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Medio Ambiente

Los datos del hambre se triplican desde la pandemia

Vista de un campo de cultivo en una carretera en las inmediaciones de Kiev 27 de abril del 2022 en Kiev (Ucrania). Siete de cada diez hectáreas de Ucrania son parcelas agrarias, plantadas sobre todo con maíz, cereales y girasoles que sirven de alimento al mundo. Con el país en guerra y dificultades de exportación, la crisis ucraniana amenaza con llevar el hambre afuera de sus fronteras, según explica a EFE Pierre Vauthier, responsable de la FAO en Ucrania. EFE/ MIGUEL GUTIÈRREZ
Vista de un campo de cultivo en una carretera en las inmediaciones de Kiev 27 de abril del 2022 en Kiev (Ucrania). Siete de cada diez hectáreas de Ucrania son parcelas agrarias, plantadas sobre todo con maíz, cereales y girasoles que sirven de alimento al mundo. Con el país en guerra y dificultades de exportación, la crisis ucraniana amenaza con llevar el hambre afuera de sus fronteras, según explica a EFE Pierre Vauthier, responsable de la FAO en Ucrania. EFE/ MIGUEL GUTIÈRREZMIGUEL GUTIERREZAgencia EFE

La portada de hace unos días del diario The Economist no deja lugar a dudas. El mundo se enfrenta a una crisis alimentaria que no dejará de recrudecerse en 2023. Conflictos, precios de materias primas, pandemia elevarán hasta 323 millones el número de personas al borde de la inanición

MásMás de 40 países, y 49 millones de personas, están a las puertas del hambre. Así lo expresaba hace escasos días David Beasley, director ejecutivo del de Alimentos (PMA) de la ONU en el Foro Económico Mundial que se ha celebrado estos días en Davos (Suiza). La crisis alimentaria ha estado muy presente en la agenda de esta cita anual de jefes de estado y líderes políticos y económicos, pero también ha despertado revuelo por la portada que le dedicaba hace unos días el prestigioso periódico The Economist. Con una imagen de una enorme espiga llena de calaveras en lugar de granos quería ilustrar la hambruna que se cierne sobre la humanidad.

Muchas organizaciones dedicadas a cooperación como Oxfam Intermon llevan tiempo alertando de la situación y ahora ven cómo el debate vuelve a estar encima de la mesa en reuniones internacionales del G7 od el a ONU« con una intensidad que no veíamos desde 2008», afirma Lourdes Benavides, técnica experta en Cambio climático de Oxfam Intermon. Esta misma semana, la entidad publicaba un informe en laquea firma que para este final de año 263 millones de personas adicionales podrían verse sumidas en la pobreza extrema: un millón de personas más cada 33 horas. En el otro lado de la balanza: 573 personas figurarán en la lista de mil millonarios. Ellos solos atesoran un 13,9% del PIB mundial.

Un cóctel molotov de circunstancias son las que nos han conducido a esta alerta de hambruna y crisis alimentaria global; una tormenta perfecta dentro de una tormenta perfecta, dicen algunos medios, que aleja todavía más el cumplimiento del objetivo 2 de la agenda 2030: el fin del hambre. Si antes de la pandemia la ONU contabilizaba 135 millones de personas al borde de la inanición, ahora con la crisis de Ucrania dice que la cifra se elevará hasta 323 millones como mínimo.

La crisis sanitaria, los cierres y paralizaciones de fábricas y los confinamientos «ha supuesto un verdadero problema para toda esa parte de la población mundial cuya única forma de subsistir es la venta diaria de lo que tiene en sus explotaciones agrícolas», dice Benavides... Y tras la crisis sanitaria, estalló el conflicto de Ucrania. Y con él estamos viviendo una escalada en los costes de los combustibles, el transporte, los cereales, los insumos... Decía la FAO en febrero que los precios de los alimentos alimentos estaban en un promedio de 140,7 puntos pos encima de la media, una cifra récord que no se ha alcanzado desde 2011. Y según explicaban varios expertos durante el Foro de Davos, el incremento del coste dela cesta de la compra podría recrudecerse durante los próximos 12 meses.

Ucrania y Rusia producen el 30% del trigo que se vende en el mundo y el 18% del maíz. Hay países que dependen de Ucrania para el 3050%de su suministro de trigo, como en el caso de varios países africanos y árabes. Por otro lado, «Rusia bloquea los principales puertos ucranianos del Mar Negro y Ucrania ha minado sus aguas como estrategia defensiva. Hay 25 millones de toneladas de cereales en Ucrania que no pueden ser exportadas», alerta The Economist.

Los altos precios de los fertilizantes también están afectando a la economía mundial. Baste pensar que Rusia suele exportar casi el 20% de los fertilizantes nitrogenados del mundo .« El a bono nitrogenado costaba hace un año 380 euros la tonelada; ahora está en 900 euros », según explica n las organizaciones agrarias españolas. Las subidas del precio del gas natural han llevado al cierre de algunas empresas dedicadas a la fabricación de fertilizantes (hechos a partir de este fósil). Es lo que ha ocurrido en Reino Unido con dos plantas de fertilizantes de CF Industries por ejemplo.

«Una de las primeras consecuencias que ha tenido este aumento de costes es que sea fertilizado menos. En términos de productividad aún es pronto para saber qué consecuencias ha tenido sobre la productividad, porque en principio se esperaba mucha cosecha por las lluvias de marzo y abril, pero con esta ola de calor temprana es pronto para conocer datos sobre la cosecha», afirma Diego Juste, portavoz de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA). En este sentido, España y Europa se han concentrado en encontrar sustitutos a los cereales provenientes de Rusia y Ucrania, e incluso se han lanzado a volver a producir especies como el maíz, aprovechando suelos en barbecho para cultivar. También está otorgando ayudas directa sal os agricultores y ganaderos afectados por la escala da de precios. Hay que recordar que el trigo ha subido alrededor del 53% desde primeros de año. Los cereales en general y las oleagionosas están un 50% más caros que hace un año. En esta línea, hace una semana la Comisión Europea proponía como medida excepcional que los estados miembros puedan utilizar hasta un 5% del Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural para ayudar a agricultores y empresas agroalimentarias.

Pero no todas las economía s tienen la misma facilidad de respuesta que Europa. En África Occidental y Oriental, a los precios y la guerra, se suma, además, el cambio climático. El cuerno de África (Kenia, Etiopía y Somalia) se enfrenta ala peor sequía desde hace 40 años .« Una persona podría estar muriendo cada 48 segundos en el cuerno de África», afirman en un reciente estudio Oxfam Intermon y Save the Children. En la otra parte de África, la zona del Sahel, vivirá un aumento de las temperaturas 1,5 veces más rápido que la media global de aquí a 2030, según afirman muchos estudios. «El cambio climático está colapsando los sistemas alimentarios. Cada vez vemos de una manera más clara que cuando se juntan varios problemas como está pasando ahora no llegamos nunca a detener la crisis», dice Benavides.

Las tres C

La tormenta perfecta, dicen desde Oxfam, se lleva cocinando desde hace más de un año. «Se han juntado tres circunstancias a la vez, sobre todo en África: los conflictos, la Covid-19 y el cambio climático», dice Benavides. Una llamada de atención que también estos días salía de Davos. El vicepresidente de Tanzania recordaba que más allá de la guerra de Ucrania «podría haber más lugares de suministro de alimentos si el mundo se interesara por solucionar conflictos olvida dos, como los que desde hace varios años se desarrollan en la República Democrática del Congo, en Sudán del Sur, en República Centroafricana y, más recientemente, en Mozambique», se lee en la CNN. «En Mali hay un conflicto abierto desde hace 10 años, pero también hay tensiones en Níger y Burkina Faso. Sobretodo, desde los últimos cinco años venimos alertando de que ya hay cuatro millones de personas refugiadas. Una situación de violencia permanente que provoca que las personas abandonen sus tierras. El último año, la producción de cereales en el Sahel se ha reducido un 12%», detalla Benavides.

Las restricciones a las exportaciones y las revueltas sociales agravan la crisis

Hay otro elementos que está tensionando aun más los mercados de alimentos: las restricciones a las exportaciones anunciadas por varios países. China lleva meses anunciando que este año la cosecha puede ser la peor de sus historia, dice The Economist. India, segundo productor mundial de trigo, se enfrenta a una ola de calor extremo y ha anunciado que suspende las exportaciones para hacer frente a la demanda interna. Turquía ha impuesto restricciones a la exportación de aceite oliva, etc.

Y es que la falta de lluvias y el fenómeno de La Niña está afectando negativamente a muchos países productores de cereal como Estados Unidos.

Esta autarquía alimentaria, como la definen algunos, no hace más que potenciar la crisis alimentaria. «Creemos que el cierre de fronteras va a acrecentar aún más la crisis», dicen desde UPA.

Por otro lado, el aumento de precios de alimentos también está alimentado muchas revueltas en países como Sri Lanka, Indonesia, Pakistán, Irán o Perú.