fijado en 10.

Por otra parte, la presente guerra comercial entre Pekín y Washington está empañando la voluntad del gigante asiático de promover las energías limpias. En este sentido, el Gobierno chino está aumentado el peso del carbón en su economía. Según EndCoal, durante los últimos 18 meses, China ha aumentado su capacidad de carbón un total de 42,9 gigavatios, lo que difícilmente cuadra con los objetivos de París.

UE

Europa se presenta como la vanguardia de la lucha mundial contra el calentamiento global y aspira a ir más allá de los objetivos marcados en París. En concreto, los Veintisiete esperan anunciar en el Consejo Europeo que se celebra en Bruselas el 12 y 13 de diciembre (justa en la clausura de la COP25) la “neutralidad energética” en 2050. Hasta ahora, el compromiso europeo prevé una reducción de las emisiones del 40% para 2030. La oposición de tres países del Este (Hungría, Polonia y República Checa) impide hasta ahora que la UE vaya más rápido en su transición energética.

La flamante nueva presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen, anunció durante su discurso de investidura en la Eurocámara que el cambio climático será una de las prioridades de su mandato y prometió lanzar en sus primeros cien días un ambicioso Plan Verde, cuyas líneas maestras serán esbozadas el 11 de diciembre. Para Frans Timmermans, vicepresidente encargado del Cambio Climático, “cuanto más tardemos en abrazar el potencial de esta transición, más daño haremos a nuestra industria y el potencial para el empleo de la nueva economía”. En una decisión simbólica, el Parlamento Europeo declaró el pasado jueves la “emergencia climática”.

La nueva Comisión ha anunciado también que convertirá el Banco Europeo de Inversiones (BEI) en un banco para el clima que a partir de 2021 dejará de financiar inversiones en combustibles fósiles (con algunas excepciones en lo que respecta al gas) y que, a partir de 2025, dedicará el 50% de sus fondos a proyectos climáticos.

En la recta final del año, los Estados miembros de la Unión Europea deben presentar las versiones finales de sus planes nacionales de energía y clima (PNEC), la hoja de ruta para la transición energética entre 2021 y 2030, con las mejoras que la Comisión Europea propuso al recibir los borradores el pasado semestre.

Bruselas aseguró entonces que el conjunto de esos programas se quedaba corto y señaló que solo cinco países (España, Dinamarca, Estonia, Lituania y Portugal) aportaron a ese esfuerzo colectivo contribuciones “significativamente más altas” que el conjunto de los Veintiocho.

RUSIA

Desde Moscú, las promesas de asumir la lucha contra el cambio climático no parecen plasmarse en medidas concretas. De hecho, Rusia aún no ha ratificado el tratado climático. En un reciente discurso, el presidente Vladimir Putin aseguró que “tenemos la intención de cumplir con todas las obligaciones en el marco del Acuerdo de París. Haremos todo lo posible por cambiar la economía para que se convierta en verde”. “Cambiaremos la industria e introduciremos sanciones contra aquellos que no utilicen la tecnología moderna. Primero, cambiaremos todo en las principales industrias y grandes ciudades”, destaco Putin.

Sin embargo, las buenas intenciones del líder del Kremlin parecen quedarse en eso, en buenas palabras. La ONG Climate Action Tracker (CAT) califica de “críticamente insuficientes” unos objetivos para 2025 que ni siquiera exigen la reducción de las actuales emisiones de gases de efecto invernadero.

BRASIL

La situación del país es desoladora ante la creciente deforestación del Amazonas, considerado uno de los pulmones verdes de la tierra, y el escaso compromiso medioambiental del presidente Jair Bolsonaro. Dicha reserva natural ha perdido 9.762 kilómetros cuadrados de vegetación (cerca de 10.000 campos de fútbol) desde agosto de 2018 hasta julio de 2019, un 30% más respecto al mismo período del año anterior. Los ecologistas no han dudado en acusar a Bolsonaro de ser responsable del deterioro de la Amazonas con una política que ha favorecido la industria madera y la explotación agrícola.

El Gobierno carioca, representado en Madrid por su ministro de Medio Ambiente, Ricardo Salles, reclamará una definición sobre la partida que le corresponde del mencionado fondo de 100.000 millones de dólares anuales para apoyar a los países emergentes a poner en marcha proyectos verdes.

INDIA

Con el 20% de la población mundial y el 4% de las reservas de agua, India será uno de los países más afectados por las consecuencias del cambio climático. Sin embargo, el Gobierno nacionalista de Narendra Modi no está dispuesto a mover ficha mientras no sepa la ayuda internacional que va a recibir a cambio. En consecuencia, no planea actualizar su plan climático hasta 2023. Como otras economías en desarrollo, Nueva Delhi teme que sus esfuerzos verdes frenen su desarrollo.

Este desapego contrasta con una opinión pública que presiona a su Gobierno para asumir un compromiso decisivo contra el cambio climático. La combinación del smog tóxico que periódicamente envuelve la capital, las exigencias de los gobernadores estatales y la preocupación empresarial presionan para que Modi abandone su equidistancia.

India asumió en agosto la Presidencia Conferencia de las Partes (COP14) contra la desertificación justo en un año en que los problemas de abastecimiento de agua y degradación de la tierra se hicieron más evidentes. Según el Gobierno indio, un 29% de las tierras están degradadas, un problema grave que no ha disminuido en los últimos años.

ÁFRICA

Pese a ser el continente que menos contamina, pues es el responsable de solo el 4% de las emisiones, es el más vulnerable al cambio climático. Pese a esta realidad, los líderes africanos ratificaron su compromiso con el acuerdo de París en la reciente Cumbre de Durban (Sudáfrica), cuya declaración insiste en que las naciones “desarrolladas deben proveer recursos financieros para asistir a los países en vías de desarrollo”, dada la “relación intrínseca” entre la respuesta al cambio climático y “el acceso equitativo a un desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza”. África apenas recibe el 3% de los fondos internacionales a la lucha contra el calentamiento global.

De los diez países del mundo más amenazados por la crisis climática, siete son africanos: Sierra Leona, Sudán del Sur, Nigeria, Chad, Etiopía, la República Centroafricana y Eritrea. Todos ellos sacudidos por episodios recientes de sequía, hambre, desertificación e inundaciones.