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Black Friday: el 36% de la ropa que se compra no se usa

Repartidores que van dos o tres veces al mismo domicilio para entregar un paquete, embalajes excesivos, productos que en la mitad de los casos se devuelven y terminan en vertedero... ¿tiene sentido cuando ya necesitamos 1,7 planetas para garantizar el consumo actual?

El 36% de la ropa no se usa.
El 36% de la ropa no se usa.Dreamstime

La pandemia acercó el ecommerce a la gente de tal forma que ahora mismo nos parece normal pedir pañales en Amazon o que un repartidor pase una segunda y una tercera vez hasta que nos encuentre para entregarnos lo que hemos pedido. Incluso, es habitual pedir varias tallas y varios colores de una prenda sabiendo que luego se tendrá que

devolver lo que no nos sirva. De hecho, el 40% de los usuarios está comprando sabiendo que luego devolverá el pedido». Quien habla es May López, directora de Empresas por la Movilidad Sostenible, profesora universitaria y asesora de Logística Sostenible dese hace 20 años. Ella es la responsable del informe de la EAE Business School «La sostenibilidad en el ecommerce actual. El impacto de nuestra d e c i s i ó n d e c o m p r a » .

Hoy, Black Friday, arranca la campaña de consumo por excelencia del año. Tras este viernes negro, llega el Cyber Monday, luego la Navidad y ya avanzado enero, las rebajas. Se estima que cada español gastará 727 euros por cabeza en este largo tiempo; más de 200 solo en la jornada de hoy. La clave medioambiental de este día consumo reside en el hecho de que aproximadamente la mitad de los artículos que se adquieren en esta fecha se devuelven y eso supone multiplicar el número de repartidores, de coches y emisiones de las ciudades en pocos días, además del número de residuos en embalajes y artículos que no se necesitan y que acabarán descartados. ¿Tiene sentido este consumo desaforado cuando sabemos que con este ritmo son ya necesarios 1,7 planetas para cubrir la demanda? Una cifra que va subiendo en las zonas más industrializadas del mundo, llegando hasta los cinco planetas en el caso de los EE UU.

Aunque se pueden encontrar ofertas cada vez en las tiendas físicas, lo cierto es que «el Black Friday se basa fundamentalmente en comercio online. Mientras el comercio físico todavía sigue pasándolo mal, el ecommerce no para de crecer (un 22,7% en el primer trimestre de 2023) y hay que pensar que el 40% de todo este comercio mundial recae sobre cuatro marcas, especifica López. Y es que a pesar de las crisis que han sucedido a la pandemia y que han tenido en jaque al sector logístico en más de una ocasión los últimos años, «a nivel cadena de suministro hay estabilidad, más allá de que algunos productos, como cereales, fitosanitarios o gas, hayan subido de precio por los conflictos armados. Ahora mismo no hay rotura de stocks a nivel general. Hay que tener en cuenta que estas campañas se planifican con mucho tiempo de antelación y a las empresas una vez que han recibido los productos lo que les interesa es darles salida lo antes posible para recuperar la inversión. Eso explica que cada vez se adelanten más la campaña», explica Christian Castillo, profesor de Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Cataluña (UOC).

Los informes sobre el impacto que tiene la campaña de consumo que inicia hoy son múltiples. Greenpeace los resume en una producción excesiva que conlleva destrucción de hábitats; elevada cantidad de emisiones de CO2, producidos por el uso de energía procedente de combustibles fósiles y del transporte de todos estos productos. A lo que se añade la elevada generación de residuos, principalmente por dos aspectos: los desechos de materiales de un solo uso procedentes del embalaje como plásticos o cartones; y las materias primas no utilizadas o los productos ya hechos que no se han vendido o se desechan tras un corto uso. Algunos de los datos más impresionantes extraídos de diversos estudios indican, por ejemplo, que el ecommerce supone el transporte cada año de 41 millones de metros cúbicos de aire embalado a los hogares españoles. Además, muchos de los envoltorios acaban contaminando incluso el océano. Un estudio de la ong Oceana afirma que solo las almohadillas de aire de los paquetes puestas en fila darían la vuelta a la Tierra más de 500 veces. Por otro lado, solo en EE UU durante 2020, hasta 2,6 millones de toneladas de devoluciones terminaron en vertederos generándo la emisión de 16 millones de toneladas de CO2. En cuanto al transporte, se espera que se incremente en un 36% el número de vehículos de entrega que circulen en las ciudades en 2030 y en un 30% las emisiones equivalentes. «Hay que pensar que a una tienda física llegan 60 camisetas. En el caso del comercio electrónico cada una tiene que llegar a un destino diferente, con su propio embalaje, muchas veces simplemente publicitario, y que a veces el repartidor tiene que ir varias veces porque el particular no se encuentra en el domicilio. Sabemos que el 29% de las emisiones totales de España se deben al transporte y que esta semana se concentra gran parte del ecommerce del año», resalta López. Además, dice López, hay que tener en cuenta otros aspectos, como que el comercio online se libra de muchas de las normativas que sí cumplen las tiendas físicas como la de gestión de residuos, de utilización de datos personales o de publicidad. «Los residuos antes los gestionaba la tienda física. Si tú compras en una tienda como El Corte Inglés los productos llevan una marca que garantiza que se recicla correctamente. Sin embargo, los market place no están cumpliendo con los costes de reciclaje, que recaen ahora en los particulares, incluso en nuestro padres aunque ellos no sean usuarios de comercio electrónico. Las tiendas físicas también cumplen con normativas contra la venta de falsificaciones y no pueden recurrir a ciertas prácticas publicitarias. Los market place, por el contrario utilizan técnicas de neuromarketing y recurren a patrones oscuros para bombardear con mensajes de compra a colectivos sensibles como los niños. No somos conscientes de lo vulnerables que somos cuando compramos online, pero si el comercio tradicional está regulado desde hace tiempo, ¿por qué pensamos que el ecommerce puede empezar de cero? Tenemos que garantizar que el ecommerce sea sostenible», afirma la experta.

Alternativa: un día sin compra

Desde el año 1992 se realiza una huelga simbólica el mismo día del Black Friday. Se le llama Día Sin Compras y propone simplemente una reflexión sobre el actual modelo de producción y consumo «que muestra claros síntomas de agotamiento, a la vez que resulta incompatible con el contexto de crisis climática», dicen desde Ecologistas en Acción, una de las organizaciones que se adhiere cada año a esta iniciativa. La organización ofrece una lista de consejos que van desde combatir la compra compulsiva, es decir, pensar dos veces si lo que vamos a comprar lo necesitamos y si al final apostamos por la adquisición, que esta se base en criterios como la producción local, ecológica y de pequeño comercio. También, destaca López, solo con elegir la entrega en tienda puede reducirse el 20% de las emisiones de CO2 de la última milla. «A lo mejor basta simplemente con repensar la campaña que se ha vuelto interminable. A nivel logístico puede tener sus ventajas para la gestión de los pedidos, pero para el consumidor, además de un estrés, puede tener repercusiones negativas como que se acostumbre a las ofertas. Además, hay que pensar en el pequeño comercio que se ve obligado a tener productos rebajados durante mucho tiempo y puede perder competitividad respecto a los grandes», matiza Christian Castillo, profesor de la UOC.￾

La clave

¿Black fraude? Rebajas que no lo son tanto

Se estima que en la campaña que empieza hoy y acaba en enero, cada español gastará de media 720 euros en compras.

«Hay gente que adelanta las compras para no encontrarse con las subidas de Navidad. También sabemos por un estudio de KPMG que el 20% de los consumidores están

dispuestos a pedir un crédito para compras aunque no tenga dinero», dice Christian Castillo, profesor de la UOC. Pero, ¿realmente es más barato comprar? Según un estudio de la OCU, las grandes ofertas a veces no lo son tanto. La organización lleva desde 2015 estudiando el fenómeno de este viernes y analizando los precios de los productos. Recogen, dicen, más de 20.000 precios cada día de productos de 37 categorías y la conclusión es que en la última campaña solo el 2% de ellos estaba realmente rebajado.