Congreso
Cerco al PSOE por la Ley de Seguridad Ciudadana: se baraja que se vote la semana que viene
Podemos y PNV, a favor de que se vote la semana que viene, mientras Esquerra y Bildu no se oponen.
El Gobierno afronta este mes de marzo un sprint legislativo, con varias leyes importantes en agenda. La primera de ellas es la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana (bautizada como ley «mordaza» por sus detractores), que podría quedar lista para votación definitiva para el Pleno del 21-23 de marzo. Eso sería así si este jueves la Junta de Portavoces de la Comisión de Interior decide incluirla en el orden del día de la sesión de la semana que viene y, de ahí, saltaría ya al Pleno.
Todo está en el aire y dependerá de la reunión de la Mesa de la Comisión de Interior que se celebra este jueves a primera hora. Ahí, el PSOE tiene dos miembros, igual que el PP, y Podemos tiene uno. Los socialistas aseguran que «lo más seguro» es que se vote la semana que viene en Comisión y, de esa manera, iría a la siguiente a Pleno para su votación definitiva. No obstante, el PSOE no lo tiene del todo claro porque, según fuentes parlamentarias, el martes hubo una reunión técnica con Letrados del Congreso y se detectaron errores en la redacción de la propia norma. Y, ante el temor de que puedan reproducirse los problemas jurídicos que ya se han dado a lo largo de esta legislatura con otras leyes (como la ley del «solo sí es sí»), los socialistas se están pensando qué hacer. El PP no ha decidido aún el voto de hoy en la reunión de la Mesa, aunque su posición es naturalmente contraria a la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana porque «desprotege» a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y defienden que se quede «en el cajón» y no se acabe votando. Podemos , sin embargo, está a favor de que la semana que viene vaya ya a Comisión y está metiendo presión. También el PNV está a favor de que haya votación, mientras que ERC y Bildu no se oponen.
Lo cierto es que la reforma legislativa sigue sin contar con apoyos suficientes porque Esquerra y Bildu siguen rechazando el texto que hay ahora. La redacción actual contiene más de una cuarentena de cambios con respecto a la Ley aprobada en 2015 por el Gobierno del PP, pero quedan cuatro preceptos que hacen encallar el pacto final. Esos cuatro preceptos son la desobediencia y resistencia a la autoridad (artículo 36.6); las faltas de respeto a los agentes (artículo 37.4); las devoluciones en caliente en la frontera (disposición adicional primera); y, la prohibición del uso de pelotas de goma (artículo 23).
De momento, hay alineamiento entre PSOE, Podemos y PNV. Esquerra y Bildu no se oponen a que la Ley se vote la semana que viene ya, aunque son determinantes para que prospere. Sin ambos partidos, la reforma legislativa no saldría adelante y, por ahora, las posiciones están muy alejadas. Y, además, se antoja muy complicado que puedan llegar a algún acuerdo sobre esos cuatro puntos porque republicanos y abertzales reclaman la derogación de los cuatro y apenas hay margen para encontrar puntos intermedios.
En este sentido, las dos formaciones quieren la prohibición, sin ambages, del uso de pelotas de goma y de las devoluciones en caliente. Desde PSOE y Podemos se ha ofrecido elaborar un protocolo para limitar su uso, pero Esquerra lo rechaza. Cabe decir que en Cataluña no está ya permitido el uso de pelotas de goma y eso es lo que Esquerra quiere que se extienda al resto de España con la intención de que si la Policía Nacional o la Guardia Civil tuvieran que actuar en la autonomía catalana tampoco puedan usarlas.
Sobre la resistencia a la autoridad y las faltas de respeto a los agentes, sí que hay más apertura a propuestas que busquen «objetivizar» los comportamientos que puedan suponer una infracción, porque los dos partidos independentistas denuncian que ambos artículos se aplican de forma «subjetiva» por parte de los agentes. Sin embargo, el PSOE se ha plantado también en estos puntos porque entiende que es un tema delicado y podría suponer la desprotección de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
La voluntad de todos los partidos es apurar los plazos y seguir negociando hasta el final, pero se hace complicado un acuerdo.
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