Naturaleza

La isla más joven de España resiste al turismo masivo y solo tiene un semáforo en todo el territorio

Hasta 1962 no se asfaltó la primera carretera y, quizás por ello, la isla ha aprendido a moverse a otro ritmo

El Hierro
La isla más joven de España resiste al turismo masivo y solo tiene un semáforo en todo el territorioHola Islas Canarias

Mientras en buena parte de España -incluidas sus islas vecinas- arrecian las protestas contra el turismo masivo y sus consecuencias, hay un rincón en el Atlántico que ha optado por caminar en dirección contraria: El Hierro.La segunda más pequeña de Canarias y la más joven del país tiene una formación volcánica en forma de corazón que ha logrado lo que parece imposible en tiempos de sobreexplotación turística: un modelo de desarrollo que respeta a sus habitantes, cuida su entorno y enamora al visitante sin perder su alma.

Con apenas 11.000 habitantes, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), El Hierro recibió en 2023 poco más de 20.000 turistas. Una cifra casi simbólica si se compara con los 6,57 millones que llegaron a Tenerife. Pero lejos de ver este dato como una debilidad, la isla lo ha convertido en su gran fortaleza.

Una isla sin prisas

El Hierro es una tierra de contrastes. Su geografía escarpada, modelada por erupciones volcánicas hace 1,2 millones de años, ha dado forma a un paisaje único: bosques frondosos que nacen entre conos volcánicos, acantilados que cortan la respiración y charcos naturales donde el océano se funde con la tierra. A esta atmósfera de otro mundo se suma una particularidad muy reveladora: en toda la isla solo hay un semáforo.

Hasta 1962 no se asfaltó la primera carretera y, quizás por ello, la isla ha aprendido a moverse a otro ritmo. Un compás que respeta la naturaleza, la identidad local y, sobre todo, la calidad de vida de quienes la habitan.

Un modelo a seguir

Desde 1997, El Hierro cuenta con un plan de desarrollo sostenible que ha sido tomado como referencia internacional. Lejos de macrocomplejos hoteleros, la isla ha apostado por infraestructuras turísticas que ponen en valor su patrimonio natural y cultural. Siete centros de visitantes ayudan a entender sus tradiciones, su historia geológica y la riqueza de su biodiversidad.

Aquí el turismo no es una amenaza, sino una herramienta para preservar el entorno y generar bienestar. Actividades como el senderismo, el parapente, el buceo o simplemente contemplar un atardecer en el mar se ofrecen bajo estrictos criterios de sostenibilidad.

Un paraíso por descubrir

Aunque pequeña, El Hierro tiene mucho que ofrecer. Desde senderos escondidos entre laurisilva hasta el hotel más pequeño del mundo, pasando por piscinas naturales, miradores y mesas a orillas del mar donde el pescado fresco es la norma. Es también un paraíso submarino, con fondos marinos protegidos ideales para el buceo, lo que hace recomendable dedicarle al menos tres días, aunque muchos aseguran que siempre sabrá a poco.

El Hierro no es un destino para “ver y tachar”. Es una isla para sentir, para reconectar, para descubrir que otro tipo de turismo no solo es posible, sino urgente. En tiempos en que muchas voces se alzan contra la masificación, esta isla canaria demuestra que preservar no está reñido con prosperar. Que cuidar lo propio no significa cerrarse al mundo, sino abrirse con dignidad. Y que el futuro del turismo pasa, inevitablemente, por seguir el ejemplo de lugares como este territorio en medio del Atlántico.