Entrevista

Fidel Fernández, actor: “Te puedes reír del cambio climático porque es una creación del ser humano”

Fidel Fernández: "El teatro sirve para reflejar lo que le sucede a la sociedad y el humor es el mejor arma para la reflexión"
Fidel Fernández: "El teatro sirve para reflejar lo que le sucede a la sociedad y el humor es el mejor arma para la reflexión"Yllana

El teatro y el humor pueden ser vehículos de expresión ante cualquier emergencia social. Así lo sostiene Fidel Fernández, actor, cofundador de la compañía Yllana y ponente en las III Jornadas de Comunicación del cambio climático de la Casa Encendida de Madrid. Y así lo demuestra Greenpiss, una comedia que, con risas absolutamente efectivas, traslada un mensaje de ecología y reflexiona sobre el calentamiento global.

¿Cómo surge Greenpiss?

Estábamos discutiendo sobre cuál debía ser nuestro siguiente montaje y surgió el título de Greenpiss. Solo eso ya nos hizo gracia y dijimos: “Este es el tema”. Lo malo es que nos cogió en toda la pandemia, así que decidimos hacer algo muy sencillo y algunas ideas se cayeron del resultado final.

¿Por qué escogéis comediar la emergencia climática?

Porque es una de las principales cuestiones en la actualidad. El teatro sirve para reflejar lo que le sucede a la sociedad y localizar sus problemas, y el humor es el mejor arma para hacer reflexionar. Que la gente se ría y luego piense es muy interesante.

¿Hay temas que deben quedar fuera de los límites al humor?

No. Te puedes reír absolutamente de todo porque todo está creado por el ser humano y sobre todo lo que está creado por el ser humano se puede reflexionar. Te puedes reír de la pena de muerte, del cambio climático o del terrorismo porque todo es creación nuestra. Ya lo hizo Chaplin con El gran dictador o Roberto Benigni en La vida es bella. ¿Y eran temas para reírse? Sí, porque a través de la comedia se genera reflexión. Yo creo que te puedes reír de todo el mundo si del primero del que te ríes es de ti mismo. Y si alguien se ofende... ofende... que se lo haga mirar.

Tú interpretas al villano de la película: el empresario.

El personaje representa tanto a empresarios como a esos políticos a los que les da igual que se contamine el medio ambiente, pero que luego van a una cumbre climática y, como dice Greta Thunberg, hacen «bla, bla, bla». La idea original era que fuera engordando durante la obra, porque le daba igual comer plástico y beber gasolina, hasta que al final explotara [ríe]. Pero eso no entró en el montaje final.

¿Pensabas en alguien en particular al representarlo?

No, aunque para mí es una mezcla entre Donald Trump, Bolsonaro y Jesús Gil.

¿Qué opinas del negacionismo?

Que si existe no es por falta de inteligencia, sino por intereses propios.

En la obra hay espacio para la crítica al activismo climático...

En esencia, en la obra tratamos la contradicción del ser humano. Eso de que hablamos mucho pero, a la hora de la verdad... te vuelves un poco vago. Yo creo que todos hemos hecho eso de no reciclar siempre. A veces somos torpes, inútiles... pero nadie es perfecto.

La acogida del montaje ha sido excelente.

Estoy un poco sorprendido, sí. Sobre todo cuando el público toma partido durante la obra. Acaban gritando “¡save the planet!” y la verdad es que, luego, les cuesta parar...

¿Y tú? ¿Te consideras un activista medio ambiental?

Más bien me siento responsable. No tengo hijos, pero me preocupa mucho el mundo que le vamos a legar a las generaciones futuras. La gente que venga detrás tiene que gozar del mismo derecho a disfrutar de nuestro agua, de nuestros paisajes y de nuestra naturaleza. Creo que nuestro deber es salvar el planeta porque somos la única especie capaz de proteger al resto. Pero los que más se deben concienciar son quienes tienen la capacidad de resolver el problema: políticos y empresas. La solución no es «pues me voy a buscar planetas habitables al espacio gracias a mis trabajadores de Amazon».

¿Futuros proyectos de Yllana?

Para el año que viene tenemos preparado un popurrí sobre la vida del actor: sus pesadillas, sus sueños, sus viajes, los controles policiales por carretera, cuando te abren el maletero, ven toda la parafernalia que llevas dentro y tienes que hacer la representación en el sitio para que crean que no eres peligroso... [ríe]. Hay ganas.