Prueba
La llegada de los coches eléctricos es ya una realidad. Son vehículos silenciosos, muy cómodos de conducir, tienen una gran aceleración y la carga, si se realiza en casa y solo se hacen trayectos urbanos no supone ningún problema. Eso sí, hay que tener una vivienda con posibilidad de instalación de un punto de recarga o disponer de una red de cargadores cerca de casa, en el trabajo o que esté muy próxima. Pero viajar, meterse en carretera es otra cosa y, por el momento, muy pocos coches ofrecen esta opción con algo de tranquilidad. Uno de ellos es el BMW iX 50 Xdrive, un todocamino que representa la máxima expresión de la tecnología de la marca alemana en este sentido y que sorprende nada más sentarse al volante. Al igual que muchos vehículos cien por cien eléctricos, desconcierta el enorme espacio que posee, la amplitud, la altura…
Un coche eléctrico tiene menos elementos mecánicos que uno de gasolina y eso, al final, se nota. Ese BMW iX tiene dos motores eléctricos que rinden una potencia conjunta equivalente a 523 cv, tracción total y un peso de 2.585 kilos. A pesar de que esta cifra pueda resultar escandalosa, el coche acelera y corre como si fuera un deportivo. En el modo Eficiente la aceleración resulta poderosa, y en los siguientes programas, Confort y Sport, la cosa resulta mucho más agresiva. Es lo que más sorprende al resto de pasajeros. No esperan que un todocamino con tales dimensiones, 4,9 de largo y 1,9 de ancho, salga «disparado» de esa manera y en total silencio como si fuera un cohete. De 0 a 100 acelera en apenas 4,6 segundos, pero es que de 0 a 50 son menos de 2,5. Cuando el coche está cargado completamente, el sistema ofrece una autonomía cercana a los 600 kilómetros, una cifra que se aleja de la realidad en función del tipo de conducción que hagamos. Si nos mantenemos en ciudad y circulando sin demasiados aspavientos (cosa que resulta complicada en este vehículo que invita a todo…) es cierto que podemos rodar sin parar a cargar al menos 450 kilómetros. Es decir, en circunstancias normales si realizamos un trayecto diario de 40 kilómetros podríamos pasarnos muchos días sin tener que enchufar el coche. Otra cosa es realizar un viaje. Lo primero de todo es que hay que advertir que viajar en un coche cien por cien eléctrico requiere de cierta planificación. Existen muchas aplicaciones que ofrecen información muy exacta de la situación de los cargadores, si están disponibles u ocupados y la última vez que fueron usados. A la hora de hacer un viaje hay que tener un plan A, B, C e incluso D.
Nosotros tuvimos la oportunidad de realizar hasta seis trayectos por carretera para completar una distancia superior a los 1.500 kilómetros. Con el coche cien por cien cargado y circulando a una velocidad normal entre 120 y 130 km/h la realidad es que el coche puede recorrer tranquilamente unos 350 kilómetros. Sin embargo, la «ansiedad» que provoca la incertidumbre de las aplicaciones y si habría o no cargadores que funcionen hace que cuando la batería alcance un 40% sientas la necesidad de parar en el primer cargador que te ofrezca el propio sistema del coche o las apps que uses en el móvil. Eso sí, una vez que conoces el funcionamiento del BMW cada vez adquieres más confianza y vas apurando más. Porque la realidad es que se puede viajar por carreteras principales sin riesgo.
Nosotros recorrimos un trayecto de 400 kilómetros por autovía con una orografía diversa en apenas cuatro horas, parando 20 minutos a recargar, un tiempo que empleamos en desayunar. La parada se produjo en una gasolinera que disponía de cargadores rápidos de Endesa X, que, aunque anunciaban una potencia más alta, lo cierto es que lo hicieron a 50 kwh. Una vez que haces dos o tres cargas el proceso es muy sencillo. Todo se puede hacer a través del teléfono móvil. Eso sí, antes hay que meter unos datos personales y asociar una tarjeta de crédito. Luego todo resulta sencillo. La cámara reconoce el código QR del «surtidor de energía», en nuestro caso el de CCS, se enchufa la manguera y desde la app vamos controlando el estado de la carga, la velocidad, el número de kilómetros que va aportando y el porcentaje y el tiempo que resta.
El iX carga a una velocidad asombrosa, sin entrar en demasiados tecnicismos. Para otro viaje de unos 280 kilómetros uno de los cargadores no funcionaba, a pesar de que la app decía lo contrario. Aun así, el BMW tenía suficiente autonomía como para ir al siguiente punto sin demasiada tensión. Pero claro, tuvimos que desviarnos un poco de la ruta y comer en un lugar no deseado para obtener la máxima carga. Los precios son ligeramente más baratos que si se tratara de un vehículo de gasolina o diésel, pero el placer de viajar en un coche eléctrico no es comprable a nivel de confort. Por dentro, el iX es todo comodidad y el grado de conectividad es, literalmente, impresionante. Posee dos grandes pantallas en el que la información fluye de una manera clara y con una resolución muy alta. El coche puede indicarte a través del mapa la situación de los cargadores, la distancia que existe y la velocidad de carga que poseen cada uno.
La potencia es descomunal y a nivel de consumo nos movimos entre un 20 y 25 kwh. A pesar de su precio, 105.000 euros, BMW demuestra con este coche que está muy delante de sus competidores en la propulsión cien por cien eléctrica. Y sí, viajar con un eléctrico es posible siempre que tengamos claro un plan para minimizar riesgos. Hay que planificar bien posibles contratiempos y olvidarnos de cumplir un tiempo concreto. Con un eléctrico no se puede improvisar, echar gasolina y coger «carretera y manta». Pero bien organizado, es posible hacerlo y con un grado de placer muy alto.