Ciencia

¿Solos en el universo?

Ilustración de nuestra galaxia, la Vía Láctea. / ESA
Ilustración de nuestra galaxia, la Vía Láctea. / ESAlarazon

¿Se encuentra la humanidad en un cosmos sólo para ella, que tiende a la infinitud? La definitiva respuesta a esa pregunta vendrá con el progreso de la cosmología y la astrofísica. En cualquier caso, la escala de distancias del universo es desmesurada, según el siguiente símil: «Si el Sol fuese una naranja, la Tierra sería una cabeza de alfiler dándole vueltas en una órbita a 15 metros, Júpiter sería una cereza girando a 77 metros, Plutón un grano de arena rotando a 580 metros, y Alfa de Centauro, la estrella más cercana a la Tierra (a cuatro años luz), sería otra naranja situada a 4.000 kilómetros de nosotros».

Esas enormes distancias entre los cuerpos celestes harían muy difícil, por no decir imposible, o simplemente, comunicarse con otras posibles inteligencias avanzadas del universo si las hubiere. Es la llamada Paradoja de Fermi, el físico nuclear y Premio Nobel que un día se dirigió a sus discípulos y les preguntó con ironía:

● ¿Qué se sabe de esos hombrecillos verdes de otros planetas…?

Su propia contestación no se hizo esperar:

● Si existen… difícilmente los veremos por la escala de distancias.

En definitiva, pese a lo que Adrian Berry escribió en 1973 en su sugerente libro Los próximos 10.000 años, cuando nos preguntamos ¿adónde podemos ir?, hoy por hoy resulta impensable que la humanidad pueda trasladarse a cualquier otro planeta fuera del sistema solar. De tal manera, resulta igualmente inverosímil la idea de Stephen Hawkings al respecto: «En 600 años más – dijo—, la Tierra será una bola de fuego, y los que puedan tendrán que irse».

Esa bola de fuego podemos llegar a serlo mucho antes: en menos de cien años, si no se descarboniza la atmósfera. Pero, el presunto éxodo, en una especie de macro-Arca de Noe – para la que ya existe el proyecto Horizon de la NASA—, ocurre que incluso a muy largo plazo, resulta técnicamente imposible.