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Opinión
Agua para la salud, agua para el futuro
Naciones Unidas convoca la segunda Conferencia Mundial sobre Agua, que ha tenido lugar del 22 al 24 de marzo en Nueva York
La problemática del agua, recrudecida por el cambio climático, será uno de los grandes desafíos que deberá afrontar la humanidad para asegurar su subsistencia. Así lo entienden organismos internacionales como Naciones Unidas, que ha convocado este año la segunda Conferencia Mundial sobre Agua. A casi 50 años del anterior evento de estas características, del 22 al 24 de marzo en Nueva York, el organismo ha tratado de impulsar las metas relacionadas con el agua acordadas internacionalmente y recogidas en la Agenda 2030.
El primer eje de trabajo de este encuentro es la importancia del acceso al agua potable, la higiene y el saneamiento para la salud, un elemento que puede marcar la vida o la muerte de miles de personas en el mundo. Según el Informe de progreso 2022 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, actualmente 829.000 personas mueren al año por enfermedades directamente atribuibles al agua contaminada, el saneamiento inadecuado y las malas prácticas de higiene.
Necesitamos revertir esta situación: el costo de no hacerlo sería sencillamente inabordable. De mantenerse la tendencia actual, en 2030 habría 1.600 millones de personas sin acceso a suministros de agua potable gestionados de forma segura y 2800 millones sin saneamiento.
El agua es básica para la vida y la salud de las personas. Su escasez no solo compromete el cumplimiento del ODS 6, sino que abarca la totalidad de la Agenda 2030. Así, respecto al ODS 1 (poner fin a la pobreza en todas sus formas), vemos la correlación casi perfecta entre la falta de acceso al agua potable y la pobreza, especialmente en los países menos desarrollados.
Lo mismo ocurre con el ODS 3 (garantizar una vida sana y promover el bienestar) y el 4 (garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad). Según los últimos datos disponibles de UNICEF y la OMS, una de cada tres escuelas primarias y una de cada cuatro escuelas secundarias no cuentan con servicios básicos de agua para consumo, lo que afecta a 546 millones de niños y niñas en edad escolar. Además, un tercio de estos niños viven en los países menos desarrollados y más de la mitad provienen de contextos frágiles.
El ODS 5 (lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas) también se ve influido de manera determinante el agua. En el 80% de hogares que sufren escasez, las responsables de la recogida de agua son mujeres y niñas, lo que limita sus posibilidades de acceso a la escuela y de obtener ingresos.
Tres metas para revertir la crisis
En este difícil escenario, desde el Foro de la Economía del Agua queremos resaltar la importancia de avanzar en las metas de la Agenda 2030, con especial énfasis en tres de ellas: acceso universal y equitativo al agua potable a un precio asequible; acceso a servicios de saneamiento e higiene adecuados, con especial atención a las necesidades de las mujeres, las niñas y las personas en situaciones de vulnerabilidad; y mejora de la calidad del agua.
Respecto al último punto, es fundamental trabajar en reducir la contaminación, eliminar el vertimiento y minimizar la emisión de productos químicos y materiales peligrosos, para poder reducir a la mitad el porcentaje de aguas residuales sin tratar y aumentar el reciclado y la reutilización sin riesgos a nivel mundial.
Estamos convencidos de que esto solo será posible si todos nos sumamos a la tarea. Necesitamos la implicación del sector público, privado, academia y sociedad civil, en sintonía con el ODS 17. Ante todo, no perdamos de vista que lo que está en juego. En definitiva, es la supervivencia de las generaciones más jóvenes y las no nacidas aún.
De nosotros depende que no se encuentren con un futuro sin recursos vitales como agua, alimentos o aire puro. Hacer efectivo el derecho humano al agua y al saneamiento y asegurar su sostenibilidad hoy será la piedra angular sobre la cual se erguirá el derecho humano al futuro.
«La lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado», escribió Jorge Luis Borges. Seguramente, sin imaginar que esta frase viajaría hasta nuestro presente como una verdad innegable, pero que aún podemos revertir: la falta de agua.
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