Planes para el cultivo de atún rojo

La creciente demanda del mercado de sushi y sashimi de los últimos años ha elevado el apetito por el atún rojo, una especie que puede alcanzar los tres metros de longitud y los 600 kilos de peso. Su cultivo consiste básicamente en el engorde en jaulas flotantes, después de ser capturados vivos en la época de reproducción. Allí son alimentados a base de pescado azul y algunas especies de cefalópodos con las que se trata de aumentar la cantidad de grasa en el músculo. Su producción en Europa se ha ceñido básicamente al mar Mediterráneo, con España, Italia, Túnez, Malta, Chipre, Grecia, Croacia o Turquía como países productores. Con una producción de 8,1 millones de toneladas, las ocho instalaciones dedicadas al engorde de atún rojo en 2020 se repartían por Murcia (4 granjas), Cataluña (2) y Andalucía (2). En torno al 96% de la carne se exporta directamente a Japón, en su mayoría ultra congelada, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Sin embargo, esta semana se ha dado a conocer el proyecto de instalación de la primera granja de engorde en el Cantábrico, concretamente en la costa de Getaria, con dos jaulas de 50 m que esta vez serán sumergibles para sortear las dificultades causadas por el oleaje o posibles temporales, tal y como ha informado EFE. La previsión es que los dos primeros años sirvan para testear la capacidad productiva y que, a partir del tercer año, se puedan rondar las 500 toneladas de producción.

El cultivo de atún rojo ha sido objeto de controversia, ya que los defensores de la pesca sostenible consideran que esta práctica diezma a los futuros reproductores y porque, aparte de las elevadas cantidades de pescado que requiere el engorde (diez kilos de sardinas o caballa para producir uno de atún), una vez sacrificados son exportados a países como el lejano Japón,con todas las emisiones de gases que ello conlleva.