Atrás ha quedado el tiempo en que la electrificación total se limitaba a coches pequeños diseñados para el tráfico urbano. La llegada de una nueva generación de baterías permite grandes autonomías y mayores pesos, con lo que los coches 100% eléctricos han aumentado su tamaño y prestaciones. El Mercedes EQC que hoy probamos es un ejemplo de ello.

Dentro del campo de los SUV eléctricos este Mercedes no es pionero en su clase. Antes llegaron al mercado los Audi e-Tron y los Jaguar I-Pace. Pero es cierto que el EQC representa la punta de lanza de la ofensiva de la firma de Stuttgart en este campo de coches de 0 emisiones de CO2 y ha prometido el lanzamiento de diez modelos EQ totalmente eléctricos hasta 2022. Porque EQ ya se ha convertido en una submarca dentro de la firma de la estrella y que identifica a los vehículos totalmente eléctricos.

Por un precio final de 77.000 euros, el EQC se presenta como un SUV o todocamino de amplias dimensiones con 4,76 metros de largo, lo que le permite cinco amplias plazas de pasajeros y una zona de equipajes verdaderamente grande. Dentro de la gama Mercedes si sitúa en un punto medio entre los modelos GLC y GLE. Este EQC ofrece dos terminaciones: la Electric Art de serie, o la AMG Line, mucho más deportiva, con frontal diferente, un faldón de diseño específico, volante multifunción, etc...

En su estética, destaca una parrilla frontal de amplias dimensiones con la gran estrella central que no puede faltar. Destaca asimismo una línea luminosa horizontal de lado a lado cuando conectamos la luz de posición. En la parte trasera el techo lleva una forma descendente que le otorga cierto aire de coupé. Las llantas pueden llegar a las 21 pulgadas, pero en las versiones AMG son de aleación y diseño exclusivo. El interior tiene muchas similitudes con la Clase A y monta dos pantallas de información de más de diez pulgadas.

En la parte mecánica, el EQC monta dos motores eléctricos, uno en cada eje, cuya potencia conjunta llega a 408 caballos. Según los ingenieros alemanes, el delantero está estudiado para lograr la máxima eficiencia en la gama de carga baja o media, en tanto que el trasero marca la conducción más deportiva. De esta forma, cuando utilicemos el coche en cargas bajas, funcionará sólo con tracción delantera.